El porcentaje de trabajadores que está dispuesto a ganar menos dinero a fin de mes con tal de dedicar menos horas a su empleo se ha duplicado a lo largo de la última década. Mientras que en 2013 tan solo un 3% de los trabajadores españoles manifestaba ante las preguntas del Instituto Nacional de Estadística (INE) que deseaba trabajar menos horas "con reducción proporcional de ingresos", los últimos datos recogidos apuntan que la proporción ha ascendido hasta casi el 6%. Al mismo tiempo, la población activa ha aumentado un 23%. En números absolutos, diez años después, más de 1,2 millones de personas manifiestan su deseo de reducir su jornada a costa de su sueldo. En el mismo trimestre de 2013, eran 515.000.

El acuerdo de Gobierno entre PSOE y Sumar para investir a Pedro Sánchez ha devuelto a la primera línea el debate sobre la reducción de la jornada laboral. Para la actual vicepresidenta en funciones y líder de la coalición de partidos de izquierdas, Yolanda Díaz, es una "vergüenza" el tener "la misma jornada laboral en los últimos 100 años". Realmente, el último cambio en la jornada ordinaria de trabajo lo llevó a cabo el socialista Felipe González en 1983, cuando la estableció en 43 o 42 horas, según si se trataba de jornada continua o partida.

En cualquier caso, que ahora los socios de Gobierno hayan pactado reducir la jornada hasta las 37,5 horas semanales sin reducción salarial de aquí a 2025 es un gran paso adelante e inédito en los últimos 40 años, a la par que sorprendente desde el punto de vista político. La propia Díaz venía rechazando con ahínco la propuesta de reducir la jornada hasta conseguir una semana laboral de cuatro días, o 32 horas, que Más País ha tratado de impulsar durante los últimos años. El partido de Íñigo Errejón terminó pactando con el PSOE la puesta en marcha de un proyecto piloto, a modo de experimento, de semana de cuatro días, pero terminó viéndose abocado a realizarlo de la mano del Ministerio de Industria, liderado por la socialista Reyes Maroto, ante la falta de colaboración del de Trabajo.

Los que quieren trabajar más horas se han reducido a casi la mitad

Lo que apunta la Encuesta de Población Activa del INE es que no solo más trabajadores optarían, si pudieran, por reducir su jornada para tener más tiempo libre, sino que aquellos que quieren trabajar más horas se han reducido casi a la mitad en el mismo periodo, pasando del 16% de los trabajadores a casi el 9%. Los que contestan que no desean variar su horario habitual, en cambio, han caído del 85% de 2013 al 80% de este año, representando aún la inmensa mayoría del total -hoy por hoy son casi 14 millones de trabajadores-.

A día de hoy, más de ocho millones de asalariados -la mayoría-, casi 10 millones de afiliados en total, trabajan 40 horas o más a la semana. En concreto, quienes aseguran dedicar al trabajo remunerado entre 40 y 49 horas son más de 8,8 millones, y además hay otro millón que trabaja más de 50 horas. Del lado contrario, según el INE casi 5 millones de trabajadores se emplean entre 30 y 39 horas a la semana en su empleo principal, el dato más cercano que existe al objetivo de las 37 horas.

El 24% de los convenios firmados este año incluye jornadas de alrededor de 37,5 horas

Pero es una realidad que parece estar cambiando lentamente a través de la negociación colectiva. Este año se han firmado 3.110 convenios colectivos, de los que 760 (el 24%) incluían jornadas laborales de entre 37,5 y 38,5 horas de trabajo a la semana. Los datos, procedentes de la estadística de convenios del Ministerio de Trabajo, solo recogen los convenios colectivos -tanto de empresa como de ámbito superior- que se han registrado este año, pero ya suponen una muestra importante de la dimensión actual de ese tipo de jornada.

En contraposición, un 45% de los convenios firmados han pactado jornadas de una duración superior: casi 1.000, de entre 38,5 y 39,5 horas, 168 de 39,5 a 40 horas semanales y 264 más de 40 horas. Según estos datos, este año al menos 2,8 millones de trabajadores habrían pactado jornadas como la que ahora reivindica Yolanda Díaz para el conjunto de los trabajadores.

Por el momento, habrá que esperar a conocer en qué queda la medida que nada más darse a conocer recibió este lunes las críticas de los empresarios incluso antes de que se dieran a conocer sus detalles: "habrá que ver cómo pueden aguantar" empresas y autónomos, aseguró el presidente de la Federación de Autónomos ATA, Lorenzo Amor. "Van a tener un impacto negativo para la actividad de las empresas" y "es un atropello al papel constitucional de los agentes sociales", aseguraron desde CEOE en un comunicado.

Con todo, el verdadero reto será conseguir que los trabajadores rebajen las horas que realmente dedican al trabajo, más allá de lo que pone en sus contratos. Según publicó ya este periódico, los españoles realizan de forma semanal unas 3 millones de horas extra no pagadas, un 30% más que en 2019 y pese a que desde entonces su registro es obligatorio. En ese marco, la Inspección de Trabajo vienen pidiendo más y mejores medios para poder vigilar que la legislación laboral se cumple, puesto que de lo contrario, aseguran, las leyes sirven de poco.