“Es la herramienta que tenemos”, aseguró Christine Lagarde, presidente del Banco Central Europeo, sobre la subida de tipos para frenar la inflación. El organismo ya ha subido en cinco ocasiones el precio del dinero. Pero todavía no se nota en la inflación, que continúa en niveles elevados y lejanos al objetivo del BCE del 2%. En febrero, la inflación bajó hasta el 8,5% y la subyacente marcó un récord en el 5,6%. Los expertos apuntan a que la política monetaria más restrictiva comienza a notarse un año o año y medio después de ponerla en marcha. De esta manera, a finales de este año, esa subida de tipos empezará a hacer efecto.

A pesar de las declaraciones de Lagarde, el BCE sí que puede hacer algo más. La reducción de su balance y dejar de comprar deuda pública son dos opciones que tiene el supervisor europeo para poder mantener la inflación en ese objetivo. Pero el principal problema que tiene el banco central es hacer todo de tal manera que haya un equilibrio entre devolver a la inflación al 2% y no entrar en una recesión. Algo que parece difícil, pero la presidenta ya dijo que no veía para este año una recesión en la eurozona, aunque reconoció que podría haber una recesión técnica en algún país.

La inflación llegará al 2%, según Christine Lagarde, en 2025. Así que hasta ese momento, el organismo seguirá subiendo los tipos, reduciendo su balance y dejando de comprar deuda de los países. El próximo movimiento será el 16 de marzo. En esta reunión de política monetaria habrá una subida de 0,50 puntos, como ya confirmó la presidenta el jueves en la primera entrevista en un medio español y como ya adelantaron en la reunión del mes de febrero.

Carlos Balado, profesor de OBS Business School, asegura que la política monetaria no ha hecho efecto porque no ha pasado el tiempo suficiente y “porque la inyección de liquidez ha sido tan grande y continuada que es difícil sacarnos de ahí”. Afirmación con la que coincide Jon Frías, profesor de Economía en la Universidad Europea, que explica que la subida de tipos no se nota porque “hay muchísimo más dinero del que había hace unos años y ese dinero está fluyendo por la economía”, pero reconoce que se está frenando ese movimiento de dinero “todavía hay demasiado en el sistema”. Por ello, anticipa que hasta que no consiga llegar al 2% “va a seguir habiendo subidas de tipos”.

Sin embargo, el profesor de la Universidad Europea asegura con rotundidad que “no es suficiente”. Para Frías lo más importante sería que el BCE y la Comisión Europea “se pusieran en serio” en la petición de responsabilidad fiscal a los países europeos. “Estamos en un proceso inflacionista ahora por la permisividad de déficit públicos crónicos que se les ha permitido a los gobiernos”, apunta.

“La inyección del dinero en el sistema se ha hecho mediante la compra de deuda pública y esa compra ha generado que los gobiernos se hayan creído con carta blanca para emitir deuda, más que nada porque han mantenido unos precios elevados de la deuda artificialmente”, explica. La segunda razón por la que los tipos no están haciendo efecto es porque desde inicios de 2020 a finales de 2022, el BCE duplicó su balance por lo que hay mucho dinero en la economía. “El problema será cuando eso desaparezca”, apunta y añade que “la inflación es la enfermedad, la subida de tipos, la medicina y la recesión son los efectos secundarios”, compara Joan Frías.

Balado destaca que el balance se ha reducido hasta 7,8 billones de euros, aunque reconoce que “sigue siendo muchísimo dinero”. Por lo que apunta que retroceder todo “va a llevar mucho tiempo”. El problema, según explica el profesor de OBS Business School, es que no hay precedentes por lo que no se puede hacer una predicción de lo qué hay que hacer. “El balance tiene que reducirlo, pero la velocidad a la que lo haga dependerá de las consecuencias de si llega o no una recesión”, señala.