Las menores restricciones a la actividad y el ahorro acumulado durante el último año ha provocado que el consumo se recupere con fuerza. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las pernoctaciones hoteleras de turistas nacionales en julio fueron superiores a las del mismo mes en 2019, es decir, antes de la pandemia.

La encuesta de coyuntura hotelera muestra que incluso hay algunos puntos turísticos donde la ocupación es mayor que en julio de 2019. Sin embargo, pese a haber recuperado la tasa de ocupación más de una veintena de puntos turísticos no han igualado el número de empleados que tenían los alojamientos en el séptimo mes del año.

Hay ejemplos por toda la península. Castelló de la Plana supera en un punto porcentual la ocupación que tenía en 2019 y se sitúa por encima del 60%, sin embargo, el número de empleados sigue siendo un 23% inferior al de hace dos años. Arcos de la Frontera tuvo una ocupación del 30% en julio, 9 puntos por encima de la que tenía en el mismo mes de 2019. Pese a esta recuperación, la cifra de empleados es un 40% menor.

Capitales de provincia como Zamora, Albacete o Lleida también superan ya la ocupación que tuvieron en julio de 2019, sin embargo, no han recuperado los empleados que trabajan en los alojamientos. En Zamora son un 20% menos, en Albacete todavía se sitúan un 25% por debajo y Lleida, la diferencia es del 19%.

En el Pirineo también ocurre lo mismo en lugares como Vielha o Jaca. En ambas localidades la ocupación hotelera es mayor que hace dos años, pero la cifra de empleados se sitúa por debajo de la de 2019. Ribadeo y Sanxenxo arrojan la misma imagen.

La radiografía general del turismo en nuestro país muestra que mientras que los españoles han hecho la maleta este año y han visitado otros puntos de la península, el sector se ha quedado a la espera de visitantes internacionales. Este hecho, sumado a las cifras de récord del turismo extranjero en 2019, provocan que la cifra de empleados haya pasado de 282.603 antes de la pandemia a 198.105 en julio de este año.

De hecho, tal como publicó este periódico, de los 286.000 empleados que siguen afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), la mitad corresponden al sector turístico. Se trata de empleos que en plena temporada turística no han vuelto a la actividad y, por ello, los expertos temen que terminen en situación de desempleo.

Por sectores, y según los datos de julio, 78.000 trabajadores en ERTE pertenecen a la restauración (servicios de comidas y bebidas); 55.000, a los hostales y hoteles (servicios de alojamiento), reuniendo entre ambos a casi la mitad de los afectados; 28.000, al comercio al por menor; 17.000, al comercio al por mayor; 16.000, a las agencias de viajes y operadores turísticos y 13.000 a actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento.

Visitantes extranjeros

A principios de la temporada turística, el sector ya advertía que este verano sería “a medio gas”. Tanto es así que las aerolíneas planeaban rutas de corto y medio alcance, a la espera de recuperar los vuelos transoceánicos. 

Estas expectativas se están cumpliendo a juzgar por los datos publicados por Estadística. Las pernoctaciones de viajeros no residentes en España siguen estando un 59% por debajo de las registradas antes de la pandemia. Los últimos datos sobre llegadas de extranjeros, correspondientes a junio, señalan que el número de turistas extranjeros que llegaron a nuestro país bajó en 6,1 millones y el gasto cayó a una cuarta parte de los 9.686 millones contabilizados en el mismo mes de 2019.

Con todo, aunque el turismo y el consumo muestran síntomas de recuperación, el sector espera con los brazos abiertos a los visitantes extranjeros para poder recobrar el empleo que todavía no se ha recuperado.