El gigante bancario que nacerá tras la fusión entre CaixaBank y Bankia sumará una red compuesta por más de 6.000 sucursales, una franquicia que superará con creces las de los mayores bancos del país, que ascienden a 2.733 en el caso de BBVA y a 3.222 en el de Santander, con datos al cierre de junio. Este sobredimensionamiento obligará al nuevo banco a llevar a cabo numerosos cierres para paliar el excedente de oficinas.
La cifra definitiva de sucursales con la que operará la nueva entidad no se conocerá hasta que se apruebe la integración, si bien es probable que el mayor número de sucursales que eche la persiana se encuentre en la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana y Canarias, donde se concentra la mayor acumulación de oficinas de Bankia y CaixaBank.
Al término del pasado año, CaixaBank contaba en la Comunidad de Madrid con más de 400 sucursales, mientras que Bankia, nacida de la integración de Caja Madrid con otras seis cajas, cuenta con otras 568 oficinas, de forma que juntas se acercan al millar en la región madrileña. Una cifra considerable para una sola entidad, teniendo en cuenta que la Comunidad de Madrid funcionan un total de 2.954 oficinas bancarias, de acuerdo con los últimos datos del Banco de España.
En la Comunidad Valenciana, donde el conjunto del sistema cuenta con unas 2.313 sucursales, la entidad fruto de la unión entre CaixaBank y Bankia superaría las 700. Esta región, donde ambas entidades cuentan con gran presencia tras las integraciones de Banco de Valencia y Bancaja, respectivamente, es una de las más importantes para ambas, que tienen situada en la Comunidad Valenciana su sede social.
En el caso de Bankia es así desde su nacimiento como entidad, en 2011, mientras que CaixaBank trasladó su domicilio social a Valencia desde Barcelona en octubre de 2017 por la inestabilidad política surgida en Cataluña tras el referéndum ilegal del 1-O, una decisión que sus gestores han defendido en numerosas ocasiones. Esta coincidencia permite aventurar que la sede social de la nueva entidad permanecerá en la región, si bien no se ha llegado a un acuerdo de manera oficial aún.
Canarias es otra de las regiones en las que tanto CaixaBank como Bankia tienen una alta presencia. En el archipiélago, donde todo el sistema tiene unas 833 oficinas, estos dos bancos suman más de 300, lo que supone más o menos el 40% del total.
Así, las duplicidades de oficinas se concentrarán en estas tres regiones, que serán, probablemente, las más afectadas por los cierres que llegarán tras la integración de ambas entidades si el proyecto de fusión sale adelante.
No será la primera entidad que realice un fuerte ajuste tras una operación corporativa. Las grandes fusiones bancarias del país han traído inevitablemente adelgazamientos de la red de oficinas, especialmente tras la crisis financiera y en el contexto actual, en el que la digitalización permite a los clientes acudir cada vez menos a las sucursales bancarias. Sin ir más lejos, la última gran operación del país, la integración de Popular en Santander tras su resolución, conllevó el cierre de un cuarto de su red (en torno a 1.000 oficinas).
Las duplicidades entre las redes de ambas entidades son una fuente de preocupación entre los sindicatos, que consideran que aún es pronto para estimar qué número de trabajadores podría verse afectado por futuros recortes de plantilla de la entidad resultante de la fusión de estos dos bancos, que han llevado a cabo recientemente sendos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) y que son expertos en integraciones.
Fusión de fusiones
No en vano, tanto CaixaBank como Bankia son bancos nacidos de fusiones entre entidades. Mientras que el primero es fruto de la integración del negocio bancario de La Caixa, Banca Cívica (a su vez resultado de la unión de Caja Navarra, Cajasol, CajaCanarias y Caja de Burgos), Banco de Valencia y el negocio minorista de Barclays en España, Bankia nació hace nueve años a través de un sistema de protección institucional formado por siete cajas de ahorros (Caja Madrid, Bancaja, Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja), a las que se sumó en 2018 Banco Mare Nostrum (BMN).
Es por eso que cada una de ellas ha ido heredando una red de sucursales en las regiones en las que las antiguas cajas de ahorro absorbidas tenían mayor presencia. Así, las dos cuentan con una fuerte presencia en regiones como la Comunidad Valenciana o Canarias, frente a otras comunidades en las que su exposición es mucho menor, como Galicia o Aragón, dominadas por entidades como Abanca o Ibercaja, respectivamente.
Aún está en pleno desarrollo la negociación entre ambos bancos, en la que tienen mucho que decir el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), titular de casi un 62% de Bankia, y la Fundación Bancaria La Caixa, que ostenta el 40% de CaixaBank. Una vez alcancen un acuerdo definitivo sobre la ecuación de canje y el esquema de gobernanza de la nueva entidad, algo que podría ocurrir en los próximos días, será el momento de redimensionar su red, que sumaría más de 6.000 sucursales en todo el país teniendo en cuenta los datos a cierre del pasado junio.
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