El tirón del turismo nacional ha permitido salvar los muebles en un verano marcado por la ausencia de viajeros internacionales. Tras muchos meses de pandemia, los alojamientos turísticos han visto cómo la afluencia de visitantes domésticos ha permitido amortiguar el impacto que podría haber llevado al desastre al sector.

A falta de cerrar las estadísticas oficiales del mes de agosto, las patronales manejan ya sus estimaciones sobre el comportamiento de los principales destinos con la costa occidental andaluza, la cornisa cantábrica y algunos destinos del levante como enclaves de referencia que han rozado niveles previos a la pandemia.

Pero a pesar de haber superado algunas de sus expectativas, el sector pide no echar las campanas al vuelo. No en vano, la mitad de los ERTE que hay activados en España en este momento corresponden al sector, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo esta misma semana.

"Hay muchos deseos de triunfalismo que no se corresponden con la realidad que atravesamos; hemos ido de menos a más pero distamos mucho de que la recuperación se esté consolidando", advierte José Luis Zoreda, vicepresidente de la alianza turística Exceltur.

Aunque en determinadas zonas, las cifras no permiten evitar cierta euforia. El sector hotelero de la provincia de Huelva ha cerrado el mes de agosto con una ocupación del 84%, mientras que el gaditano lo ha hecho con un 90%, según datos de la Federación Provincial de Empresarios de Hostelería de Cádiz (Horeca). Esto supone situarse al borde de los registros del mismo mes de 2019, cuando se alcanzó un 91,54%. La cifra es extensible al mercado de las viviendas turísticas de ambas provincias.

En cambio, en otras como Málaga se ha dejado notar más la dependencia de los visitantes extranjeros. Según la Asociación de Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), el mes turístico por excelencia en la provincia ha cerrado con un 76,42% de ocupación, lo que supone un 14,83% menos que en agosto de 2019. Además, sólo el 31% de los visitantes eran internacionales. Esto provoca que los hoteleros miren con "incertidumbre y gran preocupación" lo que puede suceder en los próximos meses, si cae la demanda nacional y la turoperación no termina de repuntar.

Imagen de la playa de Málaga.
Imagen de la playa de Málaga. Álex Zea / Europa Press

Otras zonas del levante español se han comportado especialmente bien. Los hoteles de la Costa Blanca terminaron agosto con una ocupación media del 89,8%, que no supera los niveles del mismo mes de 2019 (92,2%). En cambio, en Benidorm sí se ha dejado notar la caída de los extranjeros y ha cerrado con una ocupación media del 83,6%, frente al 93,3% de hace dos años. Por su parte, la provincia de Castellón terminó el mes con un 90,5% de ocupación hotelera, apenas media décima menos que los registros previos a la covid-19.

En la costa catalana, en puntos como la Costa Brava Norte, los hoteles han estado a un 80% de capacidad, mientras que en centro se ha elevado hasta el 90%. En la comarca del Maresme, julio cerró con un 30% de ocupación, que ha logrado remontar hasta el 65% gracias a los visitantes franceses en agosto.

La ocupación más alta registrada en Barcelona se quedó en solo el 70%, con la mitad de la planta hotelera aún cerrada

Por su parte, en la ciudad de Barcelona, la cifra de turistas era cuatro veces menor a la que se registraba antes de la pandemia. De 60.000 huéspedes antes del covid, a sólo 15.000 cada noche en la ciudad condal. La ocupación más alta registrada en la segunda quincena de agosto se quedó en solo el 70%, con la mitad de la planta hotelera aún cerrada. Y cifras similares se registraron en los pisos turísticos.

La cornisa cantábrica es otro de los grandes focos donde se ha concentrado la afluencia de viajeros nacionales. Todas las autonomías de la zona norte de la península han conseguido datos de actividad muy buenos. En localidades de las Rías Baixas como Sanxenxo (Galicia), la ocupación media ha sido del 87%, por lo que el sector hotelero cierra la temporada estival con una ocupación prácticamente igual a la cifra récord del verano de 2019. Y a nivel general, la actividad en la Comunidad ha superado las expectativas. En la provincia de Pontevedra, el turismo rural ha alcanzado el 90’7% y en torno al 100% en las viviendas turísticas.

