Las buenas intenciones en la implantación del coche eléctrico en España han saltado por los aires. Las empresas energéticas y el sector del automóvil han roto todos los puentes de unión para que uno de los proyectos más ambiciosos de España a nivel industrial se desarrolle en el menor tiempo posible.

Y es que, según fuentes del sector, Anfac y Faconauto exigieron a las compañías energéticas que están inmersas en la colocación de puntos de recarga por toda la Península Ibérica que las exigencias de Bruselas fueran compartidas para repartir los costes. Una propuesta que fue absolutamente rechazada por las compañías eléctricas. 

La guerra se inició pocos días antes de que se presentara el Barómetro de Electromovilidad, en el que en un principio iba a contar con el apoyo de todos los agentes que están inmersos dentro del proyecto del coche eléctrico en España, pero que finalmente tras el desacuerdo fue presentado tan solo por Anfac y Faconauto.

Estas dos asociaciones de las matriculaciones, junto a las empresas fabricantes del coche, deben dar respuestas al mercado y a Europa antes de que dentro de 14 años no se puedan vender automóviles de gasolina y diésel, que siguen siendo los más demandados en España. En Europa se deberán acometer inversiones por valor de 80.000 millones de euros por parte de los concesionarios. Los puntos de venta en España aseguraron recientemente que van a incrementar su gasto en esta materia de 1.800 millones para la instalación de puntos eléctricos que les corresponde.

Es aquí donde surgieron los problemas entre los concesionarios y las empresas eléctricas. Tanto Anfac y Faconauto exigieron al sector eléctrico al completo que el documento que se iba a publicar debía ser vinculante para ambas partes y que debían compartirse las inversiones. Aelec (patronal de las compañías eléctricas), que ha abierto una guerra con Naturgy por la factura de la luz, se negó en rotundo y comenzaron las discrepancias que se acrecentaron en el momento de presentar el informe. 

Las empresas eléctricas defienden que durante varios años se ha tenido que ceñir a la regulación de su propio sector y ha tenido que invertir y acatar unas normas estrictas que venían desde Bruselas. Por eso, remarcan que “no es de recibo” que las empresas de venta de coche quieran implicar a otras empresas en su regulación.

Críticas

Hace tres semanas durante la comparecencia los presidentes de Anfac y Faconauto para dar detalle del barómetro, lanzaron varios dardos envenenados al sector eléctrico. Gerardo Pérez, presidente de Faconauto llegó a decir que “existen voces interesadas” para que se instaure el coche eléctrico. “El aterrizaje del automóvil por carga eléctrica en nuestro país se está haciendo sin contar con las necesidades del ciudadano medio y sin que el propio país esté preparado”, sentenció.

Pero no acabó ahí su crítica: "Se está haciendo una transición ecológica sin pensar en la viabilidad del sector, para ricos y creada alrededor de un componente ideológico, desconectado de la realidad, que está penalizando al mercado y al ciudadano medio, que sólo puede comprarse un vehículo de combustión y provocando la destrucción de empleo”, apostilló en dicha convención el presidente de Faconauto.

José Vicente de los Mozos, presidente de Anfac, aseguró que sin “puntos de recarga, es difícil vender coches eléctricos”, dejando un claro mensaje hacia las empresas encargadas de instalar puntos públicos en nuestro país, como son las empresas eléctricas. De hecho, pidió en público “objetivos vinculantes”, a las administraciones nacionales.

La reacción del otro lado de la trinchera no se hizo esperar. Aedive (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico), que se ha posicionado del lado del sector energético, lanzó un comunicado que, si bien no hizo referencia directa al sector de las matriculaciones, dejó varios recados a los concesionarios, defendiéndose de las acusaciones de De los Mozos y de Gerardo Pérez.

El esfuerzo inversor de los operadores de recarga no solo se centra en el despliegue de los puntos de carga, sino también en proporcionar a los usuarios otras soluciones y servicios que hacen que la infraestructura de recarga para la movilidad eléctrica sea aún más eficiente (autoconsumo, segunda vida de baterías, etc)", aseguró Pérez.

Fuentes del sector, en conversación con este periódico, explican que las compañías energéticas ahora han aprovechado “la oportunidad” que el mercado propio de la electricidad se les ha presentado, pero insisten: “Durante años nos hemos ceñido a otras regulaciones y las hemos cumplido y hemos realizado importantes inversiones en el último lustro”.