El sector lácteo español vive instalado en una crisis perpetua. Pero este año la situación se ha agravado especialmente por el incremento de hasta un 30% en el precio de las materias primas con las que se alimenta al ganado. Y los dueños de las explotaciones denuncian que lo que les paga la industria no les sirve siquiera para cubrir los costes de producción, de los que la alimentación del ganado representa cerca de un 60%.

Critican además que las grandes cadenas de distribución fijen precios tan bajos que les dejan sin margen de beneficio. "En un sector donde el precio se construye de arriba a abajo, el incremento del coste de producción lo tiene que acabar asumiendo el ganadero porque no tiene forma de trasladarlo al coste final del producto", argumenta Ramón Artime, presidente de Asaja en Asturias.

Desde 2015, es obligatorio el uso de contratos para ejercer la venta de leche. Y como estos se firman con carácter anual, el precio disparado que registra la cebada, la soja o el maíz ha dejado ahora mismo atrapados a los ganaderos con un precio que no contemplaba es incremento de costes. Aunque la ley de la Cadena Alimentaria prohíbe vender la leche a pérdidas, muchos se ven obligados a firmar los contratos que les pone encima de la mesa una industria muy concentrada, con la que no tienen fuerza ni margen para negociar.

A diferencia de otros sectores, cuentan con un producto perecedero que si no colocan en el mercado, tienen que desechar y perder toda la inversión realizada. "Al final, quien compra la leche es la industria. Y por muy buen negociante que sea el ganadero, con la leche está vendido", se lamentan fuentes del sector.

Asimismo, señalan que la industria no quiere pagar precios superiores porque el precio en los lineales de los supermercados no se mueve. Pero confían en que se incremente la presión hacia la gran distribución. "Saben que si siguen comprando la leche a este precio, se van a quedar sin ganaderos porque cierran", resumen fuentes de Agrapol, una Organización de Productores de Leche (OPL) que se queja en una carta abierta del modelo cerrado de proveedores que usa Mercadona, a la que acusa de "arrastrar" al sector a mantener precios en el entorno de los 50/60 céntimos para sus marcas propias.

La crisis no es nueva, pero la sangría continúa. Según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), un 25% de los ganaderos lácteos ha abandonado la actividad en los últimos cinco años. Y entre enero de 2020 y enero de 2021, 725 se han quedado por el camino. España "está dejando morir a uno de sus sectores más emblemáticos", exclaman.

Uno de los problemas que ven los expertos consultados es que la ganadería láctea en España es un sector muy atomizado. Y esa división entre los propios productores les impide enfrentarse a la gran industria para negociar y obtener mejores precios. En Francia, por ejemplo, sí son más fuertes y capaces de llegar a acuerdos favorables.

El precio medio del litro de leche en 2020 fue de 0,332 euros, por debajo de los 0,3626 que los últimos estudios colocan como el coste de producción medio

Según la UPA, el precio medio de la leche en 2020 fue de 0,332 euros por litro, por debajo de los 0,3626 que los últimos estudios colocan como el coste de producción medio por litro. "Son cantidades pequeñísimas pero, a nivel global, son mucho", apunta Artime. Si se sumase la recogida, el transporte, transformación y beneficios industriales al coste de producción de un ganadero tipo, "creo que en los supermercados no tendría que haber un litro de leche por debajo de los 75 céntimos". Con eso, podrían obtener márgenes suficientes para satisfacer a todos los eslabones de la cadena.

Aunque los ganaderos acusan a los supermercados de tirar el precio de la leche de marca blanca para usarlo como producto reclamo para atraer a los clientes, fuentes del sector de la distribución replican que apenas un 20% de la leche líquida se comercializa mediante las marcas propias de cada cadena. Con todo, España necesita importar leche del extranjero, pues no produce suficiente para atender la demanda del mercado nacional; uno de los mayores consumidores de Europa de este producto.

Un operario trabaja en la elaboración de queso en la fábrica Don Apolonio en Malagón, Ciudad Real. EP Patricia Galiana / Europa Press

Y aunque año tras año se reduzca el número de explotaciones ganaderas de leche (de 132.000 a 11.000), la producción continúa aumentando. En este sentido, fuentes del sector destacan el esfuerzo que llevan años realizando para reconvertirse y adaptarse al mercado. ¿El futuro? Es una incógnita, pero no pinta nada bien.

"El Gobierno ni está ni se le espera"

Por su parte, "el Gobierno ni está ni se le espera", se queja Artime. Por cuestiones de competencia, no es posible fijar un precio mínimo al que vender el producto a la industria. Y, de momento, lo que está haciendo el Ministerio que dirige Luis Planas es elaborar un informe en el observatorio de la cadena alimentaria que pueda servir de referencia para orientar los precios hacia unas cifras que puedan satisfacer las demandas del sector primario.

Si todavía no se ha ido del todo a pique, añaden las citadas fuentes, es porque los productores consiguen salvar los márgenes por la leche que se dedica a los productos industriales, como la mantequilla, la leche en polvo o los quesos, cuyos precios finales de venta al consumidor son más elevados.

En 2019, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) multó a diez empresas del sector por prácticas anticompetitivas, en lo que se conoce popularmente como el 'cártel de la leche'. El órgano supervisor impuso una sanción de 80,6 millones de euros por presuntos intercambios información sobre los precios de la leche que compraban a los ganaderos entre 2000 y 2013.

Esto permitiría a los ganaderos afectados reclamar hasta un 10% de lo facturado a esas empresas en ese espacio de tiempo, siempre que la Audiencia Nacional confirme la resolución. Algo que, como muy pronto, llegará en 2022.