La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, será la número uno en la lista del PSOE a las elecciones europeas que se celebran en junio. Ribera ha jugado un papel destacado en la política europea de los últimos años que ha marcado a su vez la política económica del Ejecutivo de Sánchez. La titular de Energía ha liderado las conversaciones para topar el precio del gas, primero y para reformar el mercado eléctrico después.

Ribera puede hacer ahora gala de sus logros, ya lo ha hecho su partido cuando ha anunciado que ella había sido la elegida tras la negativa de Josep Borrell. Será el próximo 9 de junio cuando los españoles decidan quiénes serán los eurodiputados que representen sus intereses en Europa. Lo harán tras unos años en los que la política económica, además de la energética, ha venido pautada por una pandemia y por una transición digital en la que los estados miembros han tenido que dar pasos de forma conjunta. La suspensión de las reglas fiscales o el Plan de Recuperación han marcado las decisiones de Moncloa en la última legislatura.

La crisis del coronavirus obligó a los Veintisiete a llegar a consensos políticos y económicos que parecían imposibles en otro escenario. La guerra de Ucrania también ha provocado debates y decisiones complejas en terreno europeo y mientras continúe la amenaza de un conflicto más amplio, supondrá desembolsos económicos para todo el Viejo Continente.

Ya en la pasada legislatura, pero también en la presente, el Gobierno ha tenido claro que la política económica que despliega tiene el visto bueno de Bruselas. La elección de Ribera también muestra ese carácter europeo. La activación de la cláusula de escape del Pacto de Estabilidad permitió que la deuda se elevase de forma histórica para hacer frente a ayudas públicas que salvaron a empresas de la quiebra y a trabajadores del desempleo. Además, se aumentaron los recursos destinados a la sanidad, en línea con otros países de nuestro entorno.

En julio de 2020, la Comisión Europea aprobó en fondo React-EU, un paquete de ayudas que supuso la llegada a España de 12.436 millones de euros, repartidos a las comunidades autónomas. El objetivo: “blindar los servicios públicos”. Este fondo junto con el Plan de Recuperación, financiado por el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, han supuesto un impulso para la economía española.

España recibirá, en total y entre los años 2021-2026, 163.000 millones de euros para acometer reformas incluidas en el Plan de Recuperación. Esta es la cuantía entre préstamos y transferencias que se le asignaron teniendo en cuenta el impacto que tuvo la pandemia. La primera parte constaba de 70.000 millones en concepto de transferencias, es decir, dinero que no tiene que devolver y la segunda, hasta 83.000 millones de euros en préstamos.

Además, el Gobierno ha liderado algunos de los debates a los que ha tenido que hacer frente la Unión, como se comentaba anteriormente. No solo es el caso de Teresa Ribera. También la ex ministra de Economía, Nadia Calviño, y el actual titular del mismo departamento, Carlos Cuerpo, han sido protagonistas en las propuestas para reformar los límites a la deuda y el déficit para adaptarlos a la nueva realidad tras la pandemia, así como para sacar adelante un plan de financiación como el Mecanismo para la Recuperación y la Resiliencia, a través del cual se financia el Plan de Recuperación.

Opinión de los españoles sobre la UE

Sin embargo, estos recursos y esta política en conexión con Europa no han servido para convencer a todos los españoles de formar parte de la Unión Europea. Una encuesta reciente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) muestra que el 17,7% considera que a España le irían mejor las cosas en el “plano económico” si no formara parte de la Unión.

No obstante, son minoría frente al 63,9% que considera que a España le iría peor fuera del club comunitario. Si se observan aquellas cuestiones en las que los más euroescépticos opinan que Europa perjudica a nuestro país se encuentran los precios de bienes y consumos. 

Y es que la crisis inflacionista ha pasado factura a la economía española en los últimos años, aunque las bonificaciones fiscales y al transporte han logrado reducir el incremento de precios que se producía mes a mes y que se originó por la crisis energética, derivada de la guerra en Ucrania.

En lo que más se beneficia España de su pertenencia a la Unión Europea según la misma encuesta es la cultura (79,9%), seguida de las oportunidades para hacer negocios (77,4%) y de garantizar un papel relevante de nuestro país en el mundo (peso de España en el mundo), con un 76,5%.