En Asturias, los datos de ocupación en julio han alcanzado el 76%, mientras que en agosto ha subido al 92% en el conjunto de alojamientos. En 2020, la ocupación era del 69% y el 85%, respectivamente. Cantabria fue en julio la segunda comunidad con mayor ocupación hotelera de España, con 10 puntos más que la media nacional.

Canarias y Baleares

El contrapunto lo ponen los archipiélagos canario y balear. En el primero, el hándicap del avión ha jugado en su contra durante este verano. La Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro asegura que la ocupación hotelera en agosto cerró con una media de entre el 65% y el 75%, aunque sólo está abierta el 78% de la planta hotelera.

"Hemos salvado los muebles este verano por el turismo local", añade José María Mañaricua, de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas. En efecto, son los desplazamientos de los dos millones de canarios los que han permitido sostener abiertos los establecimientos, con niveles de ocupación del 60-70%. "Eso supone tener la mitad de la producción turística respecto a 2019", puntualiza.

La playa de la Victoria abarrotada de bañistas en el puente del 15 de agosto en Cádiz (Andalucía).
La playa de la Victoria abarrotada de bañistas en el puente del 15 de agosto en Cádiz (Andalucía). Nacho Frade / Europa Press

Por su parte, el mes de agosto finaliza en Mallorca con el 89,32% de la planta hotelera abierta, aunque con sólo un 65% de ocupación durante la primera quincena. Algunos municipios más dependientes del mercado alemán ni siquiera han logrado alcanzar esos niveles. En cualquier caso, en Baleares se congratulan de haber sido el destino principal dentro de la oferta turística española, aglutinando el 42,5% de todas las pernoctaciones de extranjeros en España en julio.

En el resto de Comunidades, Cataluña registró un 70,7% menos de visitantes internacionales que en el mismo mes de 2019, mientras que Madrid retrocedió un 65,4%. Asimismo, el archipiélago canario contó con un 57,5% menos de viajeros, mientras que Andalucía se dejó un 52,8% y la Comunidad Valenciana un 47%.

Turismo de interior

Al margen de los destinos de sol y playa, este verano ha tenido un especial repunte el turismo de interior. La ocupación rural media en España en los meses de julio y agosto se situó en el 56,5%, lo que supone el mejor dato registrado en los últimos años, según datos de la web EscapadaRural.com publicados este mismo viernes. Por comunidades, entre las favoritas están Navarra, Asturias, Galicia, Murcia, Cantabria y Andalucía.

Frente a eso, el turismo urbano en ciudades grandes dependientes de los visitantes foráneos aún sigue de capa caída. La ocupación hotelera de la Comunidad de Madrid durante este verano ha alcanzado el 46,17%, frente al 72,81% que registró en 2019, según una encuesta realizada por la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM). Eso sí, aún falta por conocer en términos estadísticos cómo ha afectado durante la recta final de agosto la moderación de ciertas restricciones por parte de mercados emisores claves para nuestro país.

En cualquier caso, desde la patronal Exceltur insisten en que por mucho que el turismo nacional haya servido para capear el temporal, no debe perderse de vista lo incierto del sector. Zoreda insiste en que las ayudas prometidas y aprobadas por el Gobierno no terminan de llegar a las empresas. "Muchas se encuentran en una situación en que si no reciben estos fondos, están a punto de cerrar", concluye.

De momento y a la espera de cómo evolucione la pandemia y las distintas líneas de negocio, todos confían en que finalmente se acuerde entre el Gobierno y los agentes sociales la prórroga como mínimo hasta final de año de los ERTE que caducan el 30 de septiembre.