"Este año va a ser extremadamente complicado. Vemos una contracción de volumen del 4% y a nosotros también nos está impactando. Nadie tiene la bola de cristal, pero creo que se va a mantener durante al menos el primer semestre". Es el pronóstico del consejero delegado de Dia en España, Ricardo Álvarez, sobre el efecto de la inflación sobre los consumidores.

La menor renta disponible está obligando a apretarse el cinturón a las familias y ya hay indicadores que reflejan un retroceso en las compras, aunque las facturaciones estén disparadas. "El volumen es lo que hay que mirar ahora, porque crecer en euros con una inflación del 15% no es un buen dato a tener en cuenta", explica el presidente de la asociación de empresas de gran consumo Aecoc, Ignacio González.

El alza de precios en los lineales no da respiro, aunque el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, aseguró que hay razones para pensar que la inflación en los alimentos ha tocado techo. Y por eso pidió a la gran distribución que trasladen al consumidor final las bajadas de costes que, aseguró, se están dando ya en otros eslabones de la cadena.

Sin embargo, desde las asociaciones agrarias hablan de una mera moderación en el crecimiento de los precios en general y desde la industria tampoco dicen estar notando que sus principales insumos hayan vuelto a niveles anteriores a la crisis económica derivada primero de la pandemia y, después, de la guerra de Ucrania.

"Vemos todavía una subida de la recaudación pero las compañías no viven de vender, sino de la rentabilidad que les permite después hacer inversiones y crecer", recuerda González, ante las acusaciones de estar inflando los precios para engordar las cuentas de resultados.

"Las compañías estamos haciendo planes de racionalización de costes, porque subir precios en un sector como el nuestro no es algo que nos guste, porque es una variable de decisión. La segunda es estrechar márgenes y, cuando no te queda más remedio, subes los precios", relata González.

Si bajarán o no los precios en algún momento y, por tanto, se relanzará el consumo, dependerá según el directivo de Aecoc "de las medidas que se tomen". "Necesitamos medidas que reactiven el consumo de todos los días. Con la situación de hoy, va a ser una crisis de volúmenes larga porque la inflación tardará en remitir si no hacemos nada", subraya.

Aunque desde Unidas Podemos acusan a los grandes supermercados de estar aprovechando la situación, las empresas aseguran estar estrechando sus márgenes para no trasladar al consumidor todo el crecimiento de sus costes.

En todo caso, según los últimos datos de la consultora Nielsen revelados este jueves por El Economista, las ventas alimentarias han caído un 4,5%. Pero en el caso de artículos como el pescado, la cifra se eleva hasta el 8,5%. Por eso, desde las patronales del sector proponen que la bajada del IVA aprobada por el Gobierno para productos básicos se extienda a la carne y pescado y pase del 10% actual al 5% o al 0% de forma temporal.

Un vendedor en un puesto de pescado y marisco en el Mercado Central de Valencia. Europa Press

"Más allá de un problema para las compañías que trabajan estos mercados, es un problema de salud pública. La calidad de la alimentación, cuando escasea el dinero y es caro comer sano, se torna en menos equilibrada", argumenta González.

El balance de 2022 es positivo y, según los datos de la consultora Kantar, cerró con un crecimiento en total del Gran Consumo para dentro y fuera del hogar del 4,6%. La primera mitad del año se vio condicionada por la recuperación del consumo fuera del hogar (+11,8% frente a 2021), mientras que la inflación y el miedo a un escenario de recesión marcaron la segunda parte del ejercicio.

Cestas más pequeñas

Más "optimistas" se muestran desde la consultora para el segundo y tercer trimestre respecto al consumo de fuera del hogar. Pero a la espera de esa evolución, una de las tendencias detectadas en el comportamiento de los consumidores es que cada vez se han cestas más pequeñas; es decir, que compran menos unidades cada vez que visitan el súper. Se trata del movimiento contrario a lo que era tendencia durante los últimos años, cuando cada vez se compraba más en cada acto de compra.

Desde Kantar no descartan que esa nueva tendencia termine provocando un trasvase de clientes de unas cadenas a otras. "Un comprador que sustituye la gran cesta que hacía en su cadena habitual por cestas más pequeñas, puede ser que alguna la haga en otra cadena", reflexiona Rodilla.

Por el lado de los fabricantes, cada vez están luchando por entrar en una cesta cada vez más pequeña, racional y planificada. "Esto puede afectar, sobre todo, a aquellas categorías que son de impulso", opina Rodilla. En este sentido, recalca la importancia que tendrá a partir de ahora todo lo que tenga que ver con las acciones en el punto de venta y las promociones.

Los márgenes más ajustados, concluyen desde la consultora, también estarían reduciendo la presión promocional que podría estar asociada a un momento donde el consumidor está perdiendo poder adquisitivo. Eso sí, cada vez crecen más las que son de descuento directo y las que se hacen a través de las tarjetas de fidelidad o en próximas compras.