Correos y Paradores son de los destinos más codiciados entre los aspirantes a ocupar la presidencia de alguna empresa pública. El fin de año y la nueva legislatura han traído cambios a ambas entidades. El nuevo presidente del operador postal será Pedro Saura, el socialista murciano que en los últimos dos años ha devuelto a la hotelera pública a las cifras de ingresos previas a la pandemia. Le sucederá en el puesto la exministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, que tuvo que ceder la cartera hace unas semanas al exalcalde de Valladolid, Óscar Puente.

Saura toma las riendas de una empresa pública gestionada desde la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa en 2018 por Juan Manuel Serrano, ex jefe de gabinete del actual presidente del Gobierno. La compañía pública dependiente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) acumula pérdidas millonarias año tras año desde los 13 millones de euros de beneficio de 2019. En 2022, registró 217 millones de euros en negativo, doblando la cifra del año anterior. La facturación fue de 1.962 millones de euros, un 5,7% menos que en 2021. Y a previsión interna es que se pueda cerrar el 2023 con más 300 millones en negativo.

La misión del político murciano, también ex secretario de Transportes durante el mandato de José Luis Ábalos en el Ministerio de Fomento, es frenar la sangría de una empresa estatal con 53.000 empleados, que tiene que enfrentarse también al declive del envío de cartas ordinarias, frente al auge de la paquetería y el negocio del comercio electrónico.

El mandato de Serrano ha estado marcado no solo por esas pérdidas millonarias de la sociedad, sino también por un enconado conflicto con los representantes sindicales tanto de UGT como de Comisiones Obreras (CCOO). Ambas centrales han criticado profundamente su gestión al frente del operador postal y le han acusado de querer desmantelar el negocio tradicional de la compañía, así como laminar a los directivos de la casa para dar entrada a otros de su confianza.

La sucesión al frente de la compañía pública afecta a varios flancos del Gobierno. Correos depende de la SEPI, pero el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana es el responsable de la prestación del Servicio Postal Universal (SPU). Fuentes próximas a las negociaciones aseguran que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, era proclive a ejecutar el relevo del alto cargo de confianza del presidente del Gobierno debido a las recurrentes pérdidas que acaban computando dentro de la deuda de SEPI, que depende de su departamento.

El sucesor de Serrano, Saura, ocupaba hasta ahora el puesto que había dejado libre en Paradores precisamente Óscar López, el ex secretario general del PSOE de Castilla y León entre 2008 y 2012, que ahora desempaña el cargo de jefe de gabinete del presidente del Gobierno en Moncloa. Fuentes sindicales trasladan su satisfacción por el relevo de Serrano, cuyo destino final aún es una incógnita. Aunque desde sectores del PSOE se da por hecho que ocupará otro puesto bien remunerado.

Desde los sindicatos valoran positivamente el perfil 'político' de Saura para una empresa que también dirigió en su día el ahora presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoó. "Eso le debería permitir entender y buscar la solución necesaria para el laberinto que hay en la empresa", comentan. Asimismo, consideran que el perfil buscado por el Gobierno también pretende "garantizar una gestión técnica" de la compañía y elogian su perfil "serio y solvente" con un talante a priori "pacificador". No en vano, hay una huelga general convocada en sus oficinas de Madrid para este jueves y viernes.

En este sentido, creen que pese a los números rojos, "hay posibilidad de hacer cosas para frenar la sangría económica". Eso sí, avisan de que "hace falta inteligencia y querer escuchar". "Serrano echó a los que sabían y trajo a gente que no sabía. Ahora hay que restaurar el sentido común que nunca se debió perder en la empresa", rematan las citadas fuentes sindicales.

Según su relato, otras empresas homólogas europeas han sabido sobreponerse a la crisis del coronavirus y al declive de la carta ordinaria. Entre otras cosas, apoyándose en el auge del comercio electrónico y el negocio de la paquetería. Aquí, creen que la estrategia seguida con la filial Correos Exprés ha sido equivocada y ha hundido los resultados.