En Soto del Real, a 45 minutos en coche del centro de Madrid, recibían a unos 2.000 turistas en los fines de semana anteriores a la pandemia. Ahora llegan 4.500. Lo mismo ocurre en los municipios vecinos: El Boalo, Manzanares El Real, Miraflores y Guadalix de la Sierra. Sus alcaldes están preocupados. Con sus pequeñas plantillas de policías locales no pueden controlar la invasión de madrileños que llegan los sábados y los domingos. Y ahora temen una Semana Santa "terrorífica" donde el turismo dentro de la Comunidad se convierte en la primera opción debido a los cierres perimetrales del resto de regiones.

El "colapso" de turistas no es un problema de ahora. Estos pueblos lo llevan sufriendo desde la fase de desescalada en mayo del año pasado. En los últimos meses se han reunido con la Delegación del Gobierno en Madrid y con la Comunidad de Madrid. Ayer, los cinco regidores enviaron una carta a las dos instituciones pidiendo ayuda para controlar la afluencia de turistas en sus montes, caminos y calles y que se respetan las medidas sanitarias.

Salvo Guadalix de la Sierra, todos estos municipios se encuentran en la puerta del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Hay una particularidad que los diferencia con otros pueblos rurales del norte: están más cerca de la capital. "La diferencia de visitar Miraflores es que está a 40 kilómetros de Madrid y para llegar a Rascafría o a Horcajo tienes que pasar un puerto o recorrer 70 kilómetros por la carretera", destaca Luis Guadalix, alcalde de Miraflores.

La situación, denuncian en el escrito, es "insostenible". Los fines de semana se colapsan los aparcamientos, los caminos y las vías pecuarias. El madrileño que decide disfrutar un día libre en estos pueblos suele subir para hacer montañismo o senderismo y come en los restaurantes o bares del casco urbano. "Nunca ves un hueco. Tomarse una cerveza en una terraza es imposible", señala el edil de Miraflores.

Los municipios insisten en que no quieren recibir menos turistas, pero sí más medios para gestionarlos. "El buen tiempo hace que de forma natural quieran disfrutar de la Sierra de Guadarrama durante los fines de semana. Es un espacio maravilloso, pero se satura porque tiene una capacidad de aforos que no han sido evaluados y con los cierres perimetrales hace que se colapse. Lo vemos en La Pedriza, en el Puerto de la Morcuera o en la Fuenfría y en todas las áreas recreativas. Lugares con un aforo de 50 coches con 200 y 300 vehículos aparcados sin ningún tipo de regulación ni sanciones que impidan que eso se produzca", explica el alcalde de El Boalo, Cerceda y Mataelpino, Javier de los Nietos.

Las fiestas de los jóvenes se van a trasladar a la Sierra en Semana Santa por el buen tiempo y las vacaciones"

Javier de los nietos, alcalde de el boalo, cerceda y mataelpino

"No contamos con seguridad y sistemas de vigilancia para hacer ese seguimiento, el número de policías locales es muy reducido y los fines de semana cuadriplicamos la población (…) Esto es una tónica general en la Sierra pero ahora es un problema de seguridad sanitaria, antes sólo era medioambiental", aclara.

Miraflores y Manzanares El Real han sido habitualmente los municipios más turísticos de estos cinco. "Pero durante la pandemia especialmente en Soto ha habido un salto exponencial muy bestia. Esto nos ha hecho observar como en el Parque Nacional de Guadarama, una zona históricamente tranquila y desconocida, la gente se ha dado cuenta de que existen debido a la saturación. El efecto expansivo en los pueblos limítrofes nos ha hecho pedir axulio (…) Es imposible que los locales estén en 100 sitios a la vez", dice Juan Lobato, regidor de Soto.

En concreto, los ediles solicitan en la misiva un refuerzo de efectivos de la Seprona de la Guardia Civil y de los Agentes Forestales en las zonas con más afluencia del Parque Regional y del Nacional. También piden más guardias civiles que ayuden a los locales a controlar los accesos y los aparcamientos disuasorios de los cascos urbanos.

Temor a la Semana Santa

Ayer, el Consejo Interterritorial acordó el cierre perimetral de las comunidades durante el puente de San José y la Semana Santa menos de Baleares y Canarias. Solo Madrid rechazó el pacto. Desde hace días, el cerrojo autonómico se nota en las las reservas completas de los hoteles y casas rurales de Navacerrada, Rascafría, Guadarrama, San Lorenzo de El Escorial y hasta en una veintena de municipios más.

El Boalo o Miraflores temen que la oleada de turistas se intensifique durante estas fechas. "La Semana Santa puede ser terrorífica, las fiestas de los jóvenes se van a trasladar a la Sierra porque invita el buen tiempo y las vacaciones universitarias y escolares. Esas fiestas del centro se van a hacer en los chalés de los pueblos y en sus casas familiares. Va a generar un conflicto con los vecinos", señala el alcalde de El Boalo.

Desde Delegación del Gobierno confirman que se han reunido con estos municipios en varias ocasiones y que ya se reforzó la vigilancia policial durante otras épocas de la pandemia. Esta nueva petición, detallan, está pendiente de estudio.