España y el resto de Occidente imploran porque los precios de las materias primas derivadas de la energía finalicen su tendencia alcista. Pero, el Banco de España, a pesar de que los futuros de los mercados intuyen cierta relajación en los precios, señala que las economías pueden sufrir más de la cuenta en 2022 “ante la incertidumbre” que atañe a estos mercados.
En concreto, en el Informe Trimestral de la Economía Española y las proyecciones macroeconómicas 2021-2024, que ha publicado este viernes el BdE, se incide en que “el impacto sobre la actividad económica del actual episodio de repunte de los precios de la energía, cuya duración es aún muy incierta, podría ser relativamente persistente y desigual entre países”. Esta situación, por tanto, obligará a revisar periódicamente las proyecciones del PIB y de la inflación.
El Banco de España indica que dichas perturbaciones en el sector energético “distorsionan el impacto de los costes de las empresas y la renta disponible de los hogares”. El organismo incide en que la crisis condiciona las sendas futuras de consumo y de inversión, “lo que provoca que sus efectos sobre el conjunto de la actividad económica puedan prolongarse más allá de la propia duración del shock”.
En dicho informe, los economistas del BdE remarcan que una prolongación de dicho escenario, desviará las proyecciones de la inflación, que afectará a "las condiciones financieras, con posibles efectos adversos sobre la vulnerabilidad de los agentes más endeudados y sobre la disponibilidad y el coste de los nuevos flujos de financiación”.
El supervisor remarca que no todos los países han sufrido y sufrirán la crisis de igual manera. España, al igual que otros países importadores de materias primas para generar energía, han tenido que soportar la reducción del “poder de compra de los hogares y se han incrementado notablemente los costes en algunos procesos productivos, lo que ha moderado la intensidad de la recuperación”.
El Banco de España, en este sentido, prevé que la inflación se mantenga en un 3,7% durante el 2022, siete décimas más de lo que va a cerrar este año. Por tanto, el organismo revela que de cara al futuro, “un hipotético recrudecimiento de las tensiones geopolíticas podría reavivar las presiones sobre los precios del gas en Europa”. Con este mapa, a juicio del BdE, no pueden descartarse “tensiones inflacionistas adicionales a través de efectos” .
9% del PIB industrial
La situación energética, además de crear una inflación récord en los últimos 32 años, también va a repercutir negativamente en la economía global. Así, y debido a la dependencia del gas en numerosos sectores industriales, el Banco de España calcula que el PIB industrial mundial ha tenido un efecto adverso durante este año del 7%. Para 2022, las perspectivas siguen siendo negativas y el BdE cifra en una contracción del PIB del 9% para la Industria mundial.
Esto se debe a que las empresas han tenido que verse obligadas a parar producción, bien sea por el insostenible coste a la hora de fabricar bienes o bien por la falta de gas, situación que se ha visto en anteriores meses en varias regiones de Occidente.
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