Hay razones para ser optimistas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado sus previsiones de crecimiento a nivel mundial y empeorado ligeramente las de la zona euro, pero ve claras señales para la esperanza. La inflación está disminuyendo más rápido de lo previsto, la economía sigue creciendo pese a las elevadas tasas de interés aplicadas para combatir la subida de los precios, señales más que suficientes para sentenciar que hoy es mucho menos probable que se produzca "un aterrizaje brusco".

Además, si como parece, la inflación remite antes de lo previsto, las condiciones financieras podrías destensarse antes; un mayor dinamismo de las reformas que se están implementando podrían impulsar la productividad y sí, hay riesgos relacionados con los ataques en el mar Rojo, las guerras en Ucrania y Gaza, pero a día de hoy no son demasiado altos. El reto, por tanto, es "gestionar con éxito el descenso final de la inflación hasta la meta", calibrando la política monetaria y al mismo tiempo atendiendo a la necesaria consolidación fiscal para prevenir posibles crisis futuras, lo que hace necesario recaudar ingresos y frenar el incremento de la deuda pública.

"Es preciso aumentar la eficiencia de la coordinación multilateral, entre otras cosas, para facilitar la resolución de la deuda, evitar las situaciones críticas causadas por el sobreendeudamiento y crear espacio para las inversiones necesarias, así como para mitigar los efectos del cambio climático", sentencia el organismo con sede en Washington DC en sus nuevas Perspectivas de la economía mundial, publicadas este martes.

Las previsiones para España, papel mojado

Este informe del FMI contiene previsiones para España, pero se han convertido en papel mojado antes de publicarse puesto que en la mañana de este martes se ha conocido el crecimiento del PIB del cuarto trimestre, y con él, cuánto creció la economía española en el conjunto de 2023. Y las cifras han sorprendido a todos los analistas, al superar todas las previsiones macroeconómicas, incluidas las del Gobierno. El PIB español avanzó un 2,5% en 2023, una décima más de lo que esperaban la mayoría de casas de análisis, gracias a un inesperado crecimiento del 0,6% en el cuarto trimestre y a una importante revisión de los datos de los trimestres previos.

El informe a día de hoy espera que España avance un 1,5% en 2024, pero para el cuarto trimestre del año solo esperaba un 1,5% interanual, que según el INE finalmente ha sido un 2%, y en consecuencia daba por hecho que el ejercicio cerraría en el 2,4%, una décima menos que el dato oficial. Por tanto, es de esperar que el FMI tendrá que revisar sus pronósticos para el país cuando vuelva a publicar sus perspectivas. De cara a 2025, la organización había mantenido invariable su pronóstico en el 2,1%, algo que, de nuevo, es probable que deba revisar al alza si no se producen shocks en sentido contrario.

La previsión de crecimiento del 1,5% suponía un recorte de dos décimas con respecto al informe anterior del organismo, sin embargo, España es de los países que salen mejor parados, puesto que el recorte de la mayoría de potencias europeas ha sido mayor. Alemania y Países Bajos experimentan un recorte de 0,4 puntos; Francia, de 0,3, y el conjunto de la zona euro también de 0,3 puntos, hasta el 0,5% (Alemania), el 0,7% (Países Bajos), y el 1% (Francia), respectivamente. El FMI espera que la zona euro no crezca más de un 0,9% en 2024. Italia y Reino Unido han permanecido invariables en este informe, con una previsión de crecimiento del 0,7% y del 0,6%, mientras que EEUU mejora seis décimas, hasta el 2,1%.

En cambio, el FMI prevé una mejora de las previsiones de la economía mundial de dos décimas, hasta el 3,1% en 2024 y el 3,2% en 2025. "Esto se debe a una resiliencia mayor de lo esperado en Estados Unidos y en varias economías de mercados emergentes y en desarrollo importantes, así como al estímulo fiscal en China. De todos modos, las previsiones para 2024–25 son inferiores al promedio histórico de 3,8% (2000–19), ante las elevadas tasas de interés de política monetaria para combatir la inflación, el repliegue del apoyo fiscal en un entorno de fuerte endeudamiento que frena la actividad económica y el bajo crecimiento de la productividad subyacente", explica el informe.

La inflación mitiga los riesgos

Pero sin duda la mejor noticia del informe es que la inflación está disminuyendo más rápido de lo previsto en la mayoría de los países, de manera que el nivel mundial descenderá al 5,8% de media este año y al 4,4% en 2025, lo que supone una revisión a la baja del pronóstico para 2025. Y además es probable que la realidad supere al pronóstico, puesto que la subida de los precios podría reducirse más rápido de lo esperado gracias a la bajada de los precios del combustible o a que las medidas de ayuda de los gobiernos se retiren más lento de lo previsto.

Por otro lado, hay otros riesgos "al alza" que condicionan estas cifras, como que la economía china se recupere más rápido de lo estimado, por ejemplo por reformas en el sector inmobiliario o por que alargue el apoyo fiscal a los consumidores. Del mismo modo, también la inteligencia artificial podría mejorar la productividad de los trabajadores e impulsar el crecimiento más de lo esperado, si se desarrolla más rápido de lo previsto.

En sentido contrario, hay riesgos negativos, como que los precios escalen a causa del conflicto en Gaza e Israel, que produce alrededor del 35% del petróleo que consume todo el mundo y el 14% del gas, y lo mismo con los ataques en el mar Rojo y la guerra de Ucrania, que pueden provocar problemas de oferta y por tanto subidas de precios. Otro problema podría venir del lado de la inflación subyacente, que puede conducir a un mayor endurecimiento de las condiciones financieras. Asimismo, el crecimiento de China podría pasar por dificultades, con consecuencias no solo para su crecimiento sino para el de sus socios comerciales, y por último la consolidación fiscal, si se lleva a cabo de forma "excesivamente brusca" podría "traducirse en un crecimiento más lento de lo esperado en el corto plazo".