La compra del Sabadell por parte de BBVA está ahora mismo en el tejado del Gobierno. El Ejecutivo de Pedro Sánchez puede modular los compromisos acordados por la entidad vasca con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para hacerse con la compañía catalana. Y aunque no puede vetarla como tal, sí existe la posibilidad de que haga perder todo el atractivo para la operación iniciada hace un año por el banco que preside Carlos Torres. Tras un primer intento amistoso en 2020 que acabó descarrilando, la entidad vasca podría retirar la opa o seguir adelante pero sin ejecutar la fusión.

Al igual que la firma catalana que preside Josep Oliu, el Gobierno se ha mostrado en contra de la operación desde un primer momento. Una vez que el organismo regulador que preside Cani Fernández ha cerrado su extenso análisis, es el ministro de Economía Carlos Cuerpo quien puede decidir si eleva esa resolución al Consejo de Ministros. Y endurecer las condiciones para hacer prácticamente inviable la operación obligaría al titular de Economía, que prepara el camino para presidir el Eurogrupo, a implicarse de lleno.

Así que, de momento, el Gobierno ha puesto en marcha una consulta pública -inédita para este tipo de operaciones corporativas- para recabar la opinión de los particulares, organizaciones y empresas acerca de la opa y de los criterios de interés general distintos de la defensa de la competencia que podrían verse afectados.

El procedimiento concluyó este viernes 16 de mayo y el ministro tiene hasta el día 21 para meditar qué hace con las aportaciones obtenidas en la consulta pública. El uso de esta última en un procedimiento como este ha sido cuestionado. Cualquiera pudo participar ante la ausencia de mecanismos de verificación de la identidad. BBVA, por su parte, ha declinado hacer aportaciones. Sabadell no ha detallado el contenido de sus respuestas al formulario.

Pero mientras se desarrollaba la citada consulta, volvió a resurgir la teoría del 'caballero blanco' que ha sobrevolado desde el principio la operación. Según La Vanguardia, Moncloa habría trasladado a la cúpula del Sabadell que verían con buenos ojos un movimiento accionarial que permitiese conformar un núcleo duro en el accionariado para tener más fácil frenar las aspiraciones del BBVA en una operación que el Ejecutivo califica de "hostil".

Varias informaciones apuntaron a la posibilidad de una fusión con una entidad distinta al BBVA o que otra entidad ponga una oferta encima de la mesa para hacerse con una participación significativa en el accionariado.

La principal señalada fue Abanca. Pero la entidad gallega salió rápido al paso de las informaciones negando su interés en una eventual fusión. Tras publicar Expansión la existencia de conversaciones preliminares, el banco controlado en su mayoría por Juan Carlos Escotet dijo que su objetivo es culminar la integración de EuroBic en Portugal, un paso "clave" dentro de su plan estratégico 2025-2027. Pero el peso de Escotet en el banco gallego le convertiría en accionista de referencia del Sabadell. No en vano, más de la mitad de los accionistas del Sabadell son institucionales.

La otra opción que resonó en las informaciones era Unicaja. La entidad malagueña ya había sonado para la alianza con el banco vallesano tiempo atrás. Pero las conversaciones nunca llegaron a cuajar, al igual que con Kutxabank. En el mercado tampoco se ve viable otras opciones alternativas como Bankinter, Ibercaja. Así que la opción que quedaría sería la llegada de un banco extranjero.

El Sabadell lleva tiempo intentando armar un núcleo duro de accionistas para protegerse de ofensivas como la del banco vasco. Pero si quisiera explorar una vía de estas características, debería convocar una junta de accionistas. La dirección está obligada a guardar un "deber de pasividad" para que nada dificulte el desarrollo de la oferta del BBVA.

La CNMC defiende su análisis

Tras activarse la consulta pública del Gobierno, la presidenta de la CNMC Cani Fernández defendió el martes ante la Comisión de Economía del Congreso que el hecho de que algunos actores no hayan sido admitidos como "interesados" no significa que no hayan sido "escuchados los argumentos expuestos en documentos que han podido aportar durante el procedimiento". La presidenta del regulador se afanó en defender su extenso análisis, que se ha dilatado durante doce meses y dio como resultado un expediente de 11.000 folios.

Sin citar de forma explícita la consulta del Gobierno, recordó que entre el primer test de mercado y test final para verificar el impacto de los compromisos propuestos por BBVA, la CNMC reclamó información y escuchó a un total de 58 entidades. Entre ellos, organismos como el Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), autoridades autonómicas de competencia, 12 bancos tradicionales, siete neobancos y bancos digitales, seis asociaciones de consumidores, seis fintech o sociedades de pagos, 19 asociaciones de empresas y ocho aseguradoras.

Respecto a los compromisos acordados con BBVA, la presidenta de la CNMC se centró en el ámbito del crédito a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Fernández recalcó, frente a las tesis del Sabadell, que actualmente ya se está produciendo "una pérdida de cuota" del banco vallesano en crédito a pymes "en favor de otros competidores ya presentes, ninguno de ellos BBVA". Además recalcó entre los que ganan está "CaixaBank, que no podemos olvidar que está ya allí y compite a fecha de hoy".