El Gobierno y los organizadores del Mobile World Congress (MWC) han chocado hoy con las versiones de la cancelación del evento, la mayor feria de telefonía móvil del mundo. Los responsables de GSMA han insistido en la incidencia de coronavirus y las recomendaciones médicas para explicar su decisión. "No es una cuestión de dinero", afirmaba el director general de GSMA, Mats Granryd, "nuestras prioridades son la salud y la seguridad para todo el mundo en el congreso, y en segundo lugar la reputación del evento".
John Hoffman, por su parte, se ha referido repetidamente a "causas de fuerza mayor" para justificar la decisión adoptada por los organizadores del MWC. Un argumento que ha esgrimido además para rechazar eventuales responsabilidades económicas ante las empresas que habían contratado espacios en la muestra con la organizadora, GSMA.
Una afirmación que choca frontalmente con las garantías médicas ofrecidas el día anterior por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, y la consellera de Salud, Alba Vergés. Mientras la ejecutiva de GSMA se reunía para decidir la continuidad del evento, Illa y Vergés comparecían en el Hospital Clínico de Barcelona junto a los máximos responsables sanitarios para dar garantías de que no existe un problema médico en Barcelona, ni en España.
La vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, ha ido más allá, al advertir que la suspensión del MWC se debe a «otras razones» más allá de las sanitarias. «No es por ninguna alerta sanitaria en nuestro país, que estamos en una situación de respuesta muy buena», ha asegurado Calvo.
También la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha rechazado tajantemente que pueda atribuirse la decisión de GSMA a causas médicas, destacando el excelente nivel de la sanidad española.
Los mensajes del Gobierno abonan la tesis, apuntada desde el sector de las tecnológicas, de que la celebración o no del MWC se había convertido en un frente más de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Las compañías chinas, en una situación especialmente comprometida por ser su país el epicentro de la epidemia de coronavirus, eran las más beneficiadas con la continuidad del Mobile. Y Huawei ha sido la única de las grandes que ha mantenido su apoyo a la feria hasta el final.
GSMA niega que la guerra comercial
Mats Grandryd, sin embargo, ha rechazado tajantemente esta opción. "Sin lugar a dudas no ha habido motivos ocultos", ha respondido al ser preguntado por esta posibilidad, "todo el mundo dice que es una preocupación de salud, de viajar y hacer que sus recursos de negocios estuvieran en cuarentena 14 días" tras el evento, ha asegurado para concluir que "es una situación de fuerza mayor".
Hoffman ha insistido en esta cuestión, reconociendo que no se trata de un problema de salud pública en España sino de una "cuestión logística". El consejero delegado de GSMA ha apuntado que la crisis del coronavirus ha dificultado la posibilidad de viajar en todo el mundo. "Gente que normalmente asiste no podría llegar a viajar", ha apuntado, "cuando volviesen a sus hogares hubiesen tenido que pasar por una cuarentena y estamos hablando de gente muy importante para sus empresas".
De hecho, ha señalado que el Mobile reúne a más de 8.000 presidentes de empresas tecnológicas para argumentar la suspensión de esa feria y no de otros eventos como la feria audiovisual ISA, que estos días se celebra sin aparentes problemas en Ámsterdam.
Garantizar la continuidad
En Barcelona, tanto la alcaldesa Ada Colau como la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera y el conseller Jordi Puigneró han evitado cuestionar la decisión de los organizadores del Mobile, pero han insistido en que no hay motivos médicos. Tanto los responsables instituciones como los directivos de GSMA han evitado cuidadosamente la confrontación, centrados en dejar claro que el compromiso del Mobile con Barcelona.
El MWC tiene contrato con Barcelona hasta 2023, ha recordado Hoffman, dejando claro que organizadores e instituciones evitarán hacerse daño para mantener esa colaboración. Por ello los responsables del Mobile han reconocido que no existe un problema específico de seguridad sanitaria en Barcelona. "Es el evento tecnológico más grande del mundo, con 100.000 asistentes de todo el planenta, teníamos que asegurar salud y seguridad de todos para mantener el prestigio del evento". ha concluido.
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