Economía | Finanzas

El ERE de la nueva CaixaBank no se podrá saldar solo con prejubilaciones

El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, presenta la nueva CaixaBank tras la fusión de ambas. CaixaBank

La entidad fruto de la fusión entre CaixaBank y Bankia deberá acometer, inevitablemente, un fuerte ajuste de plantilla derivado del cierre de oficinas duplicadas, especialmente en regiones como la Comunidad Valenciana, sede social de ambos bancos. En esta clase de procesos, la fórmula más común consiste en recurrir a las prejubilaciones de empleados mayores de 55 años, pero los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) cerrados en los últimos tres años por ambas entidades reducen considerablemente el número de empleados en edad de acogerse a este sistema.

CaixaBank acordó con los representantes de los trabajadores en mayo de 2019 la salida de 2.023 empleados como parte de su última reestructuración de oficinas impulsada por la digitalización. Por su parte, en febrero de 2018 Bankia amortizó 1.587 puestos de trabajo mediante un proceso similar tras integrar Banco Mare Nostrum (BMN).

Estos dos procesos, llevados a cabo principalmente a través de prejubilaciones, suponen que muchos trabajadores mayores de 55 años han abandonado ya CaixaBank y Bankia, por lo que es previsible que la nueva entidad deba recurrir también a bajas de empleados menores de 50 años (voluntarias o forzosas, dependiendo de la negociación).

Fuentes sindicales reconocen que "habrá de todo" en este ERE, que CaixaBank pondrá en marcha el próximo año, una vez que la fusión haya obtenido todas las aprobaciones pendientes (el visto bueno de las autoridades y de las juntas de accionistas de ambas entidades).

Los analistas de UBS creen que parte de las salidas del ERE se producirá entre empleados de edades inferiores a las que suelen incorporarse a las prejubilaciones, que rondan los 55 años. "Esto se podría combinar con salidas voluntarias, pero no esperamos que esta opción sea bien recibida por los empleados jóvenes, especialmente en el contexto actual", explican en un informe al que ha tenido acceso este periódico.

Las prejubilaciones suelen ser mejor acogidas que las salidas de empleados jóvenes, pues cuentan con términos económicos generosos (UBS cifra el paquete retributivo medio entre 400.000 y 500.000 euros) y, además, su coste para el banco es inferior al que tendría si mantuviera a los empleados en nómina hasta la edad de jubilación.

En CaixaBank siempre es voluntario, no suele haber medidas traumáticas, y el objetivo ahora va a ser el mismo"

"Uno de los problemas con los que se puede encontrar el banco es el bajo porcentaje de empleados por encima de 50 años, lo que podría hacer que esos programas de prejubilaciones resulten menos económicos", explican los analistas de UBS, para los cuales lo razonable es asumir que se producirá un escenario "intermedio", con prejubilaciones y bajas incentivadas para menores de 50 años.

Las salidas, según las fuentes sindicales consultadas, se producirán a lo largo de varios años para suavizar el impacto, algo en lo que coinciden los analistas de UBS.

Con todo, otras fuentes sindicales explican que hay personal de ambas entidades disponible para adscribirse a las prejubilaciones de un ERE, dado que, a pesar de que ambas entidades han realizado recientemente ajustes de plantilla, el que aplicó CaixaBank no afectó al personal de Barcelona y en ambos algunos empleados solicitaron adherirse al ERE pero no fueron finalmente elegidos.

"Hay un colectivo de gente que manifestó su voluntad de salir [del banco] y no pudo", explican. De acuerdo con los datos de UBS, la combinación de Bankia y CaixaBank a día de hoy cuenta con 8.295 empleados mayores de 50 años.

Bajas voluntarias

Los sindicatos, pase lo que pase, por lo que abogan es por la voluntariedad, es decir, por que todo empleado que tenga que abandonar la entidad lo haga por voluntad propia, no de forma forzosa, algo que ha acompañado a los últimos ERE realizados por los grandes bancos en España, como el acordado por CaixaBank y sus sindicatos el año pasado.

"En CaixaBank siempre es voluntario, no suele haber medidas traumáticas y el objetivo ahora va a ser el mismo", explican las mismas fuentes.

Es posible que esta intención se vea frustrada por el Gobierno, que planea endurecer las prejubilaciones. El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, explicó hace unos días que es necesario "extender la edad efectiva de jubilación", lo que implicará "o bien no hacer uso de las prejubilaciones o bien facilitar a quien quiera prolongar más allá la jubilación de la vida laboral".

Por el momento no hay ninguna medida encima de la mesa, pero desde la representación de los trabajadores temen que este endurecimiento lleve al "caos" a una negociación que afectará a miles de empleados.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, que mantendrá su puesto en la nueva entidad, ya avisó el pasado viernes durante la presentación del banco que la negociación con los sindicatos no empezará hasta que la entidad se fusione por completo, de forma que hasta el primer trimestre del año que viene no se pondrán en marcha los engranajes.

Es por eso que aún no hay ninguna cifra oficial encima de la mesa. Como reconocen ambas partes, a pesar de que está claro que existe un solapamiento en el número de oficinas, aún es pronto para estimar qué parte de la plantilla será necesario recortar, tanto la correspondiente a las sucursales como la que trabaja en los servicios centrales de ambos bancos, que estarán repartidos entre las actuales sedes operativas de CaixaBank y Bankia, Barcelona y Madrid, respectivamente.

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