Desde que este miércoles Credit Suisse se desplomara en bolsa más de un 25%, la entidad suiza ha estado en el punto de mira y ha arrastrado a la banca europea, que ya venía tocada por la quiebra de Silicon Valley. Tras suspenderse su cotización y rozar mínimos históricos, muchas han sido las hipótesis sobre qué sería de la entidad. Finalmente, el banco suizo UBS ha comprado Credit Suisse por 3.250 millones de dólares (3.000 millones de euros).

La Confederación Suiza ha avalado la compra y otorgará una garantía equivalente a más de 9.000 millones de euros para reducir los riesgos en los que incurre el banco UBS al absorber el Credit Suisse, según ha comunicado este domingo la ministra de Finanzas, Karin Keller-Sutter.

Esta garantía funciona "como si fuese un seguro" y cubrirá eventuales pérdidas "de un portafolio muy específico" del Credit Suisse y únicamente si estas pérdidas superan un umbral que la ministra no precisó.

Keller-Sutter indicó que la quiebra de Credit Suisse "hubiese tenido consecuencias irreparables" no sólo para Suiza, sino para la banca en el resto del mundo y que por esta razón "asumimos responsabilidades que van más allá de nuestras propias fronteras".

El acuerdo entre UBS y Credit Suisse, dos bancos vecinos con más de siglo y medio de historia, crea, según ha comentado el banco, un periodo difícil para el personal de UBS, que tiene más de 50.000 empleados en el mundo, 17.000 de ellos en Suiza.

El banco UBS, que acaba de anunciar la compra, ha reconocido que "serán semanas y un tiempo difícil para los empleados. Intentaremos que este periodo de incertidumbre sea tan corto como sea posible", declaró el presidente de UBS, Colm Kellenher, en una conferencia de prensa con miembros del Gobierno suizo.

Ninguno de los oradores hizo una estimación del número de trabajadores que perderán su empleo como consecuencia de esta medida.

Kellenher aseguró que tras esta transacción su banco permanecerá "sólido como una roca" y que su estrategia en esta nueva etapa será la de "hacer crecer nuestro capital".

Entre los detalles que ofreció, Kellenher dijo que se reducirá el tamaño de la unidad de banca de inversión de Credit Suisse, que ha sido la que más problemas le ha dado en los últimos años y la que estuvo involucrada en varios escándalos que mancharon su reputación.

El principal banco suizo habría presentado una oferta inicial de 1.000 millones de dólares que habría sido rechazada por considerarla demasiado baja y perjudicial para los accionistas, según había informado Bloomberg.

En esta situación, las autoridades suizas se habían planteado intervenir y nacionalizar la entidad bancaria, la segunda del país, una cuestión tratada en un Consejo de Ministros celebrado de urgencia el sábado.

Ya el domingo se reunió otra vez el Gobierno, que ha convocado a la prensa a una "importante" rueda de prensa para este mismo domingo. Medios suizos han informado de que el Gobierno ha convocado a las partes a una reunión a las 18.00 horas para informar sobre el proceso antes de publicar el resultado.

La adquisición de UBS presenta múltiples complejidades. La entidad financiera está pidiendo al Gobierno que asuma ciertos cambios legales y posibles pérdidas futuras. El Ministerio de Finanzas suizo ha declinado hacer comentarios.

Por ejemplo, la normativa suiza obliga a respetar un plazo de seis semanas para consultar al accionariado sobre una adquisición, por lo que se barajan cambios legislativos para evitar este retraso y facilitar la fusión de los dos principales bancos suizos.

Credit Suisse lleva varios meses en crisis por reiterados escándalos y la situación se ha agravado en la última semana, en la que ha perdido una cuarta parte de su valor bursátil. Por ello el Banco Nacional Suizo acudió al rescate proporcionando hasta 50.000 millones de francos en efectivo.