El efecto de la inflación en los principales mercados emisores de turistas para España puede tener consecuencias a corto plazo. El Banco de España alerta de una posible fuga de viajeros hacia otros enclaves más baratos. "La pérdida de poder de gasto podría desembocar en una pérdida de atractivo frente a destinos alternativos del Mediterráneo con niveles de precios más bajos", dice el organismo que preside Pablo Hernández de Cos. En concreto, cita el caso de Turquía, que se ha recuperado de forma vigorosa hasta superar en el tercer trimestre de 2022 los niveles del mismo período de 2019.

El supervisor pone la lupa sobre las consecuencias de la inflación y la guerra de Ucrania sobre la recuperación de la demanda extranjera en un artículo titulado 'La recuperación del turismo internacional en España tras la pandemia'. "Las perspectivas a corto plazo son positivas, en línea con la evolución de los indicadores de tráfico aéreo, aunque el balance de riesgos está sesgado a la baja, debido al deterioro de las perspectivas económicas en nuestros principales mercados emisores de turistas y al ascenso de los precios, que merma la capacidad de gasto de los hogares", insiste el organismo.

Además, subraya que a los citados factores hay que sumar "la vulnerabilidad del sector turístico español a episodios de debilidad de la libra esterlina", pues el Reino Unido se erige como el primer mercado de origen de turistas hacia nuestro país. Al igual que Alemania -el otro gran emisor- el flujo de visitantes todavía no se ha recuperado, situándose un 14% y un 8% por debajo de las cifras previas a la pandemia, respectivamente.

En este sentido, el BdE recuerda que la velocidad de recuperación se ralentizó a lo largo de los meses de verano y que ambos mercados mostraron un comportamiento menos dinámico como consecuencia de la escalada de la inflación y, sobre todo en el primer caso, de las repercusiones negativas de la guerra, en particular sobre el encarecimiento y el suministro del gas natural.

El Banco de España considera además que los factores que han sostenido y hecho repuntar la demanda de viajes internacionales, tales como la demanda embalsada y el ahorro acumulado durante la pandemia, "previsiblemente perderán vigor en los próximos meses". También cree que "la reactivación de las llegadas de países asiáticos sería todavía muy débil como resultado de unas políticas sanitarias más estrictas, en particular en China".

En este sentido, considera que tenderán a ejercer más influencia los factores más desfavorables que caracterizan la coyuntura actual como la evolución y las consecuencias de la guerra en Ucrania, el deterioro de las perspectivas económicas en los grandes mercados emisores de turistas para nuestro país y la erosión de la capacidad adquisitiva de los hogares fruto de la escalada de precios.

El supervisor también recuerda que en un horizonte a medio plazo, el turismo internacional en España es muy dependiente del transporte aéreo. Y en este punto recuerda que su coste se puede encarecer en el contexto de la transición verde en la que está inmersa la Unión Europea. Un factor "que podría acarrear un encarecimiento de los costes de los vuelos en avión debido a las emisiones que genera este medio de transporte con la tecnología actual", subraya.

Este extremo podría afectar más intensamente al turismo de largo radio, "en el que el peso del gasto en transporte aéreo es elevado", y en ciertos segmentos de los viajes de negocios, "ya que las empresas podrían reducir este tipo de viajes para disminuir la huella de carbono de su actividad".

El BdE reconoce, eso sí, que a pesar de todas las fuentes de incertidumbre que relata en su informe, "España tiene un atractivo relevante como destino turístico, gracias a su percepción como destino seguro y a la calidad de sus infraestructuras".

Transformar destinos con los fondos europeos

El supervisor también llama la atención sobre la gestión de los fondos europeos de recuperación en el ámbito turístico. Y su exposición coincide con las tesis que defiende la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), donde están representadas las grandes hoteleras y aerolíneas.

En contra del modelo elegido por el Gobierno para repartir el dinero comunitario entre multitud de proyectos por toda España con escaso poder transformador, el supervisor es partidario de realizar inversiones "para renovar y mejorar las zonas turísticas, en particular de los puntos más saturados y maduros".

El organismo cree que "a largo plazo, la evolución del turismo internacional está condicionada por la posibilidad del sector de continuar mejorando su capacidad para atraer turismo de mayor perfil de gasto, lo que requiere consolidar las ganancias de calidad y ahondar en la diversificación de la oferta turística".

Precisamente, la patronal que preside el CEO de la hotelera Meliá, Gabriel Escarrer, lleva tiempo denunciando la ausencia de un Proyecto Estratégico (PERTE) para el turismo, a imagen y semejanza de lo que se ha hecho con sectores como el de la automoción o el agroalimentario.

Turismo de negocios vs vacacional

Por otro lado, el BdE recalca que la recuperación del turismo de negocios está algo más avanzada que la correspondiente al turismo de vacaciones y ocio, aunque estas últimas representan cerca del 91% del total. El organismo que preside Hernández de Cos cree que aún es "pronto para diagnosticar el nivel de equilibrio del turismo de negocios a medio plazo tras el impulso al proceso de digitalización en el entorno empresarial que acarreó la pandemia". No obstante, considera que esta reactivación del turismo de negocios podría reflejar factores transitorios asociados a una demanda embalsada de viajes profesionales una vez superada la pandemia.

Asimismo, el informe destaca también que el turismo que viaja con paquete turístico se recuperó más lentamente y aún permanece sensiblemente por debajo de las cifras del tercer trimestre de 2019. Eso sí, destaca la mejoría durante el pasado año del alojamiento hotelero, que ha sido significativamente más sólida que la de otras formas de alojamiento extrahotelero.

Las llegadas de turistas alojados en viviendas propias, en alquiler o de familiares permanecieron entre un 14% y un 27% por debajo de las cifras previas a la crisis sanitaria, mientras que las llegadas de turistas alojados en hoteles se situaron a tan solo un 4,6% del nivel prepandemia. Además, "la recuperación ha sido más intensa en los alojamientos de mayor calidad", remata.