El Banco Central Europeo lleva 15 meses subiendo los tipos de interés. Esta subida ha sido la más rápida de su historia, 450 puntos básicos en poco más de un año. Así, han pasado del 0% al 4,5% de septiembre y se queda a solo 25 puntos básicos de alcanzar su máximo de octubre del 2000. Esta situación provoca un encarecimiento del crédito, lo que hace que la deuda de los hogares siga cayendo con fuerza, por la caída de peticiones de nuevo crédito. Actualmente, la deuda se sitúa por debajo del 50% del PIB por primera vez en 21 años, concretamente desde el segundo trimestre de 2002 (49,63%).

A cierre del segundo trimestre de 2023, los españoles tenían una deuda por valor de 703.244 millones de euros, lo que supone el 49,9% del PIB de España. Este porcentaje refleja que los hogares españoles se están deshaciendo de la deuda de manera intensa. El máximo se tocó en junio de 2010, en plena crisis financiera, cuando representaba el 85,62% del PIB. Desde ese momento, los españoles se han ido quitando esa deuda, aunque hubo un repunte en el primer trimestre de 2021, cuando se llegó al 62,7%, pero responde a la caída del PIB provocada por la pandemia del coronavirus.

En términos absolutos, en un año, la deuda de las familias se ha reducido en 13.900 millones de euros, pasando de los 717.100 millones de euros en junio de 2022 a 703.244 millones de euros a mediados de 2023, según los datos de las Cuentas Financieras de la Economía Española del Banco de España. Hace un año, el peso de la deuda de los hogares era del 55,9% del PIB.

También se ha visto una reducción en la deuda de las empresas. La deuda consolidada de las sociedades no financieras se redujo desde los 963.700 millones de euros en el segundo trimestre de 2022 a los 939.400 millones de euros en junio de 2023, una reducción de 24.300 millones de euros. En términos del PIB, la ratio disminuyó desde el 74,8% en junio de 2022 hasta el 66,6% a mediados de 2023 (si se incluyese la deuda interempresarial, la ratio en junio de 2023 sería del 85%, frente al 97,2% de un año antes)

Tal y como explica el supervisor, esta evolución de la deuda consolidada de las empresas y de los hogares se explica, principalmente, por los valores negativos de las operaciones netas acumuladas, mientras que los otros flujos experimentaron unos ligeros valores positivos. Es decir, empresas y hogares pidieron menos crédito durante este último año. 

El importe de las operaciones netas acumuladas en los últimos cuatro trimestres ha caído en 32.000 millones de euros, lo que supuso un -2,3% en términos del PIB. Las sociedades no financieras disminuyeron su deuda, en términos netos, en 21,4 mm por las operaciones netas (-1,5% del PIB). Sin embargo, el efecto del alza de los precios de sus valores emitidos de renta fija y las otras variaciones en volumen, que aportaron 3.000 millones de euros en conjunto, compensaron ligeramente la contracción de sus operaciones. Por su parte, los hogares redujeron su deuda por unas operaciones netas de 10.600 millones de euros (-0,8% del PIB). 

La caída de la deuda de los hogares hace que la riqueza financiera neta de las familias españolas haya aumentado un 6,1% en comparación con el año anterior y se sitúe en 2,05 billones de euros en el segundo trimestre. Más allá de la caída de la deuda, el aumento de la riqueza también se debe al aumento de los activos financieros (dinero en efectivo, acciones, depósitos y valores en renta). El saldo total de los hogares alcanzó en el segundo trimestre niveles máximos de 2,81 billones de euros, lo que supone una subida del 3,9% en un año.

No obstante, este aumento no supone la mayor contratación de productos financieros, si no que refleja una revalorización positiva de 80.700 millones de euros, además de una adquisición neta de activos financieros que fue de 25.000 millones de euros en los últimos cuatro trimestres.

En cuanto a la distribución por componentes al final del período, el grueso de los activos financieros de los hogares se mantuvo en efectivo y depósitos (el 38% del total), seguido de participaciones en el capital (31%), participaciones en fondos de inversión (15%) y seguros y fondos de pensiones (12%).

Las participaciones en el capital fue el instrumento que más incrementó su peso en los activos financieros de los hogares (en 1 punto porcentual con respecto a un año antes), debido a su revalorización, mientras que el peso del efectivo y los depósitos cayó 2 puntos porcentuales.