El Banco Central Europeo volvió a subir los tipos de interés este jueves, por octava vez consecutiva. Y no será la última vez. La presidenta del organismo, Christine Lagarde, lo ha dejado claro: “Nos queda mucho camino por recorrer. Volveremos a subir los tipos en julio”. El objetivo del BCE es que la inflación vuelva al 2% y para ello quiere seguir endureciendo aún más el crédito pese a los fantasmas de recesión en Europa.

Lagarde aseguró que las anteriores subidas de los tipos “se están transmitiendo con fuerza a los condiciones de financiación”. De hecho, el banco central ya ha constatado que hay un endurecimiento para acceder a esos préstamos por parte de las familias y también por parte de las empresas. La presidenta apuntó que este endurecimiento de las condiciones de financiación es el motivo principal por el que se prevé que la inflación continúe disminuyendo hacia ese 2% (en junio se situó en el 6,1%).

Por ello, el BCE, capitaneado por Lagarde, seguirán subiendo los tipos, para que el crédito sea más caro y así se frene cada vez más la demanda. Y esto lo hacen con los fantasmas de la recesión acechando a Europa. Es más, la eurozona ya ha entrado en recesión técnica, tras registrar su PIB dos caídas consecutivas, en el cuarto trimestre de 2022 y en el primero de 2023. Ambos retrocesos de la actividad han sido mínimos, del 0,1% en ambos casos, pero es suficiente para que se considere recesión, que se define como la contracción del producto interior bruto (PIB) durante dos trimestres seguidos.

La primera espada del BCE tiene puesta su mirada en la inflación y apunta a la fortaleza del mercado laboral para evitar esa recesión. No obstante, señala que la fortaleza del mercado laboral es la razón por la que se mantendrán los precios elevados. "Las presiones salariales, aunque en parte reflejan pagos únicos (bonus), se están convirtiendo en una fuente de inflación cada vez más importante", señaló.

De hecho, Felix Feather, Analista de Economía Europea de Abrdn, apuntó que el crecimiento salarial sigue siendo muy fuerte, "por lo que hay bastantes posibilidades de que acaben subiendo también en septiembre”. Con la política monetaria ya en territorio restrictivo, y los efectos retardados de las subidas anteriores aún repercutiendo en la economía real, los inversores deben enfrentarse a tipos más altos, una inflación aún elevada y “la posibilidad de que se produzca una recesión provocada por la política monetaria a finales de año".

Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, explica que la decisión política en sí misma no fue una sorpresa, pero sí que haya diferentes opiniones en el Consejo de Gobierno sobre qué esperar después de julio. Desde la gestora apuntan que, como vienen diciendo hace tiempo, “no habrá recortes de tipos este año”.

Por su parte, Patrice Gautry, economista jefe de Union Bancaire Privée, considera que el BCE podría verse obligado a subir los tipos de depósito al 4% en septiembre (actualmente lo ha subido al 3,5%), porque en estos meses puede haber cambios en el panorama inflación-salarios. El coste de esta política más restrictiva será, obviamente, una ralentización aún más pronunciada del crédito; los flujos netos de crédito a las empresas ya se están contrayendo y es probable que se acentúen aún más. Y asegura que los hogares aún se han visto poco afectados por las restricciones crediticias, “es probable que éstas sean más acusadas a la vuelta de las vacaciones”.

Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO, apunta que los riesgos siguen estando sesgados hacia unos tipos de interés oficiales más altos durante más tiempo en comparación con las expectativas del mercado. “Consideramos que el 3,75% en depósitos es el límite inferior de la zona de aterrizaje del tipo terminal para la facilidad de depósito”, añade.

Otros analistas apuntan a que el BCE será mucho más agresivo. Ulrike Kastens, Economist Europe para DWS, explica que ya se han negociado nuevos aumentos salariales elevados y que muchas empresas aún tienen suficiente poder de fijación de precios, es probable que la tasa subyacente se mantenga por encima del 5% hasta el otoño de este año. Por lo tanto, “seguimos pensando que el BCE tendrá que subir los tipos de interés oficiales al 4% para cumplir su mandato a medio plazo”.