Hace tiempo que dejó de ser una circunstancia, un bache o una coyuntura puntual para convertirse en un problema que amenaza con convertirse en crónico. En Euskadi apenas nacen niños. La curva de la natalidad ha fluctuado en las últimas décadas entre cimas y valles en las gráficas demográficas anuales. Sin embargo, desde hace casi tres lustros, desde el año 2008, la caída es imparable. Si entonces nacieron algo más de 21.000 niños y niñas, el año pasado apenas superaron la barrera de los 14.000, sumando otro -3,3% a la caída.

Y el verdadero problema, el severo, está por llegar. En menos de tres décadas, el País Vasco se convertirá en una sociedad muy envejecida, con más de la mitad de su población en edad de jubilación y dependencia, con altas necesidades asistenciales y sanitarias y que deberá hacer frente al pago de cientos de miles de pensiones más y sin mano de obra que las soporte. Las estimaciones del Gobierno vasco apuntan a que para 2050, si no se revierte la tendencia, la economía vasca se quedará sin casi 400.000 trabajadores.

Es uno de los retos sociales y económicos más graves que afrontan las administraciones vascas. El Gobierno de Urkullu lo fijó como una urgencia en cuanto llegó al poder, pero las medidas en forma de pequeñas ayudas por nacimiento de hijo se han demostrado insuficientes e inútiles para corregir la tendencia. Ahora el Ejecutivo anuncia nuevas ayudas: 2.400 euros al año por hijo menor de tres años, guarderías gratis y ayudas para favorecer la emancipación de los jóvenes.

En dos décadas se habrá jubilado la práctica totalidad de la generación 'baby boom'. En el año 1975, el considerado el último de este periodo de alta natalidad en el conjunto del país, sólo en el País Vasco nacieron casi 40.000 niños y niñas. Hoy para alcanzar esa cifra se debería sumar los nacimientos de casi tres años. La tasa de nacimientos por cada 1.000 habitantes está en 7, tres menos que los 9,9 de 2008 y menos de la mitad de los 19 nacimientos por millar de habitantes de 1975.

Sin reemplazo generacional

El impacto social es ya evidente en muchos aspectos, también en la economía. Así, la red de centros escolares vascos ha visto cómo en sólo seis cursos se reducía su número de matriculaciones en 11.000. En las últimas dos décadas la cantidad de personas en edad de trabajar se ha reducido en 92.000. Los empresarios vascos hace años que vienen alertando de los problemas que esta situación ya empieza a generar en forma de falta de mano de obra y la necesidad de tener que recurrir a otros mercados en caso de requerir determinados perfiles.

La tendencia no es exclusiva de Euskadi, sino que se podría trasladar al conjunto de España. Sin embargo, en el caso vasco sorprende que, pese a tener el índice de desempleo juvenil más bajo del Estado, el 17% frente al 30% de media nacional, los ratios de emancipación y de paternidad y maternidad son mucho más bajos. Naciones Unidas estima que para asegurar un sano reemplazo generacional el número de hijos por mujer debería rondar los 2,13. En Euskadi esa cifra es casi la mitad, 1,3 hijos. En el caso de la generación de las madres de las mujeres hoy en edad fértil ese reemplazo generacional se llegó a alcanzar y a superar con crecer, con 2,5 hijos por mujer, en el de sus abuelas.

La gravedad de la situación empieza a calar entre la sociedad. Tres de cada cuatro vascos cree que la situación de la demografía es grave o muy grave. Sin embargo, las generaciones en edad de tener hijos justifican su demora en la maternidad y paternidad en las dificultades económicas para acceder a un empleo, la mala calidad de los mismos, los problemas de acceso a la vivienda o la necesidad de demorar el momento de ser padres.

Emancipación tardía

Esa realidad contrasta con la teoría. Si se les pregunta a los jóvenes, la mayoría considera que los 28 años sería una edad ideal para tener el primer hijo, pero la realidad es que este hecho vital se produce de media a los 32,6 años. Ocurre algo similar cuando se consulta por el número de hijos ideal, la media sería 2,2 hijos por mujer, pero la realidad sitúa esa cifra justo en la mitad.

Ahora el Ejecutivo vasco se ha propuesto crear el "ecosistema" adecuado para facilitar la maternidad y la paternidad. En los últimos años además de las ayudas económicas también se han aprobado medidas y normas para mejorar los ratios de conciliación familiar en aras a facilitar el cuidado de niños o el acceso a la vivienda, sin que por el momento la curva demográfica registre repunte alguno. Y la caída no es aún mayor gracias a la población llegada de otros países que compensa en parte la ausencia de nacimientos entre los jóvenes vascos.