Muchos trabajadores por cuenta propia se han planteado contar con cooperativas de trabajo asociado para facturar a través de ellas. Incluso muchos de estos autónomos han llegado a hacerlo. El problema es que, lo que aparenta ser una buena idea, en realidad no lo es tanto.

De primeras, como apuntan desde la consultoría AntaConsulting, en un análisis publicado en su web, las ventajas parecen obvias: sólo cobran entre el 3% y el 8% de los ingresos del autónomo. A cambio, no hay que pagar cuotas a la Seguridad Social. Ellos se encargan de dar de alta al profesional en la Seguridad Social y realizan el pago de IRPF, generalmente el mínimo del 2%.

Cabe recordar que en este modelo será necesario que se le cobre al autónomo el Impuesto de Sociedades, pero es una cantidad que al final de cada ejercicio le será, de nuevo, devuelta.

¿Dónde está el problema?

¿Cuál es, entonces, el problema de hacer así la facturación? Pues que después de popularizarse y de que hubiera gente que se aprovechase de esto, la Administración ha comenzado a actuar.

Desde 2017 no sólo han cerrado muchas de estas empresas, sino que se ha comenzado a multar a los autónomos que facturaban a través de ellas (especialmente a los que tenían unas facturaciones superiores a 15.000 euros anuales). Estos han tenido que afrontar el pago de todas las mensualidades que debían a la Seguridad Social así como los intereses generados por los impagos.

Además, no todo son ventajas al formar parte de este sistema, ya que no se pueden disfrutar las prestaciones sociales que sí tienen el resto de autónomos. De igual modo, tampoco es una opción que salga a cuenta a aquellos trabajadores por cuenta propia con facturación superior a los 15.000 euros anuales, así como a los que pueden disfrutar de las bonificaciones o reducciones de cuota.

Por lo tanto, recomiendan desde AntaConsulting hacer todo de forma legal. Así no tendrá que enfrentarse a ningún tipo de riesgo o multas. Ahora es más sencillo que nunca, no sólo por la existencia de tasas reducidas o bonificaciones, también porque se han simplificado los trámites e, incluso desde casa, es más sencillo convertirse en emprendedor.