Todo comenzó en Barcelona en 1940, cuando el médico hematólogo Josep Antoni Grífols i Roig fundó en Barcelona Laboratorios Grífols. Ahora, la compañía es un gigante mundial líder en el desarrollo de medicamentos derivados del plasma sanguíneo y soluciones de diagnóstico transfusional. Pero un informe del fondo bajista estadounidense Gotham City Research pone contra las cuerdas la cotización de una compañía que arrastra meses de vaivenes y cambios en una presidencia que, por primera vez, no ostenta un miembro de la familia fundadora. Se trata de una de las mayores fortunas catalanas, que aún controla cerca del 30% del accionariado.

El último de la saga -ahora actual presidente de honor, Víctor Grífols Roura- ha sido próximo a la causa independentista. En 2014, animaba al expresidente de la Generalitat Artur Mas cuando este preparaba la consulta del 9-N. "Tiri endavant, no s’arronsi" ("siga adelante, no se arrugue"), le profirió en un acto público. Años después, Grifols fue la única compañía que no mudó su sede social de Cataluña tras la declaración unilateral de independencia, como sí hicieron 8.000 empresas entre las que estaban grandes corporaciones como Naturgy, el banco Sabadell o CaixaBank. Sí había mudado en 2015 tres cuartas partes de su negocio a Irlanda, donde hay una menor carga impositiva.

Precisamente, Grifols Roura dejó en 2017 el cargo de consejero delegado y recibió la cruz de Sant Jordi, el máximo reconocimiento que puede recibir una persona por parte de la Generalitat de Cataluña. Ya en 2022 cedió la presidencia, ya con 72 años, tras tres décadas al timón de la compañía que hizo crecer a base de una agresiva política de adquisiciones que también contribuyó a elevar la deuda. En 2021, lanzó una opa sobre su rival alemana Biotest y tuvo que desembolsar 1.453 millones de euros.

Su primer sucesor, el estadounidense Steven F. Mayer, apenas duró cinco meses en el cargo. El encargado de tomar el testigo fue el sueco Thomas Glanzmann, en el consejo desde 2006. Su misión era la reflotar en bolsa a una compañía que arrastraba una reducción de sus márgenes operativos tras la pandemia de Covid-19.

La abultada deuda llegó a los 9.540 millones de euros en las últimas cuentas disponibles, correspondientes al tercer trimestre del año. La firma bajista de análisis, que ya puso en 2014 en la diana a operador de redes públicas de wifi Gowex y provocó su caída, acusa al gigante sanitario catalán de reducir de forma artificial su deuda y afirma que sus acciones deberían valer cero. La firma bajista acusa de manipular la deuda con la reventa de dos empresas.

La multinacional catalana de hemoderivados ha negado "categóricamente" en un primer comunicado remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) las afirmaciones de Gotham. En una segunda comunicación acusó a la firma de pretender desplomar sus acciones con su informe para obtener rentabilidad "como fondo cortoplacista que es".

En su informe sobre Grifols, Gotham pone en tela juicio cómo la empresa computa el resultado de unas compañías (Haema y BPC Plasma) que no posee -porque fueron vendidas en 2018 al family office de la familia fundadora, Scranton Enterprises- pero que sí dice controlar y que integra dentro del grupo consolidado. Sobre las acusaciones, el laboratorio asegura que siguió las normas contables apropiadas desde 2018 y se escuda en la auditoría realizada por KPMG, que de momento no se ha pronunciado.

Las acciones de la empresa se llegaron a desplomar más de un 40% en el Ibex este martes, aunque la caída al cierre de la sesión se quedó finalmente en un 26%. En 2022, la multinacional del Ibex 35 ganó 208 millones de euros, lejos de los 625 y 618 millones que se anotó en 2019 o 2020. Además, aunque España tiene importancia para su negocio y es la principal referencia del mercado, más del 60% de la facturación procede de Estados Unidos y Canadá.

Los resultados del pasado mes de noviembre refleja, eso sí, que sus ingresos subieron hasta los 4.822 millones de euros, un 11,7 % más, y el ebitda (beneficio operativo) estaba en 1.450 millones. El compromiso de la firma catalana es reducir el ratio de deuda a cuatro veces el ebitda en 2024. Gotham, por contra, cree que Grifols "manipula la deuda y el Ebitda informados para reducir artificialmente el apalancamiento en seis veces, cuando este podría superar diez o trece veces".

La compañía, con más de 24.000 empleados (5.000 en Cataluña) repartidos en más de 30 países y que surten de productos y servicios a más de 110 mercados, se enfrenta a un escenario de incertidumbre en los mercados que le han penalizado en los últimos dos años por su alto nivel de endeudamiento. El salto a la bolsa española lo dio en mayo de 2006 y, en 2008, accedió al Ibex 35. En junio de 2011 dio el salto al Nasdaq estadounidense.

El fundador murió en 1958 y su hijo Víctor Grífols Lucas tomó las riendas para desplegar la internacionalización de la empresa en la década de los noventa, cuando se decidió eliminar del nombre de la empresa la tilde del apellido Grífols.

Ahora, la confianza de los inversores es lo que está en juego para no caer en una espiral que pueda llevarse por delante la capitalización de la empresa en cuyo consejo de administración se sientan varios miembros de la tercera y cuarta generación de la saga familiar. Por un lado, el hermano y el hijo del expresidente, Raimon Grifols Roura y Víctor Grifols Deu, respectivamente; y Albert Grifols Coma-Cros.

"Yo creo que aquí, prudencia, a la espera también de lo que nos pueda decir en este caso la Comisión Nacional de Mercado de los Valores (CNMV) para tener una visión más clara", se ha limitado a declarar el nuevo ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo.