El estado de alarma ha dado al Gobierno poderes excepcionales para intervenir los mercados energéticos y sus precios. Pero descarta hacerlo porque augura que ni siquiera va a ser necesario. “No prevemos intervenir el sistema eléctrico ni empresas eléctricas”, ha sentenciado la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, en rueda de prensa. Tenemos capacidad para intervenir para garantizar el buen funcionamiento de los mercados y de los precios. Pero no prevemos hacerlo”.

Y la razón fundamental de no plantearse intervenir los precios de la luz y del gas natural que pagan los ciudadanos y las empresas españolas es que ya están bajando solos. Según ha subrayado la ministra, los precios ya están a la baja. El precio de la electricidad en el mercado mayorista, de hecho, está un 19% por debajo de lo que preveían los mercados de futuros hace sólo un mes, situándose en el entorno de los 30 euros por MWh estos días.

El estado de alarma decretado para hacer frente a la epidemia de coronavirus habilita al Gobierno para adoptar medidas de control reforzado de los mercados eléctricos y de gas, y de la comercialización de combustibles. Entre ellas, el Ejecutivo puede tomar el control y operar directamente todas las instalaciones de generación eléctrica (las centrales nucleares, de gas, de carbón, hidroeléctricas, renovables…) y las redes eléctricas.

También limitar o reformar de manera temporal el funcionamiento del mercado de electricidad y el de gas, o cambiar la retribución de reciben las compañías por la electricidad y por el gas y por las redes, condicionando así el recibo de luz y gas que pagan los clientes. De momento, en el Gobierno no se plantean hacerlo.

El real decreto con el que se establece el estado de alarma también daba potestad al Gobierno para congelar el precio de la tarifa regulada de gas (TUR) y de la bombona de butano durante los próximos seis meses para evitar que subiera. Este jueves Ribera ha aclarado que la congelación sólo se aplicará si los mecanismos de cálculo para establecer la tarifa del gas y de la bombona obligan a subir el precio. Si esos mecanismos conllevaran una caída del precio, la rebaja sí que se ejecutaría.