El Banco de España alertó este miércoles, de nuevo, del riesgo que supondría subir los salarios en línea con la inflación actual. Sostiene que crearía más y más inflación, una espiral difícil de contener. Pero a la hora de afrontar que los trabajadores no pierdan tanto poder adquisitivo como lo están haciendo en la actualidad, el director general de Economía y Estadística de la institución, Ángel Gavilán, introdujo una nueva posibilidad: tomar como referencia la inflación subyacente, aquella que no tiene en cuenta los precios de la energía ni los de los alimentos no procesados, que son más volátiles.

"Si se establece alguna referencia debería estar más en el bloque de la inflación subyacente", sugirió Gavilán este miércoles, en la presentación de las nuevas previsiones macroeconómicas del Banco, introduciendo también que "si se establecen este tipo de referencias" sería "interesante" que se hiciera "a nivel plurianual", pero en ningún caso tomando la inflación general, ya que "está totalmente distorsionada".

Desde hace unas semanas, los sindicatos CCOO y UGT están pidiendo a los empresarios subir los salarios para evitar que los trabajadores pierdan poder de compra con los actuales precios, y exigen incluir en los convenios colectivos cláusulas que liguen, de una manera u otra, las retribuciones al IPC. Pero los empresarios se niegan a aumentar sueldos en la situación actual, y el acuerdo se antoja difícil, a la vez que los precios no dejan de aumentar.

El Banco de España publicó este miércoles sus nuevas previsiones económicas. En ellas recoge que el PIB español crecerá este año, pero menos de lo que había estimado hace tres meses, y que los precios se dispararán más que duplicando la tasa media que alcanzaron el año pasado. Según sus cálculos, el PIB español aumentará un 4,5% este año, frente al 5,4% que creía en diciembre, y un 2,9% en 202, que hace tres meses era un 3,9%. En 2024 estima que el crecimiento será mayor del inicialmente previsto, avanzando un 2,5% frente al 1,8% antes previsto.

Los nuevos cálculos también implican que la recuperación llegará en el tercer trimestre de 2023 y no a finales de 2022, como creía el año pasado.

Del lado de los precios calcula una inflación media anual del 7,5%, muy por encima del 3,7% que hasta ahora figuraba en sus previsiones. El Banco lo estima así porque cree que el IPC seguirá en el entorno del 10% hasta el verano, batiendo aún nuevos récords. En marzo la inflación ascendió hasta el 9,8%, cifra que no se alcanzaba desde hacía 37 años.

En este contexto, el Banco considera particularmente importante evitar generar todavía más inflación. El dilema es el siguiente. Ante las fuertes subidas que están experimentando los precios de los bienes y servicios, también de los más básicos, los sindicatos exigen a los empresarios que aumenten los salarios a través de los convenios colectivos. De lo contrario, los trabajadores están viendo reducirse, mes a mes, su poder adquisitivo, ya que con el mismo salario pueden consumir menos, porque todo es más caro.

Pero si los empresarios aceptan y suben los sueldos en la misma medida en que aumentan los precios, y después repercuten ese aumento de costes en los productos que ofrecen, la teoría económica apunta que se produce una escalada de inflación. Subirían los precios de consumo, seguiría creciendo la inflación, los sindicatos volverían a exigir subir salarios, y así hasta el infinito.

"El pacto de rentas implica un reparto de pérdidas"

Ligar los sueldos a la inflación subyacente eliminaría el riesgo de generar esa espiral de precios, ya que los salarios subirían significativamente menos que los productos y servicios. Pero también implicaría perder poder adquisitivo. Si actualmente los salarios aumentasen con la inflación subyacente, crecerían un 2,8%. Siendo el IPC actual del 9,8%, perderían casi 5 puntos de poder de compra.

"El pacto de rentas implica un reparto de pérdidas, eso hay que tenerlo claro", explicó este miércoles Gavilán. "Nos enfrentamos a un shock negativo, no es razonable que ante este shock haya algún grupo que salga ganando. Hay que repartir pérdidas entre todos", constató. Al mismo tiempo, remarcó que el pacto de rentas "es importante y necesario para la economía española".

También valoró que "una especie de pacto nacional que sirva de guía para todos los sectores" podría "ser útil", y en cualquier caso descartó "volver a indexar la economía a la inflación. "Sería un error volver a hacerlo, introduce rigideces y generalidades que son peligrosas. Hay que evitarlo". Gavilán hace así referencia a las cláusulas que ligaban salarios a inflación, muy comunes en los años 2000 -llegaron a afectar al 70% de los trabajadores en convenio-, pero casi desaparecidas en la actualidad.

Desde marzo, las organizaciones sindicales CCOO y UGT y las de empresarios CEOE y Cepyme están negociando el nuevo Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), que funciona como una guía para los negociadores de los convenios colectivos, ya que el anterior caducó en 2020. Actualmente han interrumpido las reuniones por la incertidumbre económica, que les imposibilita llegar a un acuerdo.

Sin embargo, mientras tanto, los sueldos pactados en convenio subieron un 2,26% hasta febrero, cinco puntos por debajo del IPC de ese mes y algo por encima de lo que aumentaron de media en 2021 (1,47%), según datos de la estadística de negociación colectiva del Ministerio de Trabajo y Economía Social. 

En ese mismo sentido, el Banco constata que solo se observa un repunte moderado de las tarifas salariales pactadas, por lo que los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo. No es el caso de los jubilados, ya que las pensiones están ligadas a la inflación desde el pasado año y el Gobierno no piensa cambiarlo, como han apuntado ya en diferentes ocasiones, a pesar de que con una inflación del 7,5% el gasto en pensiones el próximo año se elevaría en 12.600 millones de euros más, también según cálculos del Banco (1.800 millones de más por cada punto porcentual que aumenten, un 7% de noviembre a noviembre).

Si los empresarios y trabajadores llegasen a un pacto que equiparase los sueldos con la inflación, el Banco de España cree que el IPC medio anual se dispararía hasta el 9,8% aproximadamente, y que reduciría el crecimiento del PIB hasta el 4,1%, cuatro décimas, y hasta el 2,3% en 2023, seis décimas. En 2024 el impacto en el PIB sería de cuatro décimas a la baja, retrasándolo hasta el 2,1%. Esto sin entrar en el efecto que tendría una espiral de inflación sobre la economía española a largo plazo.