El tren, un coloso de 35 vagones, inició el viaje el 3 de junio casi desde el otro extremo del mundo. La estación de partida era la ciudad de Yiwu, en el oriente de la oriental China, y la semana pasada llegaba al sur de Madrid, a la terminal logística de Abroñigal, cargado de material sanitario anti-Covid.

Más de tres semanas de trayecto, 13.052 kilómetros, ocho países y tres cambios de ancho de vía para completar el trayecto de la denominada nueva ruta de la seda. La Yiwu-Madrid es la línea comercial de tren más larga del mundo y ahora también pretende ser clave en la importación de material sanitario para combatir la epidemia, o para estar preparados para las próximas.  

Desde China y tras atravesar también Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania y Francia, llegaban a la terminal logística cercana a Atocha 28,02 millones de mascarillas quirúrgicas y 425.100 buzos desechables de protección frente al virus, destinados a engrosar la reserva estratégica de material sanitario que Gobierno y comunidades están alimentando para prevenir necesidades futuras.

Durante lo peor de la pandemia, desde finales de marzo, la línea ferroviaria entre China y España ha estado siendo utilizada de manera constante para la importación de equipos de protección y material sanitario de todo tipo, también con compras realizadas por el Ministerio de Sanidad. Pero se trataba de algunos contenedores o vagones sueltos acoplados a los trenes que transportaban otras mercancías.

El tren que llegó a Madrid la pasada semana se trataba del primero en que todo el enorme convoy estaba ocupado exclusivamente por material sanitario adquirido por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (INGESA), el organismo del Ejecutivo que ha centralizado todas las compras durante la pandemia. Un trayecto fruto de la adjudicación al gigante danés DSV por 6,5 millones de un contrato de coordinación de la logística de transporte ferroviario, por carretera y aéreo del material comprado por Sanidad en China. DSV acumula contratos públicos del Gobierno español por unos 24 millones de euros durante la pandemia.

Durante los últimos meses, el Gobierno y las grandes empresas españolas que se han volcado en ayudar donando y trayendo material sanitario han optado por el avión como medio de transporte casi en exclusiva. Es el modo más rápido (unas 13 de vuelo para un Shanghái-Madrid), pero también es más caro. El Gobierno ha contratado vuelos chárter de carga para traer de urgencia material sanitario por los que ha llegado a pagar 1,2 millones de euros en los momentos críticos de la epidemia.

El Gobierno reorienta ahora su estrategia y está optando por otros medios de transporte más lentos, pero más baratos, para las compras de material con que ya cuenta el Sistema Nacional de Salud y cuya necesidad no es urgente, según apuntan fuentes del Ministerio de Sanidad. Desde el departamento dirigido por Salvador Illa se subraya que los costes del tren son aproximadamente quince veces menores que los del avión y que la capacidad de carga del tren que llegó de China la semana pasada equivale a la de cuatro aviones cargueros.

El Gobierno también se dispone a estrenarse en el transporte por barco de material sanitario. El Ministerio de Sanidad ha adjudicado al grupo naviero Hop Nhat un primer contrato para importar vía marítima mercancías vinculadas al combate de la epidemia desde Vietnam. Es una primera tentativa y el importe del contrato es de apenas 3.700 euros. Las rutas marítimas desde Asia y hasta España pueden llegar a dura más de mes y medio.

Durante el estado de alarma, España ha recibido más de 500 vuelos de carga dedicados exclusivamente al transporte de material sanitario, de los que varias decenas estaban fletados directamente por el Ministerio de Sanidad mediante adjudicaciones a DSV, Globalia, Iberia o Jumbo Tours. Otros son vuelos fletados por las comunidades autónomas o directamente por compañías privadas, algunas de manera altruista y otras como parte de su actividad comercial.