Telefónica ha pinchado en hueso para poder crear la mayor operadora de telefonía móvil en Brasil. La Fiscalía brasileña se opone a la venta de Oi a Telefónica, Claro y TIM cuando hace tan solo una semana el regulador del país dio el visto bueno a la operación. A pesar de que la decisión no es vinculante esta recomendación supone un jarro de agua fría a los intereses de la compañía española.

El representante del Ministerio Público Federal de Brasil en el consejo de Competencia del país (CADE), Waldir Alves ha destacado los problemas para la competencia que derivarían de que los tres principales operadores de telefonía del país se hicieran con los activos del cuarto, en un régimen equivalente al concurso de acreedores en España.

En principio, el organismo se reunirá el próximo miércoles para decidir si aprueba la venta del operador brasileño para trocearlo en tres partes después de la subasta acometida el pasado 2020.

La operadora Vivo, señala en un comunicado que "contrariamente a lo que afirma el fiscal, la oferta fue realizada conjuntamente por las tres empresas, pero no en forma de consorcio, y dará lugar a tres adquisiciones absolutamente independientes por parte de los compradores, que siguen y seguirán compitiendo enérgicamente en el mercado. Las características de la compra propuesta pretenden preservar y fomentar la competencia en el mercado de la telefonía móvil"

Dicha operación está tasada en unos 2.700 millones de euros y las tres operadoras llegaron a un acuerdo para adquirir Oi, tras entrar en concurso de acreedores. A Telefónica, le corresponden 10,5 millones de clientes, 43MHz de espectro con contratos de uso de 2.700 emplazamientos de acceso móvil a cambio de un pago de 5.500 millones de reales (921 millones de euros).

La compañía, de momento, no ha querido a entrar a valorar esta decisión y fuentes de Telefónica llaman a la “prudencia y a la calma” hasta que se produzca un veredicto final. Esta operación se encuentra dentro de la estrategia de Telefónica.

Su hoja de ruta está marcada desde hace varios años, la operadora se apoya en cuatro mercados, uno de ellos Brasil. Una vez que se cumplan todos los condicionantes, la empresa de telecomunicaciones tendrá que pagar 900 millones de euros y tendrá una cartera de unos 10 millones de clientes.