Transporte

Aplanar la curva de la hora punta, el reto del transporte público en la desescalada

Renfe ha instalado señalización de suelo en las principales estaciones de cercanías de Barcelona. EFE/ Enric Fontcuberta

Dentro de los desconocidos territorios por los que nos adentraremos durante las siguientes semanas, con toda España buscando la normalidad, yendo con cuidado para perder lo ganado con el confinamiento, el transporte es uno de los espacios que más interrogantes despierta. Las ciudades pequeñas tienen más fácil la movilidad de sus ciudadanos que siempre van a poder ir andando o en bicicleta, pero en lugares como Madrid y Barcelona no está claro cómo va a ser la vuelta al trabajo de sus habitantes. 

“La gente tiene miedo a infectarse. En una encuesta que hemos hecho ya vemos, en un primer análisis, que la mayoría de la gente dice que no quiere usar el transporte público y la mayoría que tiene coche, asegura que lo usará”, cuenta a El Independiente María Eugenia López Lambas, subdirectora TRANSyT-UPM Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica de Madrid.

Ante ese escenario, la gran pregunta de los expertos en transporte es: ¿Cuál va a ser la demanda? Según esta investigadora el reto en la nueva situación tras el confinamiento es dar con esta demanda, porque no está claro cuántos optarán por el coche y cuánto tiempo esa opción será viable para ellos. Además destaca que muchos trabajadores han perdido su trabajo y eso se notó mucho en 2009, y tampoco hay estudiantes, pero en septiembre sí habrá. En septiembre es cuando se espera el regreso al máximo de tensión del sistema de transportes, cuando entraremos de pleno en lo que han llamado la nueva normalidad, que a su vez será el momento en el que se corra el mayor riesgo de una segunda y temida oleada de COVID-19.

Una de las medidas que desde el Ministerio de Transportes se ha puesto encima de la mesa es la reserva de horas para viajar de manera que se gradúe la concentración de viajeros. Según esta experta “reservar tu billete es posible con la tecnologías, se puede hacer, puedes ir con la tarjeta de transportes, te inscribes de manera que se te reconozca una franja horaria y cuando llegas al metro, puedes entrar. Yo me inscribo en una lista y me tienen que dar una hora. Esta tecnología existe y se puede implementar en Madrid, por ejemplo, otra cosa es que se adapte a la demanda del público. ¿Cuánta gente lo va a hacer? El reto del transporte es adaptar la oferta a la demanda, eso ya es difícil en una situación normal”. 

Para la subdirectora del Centro de Investigación del Transporte de la Universidad Politécnica “en la flexibilización de las horas puntas el sector privado tiene mucho que decir, con el teletrabajo y la flexibilización de los horarios”. De nuevo una llamada a la colaboración colectiva de la sociedad y a la responsabilidad compartida entre lo público y lo privado. “Hay que aplanar la curva de la demanda, la de las horas punta, si la distribuyes lo consigues, pero para esto es muy importante el sector privado, no sólo el público”.

El teletrabajo no sólo ofrece la posibilidad de no ir al trabajo, sino que te ofrece la posibilidad de trabajar dos horas en casa y viajar a otra hora que no sea la punta

En esa responsabilidad compartida, Irene Cobián Martín del Mobility Institute Berlin apunta a la experiencia que las empresas han adquirido con sus empleados trabajando desde casa. “Hemos avanzado años en dos meses, ahora hay que aprender que el teletrabajo no sólo ofrece la posibilidad de no ir al trabajo, sino que te ofrece la posibilidad de trabajar dos horas en casa y viajar a otra hora que no sea la punta”, explica.

Autobús de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid.

Perder el miedo al transporte público

Álvaro Heredia, director de Auvasa empresa municipal de los autobuses de Valladodid y ex director de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid, considera que se están lanzando mensajes negativos sobre el transporte público. “Se está demonizando al transporte público, parece que lo que enferma es el transporte público y no el virus, se da por hecho que el transporte público es un lugar de infección garantizada. En el transporte público hay mucha acumulación de personas pero la interacción entre ellos es poca, la gente viaja de manera individual”, asegura.

Para Heredia es un error decir que como hay que dejar un 30% de la capacidad de los transportes no hay espacio para el 70% de los viajeros. “Eso sería cierto si el 100% del tiempo los autobuses fueran llenos, pero la realidad es que el transporte se dimensiona para la hora punta. A lo largo del día los autobuses no van llenos, ni los metros”. 

Según su punto de vista hay que hacer medidas de gestión de la demanda, que se reparta más en el tiempo, pero que no se dirija a los coches. “Si le decimos a la gente que se baje del transporte público para subirse a los coches y se baja un 30% de los pasajeros del transporte público y se suben al coche, estamos hablando de entre un 20% y 50% más de coches en las ciudades. Y estas no están preparadas para ese volumen, no tenemos calles como las americanas, las nuestras están diseñadas para tener sistemas de transporte público importantes. Estamos hablando de atascos como los que no hemos visto nunca, de tres horas en el coche como los que vemos en EEUU. Esto sin tener en cuenta los efectos de la contaminación y la salud”.

“En el transporte público ya se han tomado medidas, el uso de mascarillas va a ser obligatorio, los autobuses están desinfectados como no se desinfecta ningún otro lugar y hay ocupaciones limitadas. Sin embargo se sigue lanzando este mensaje de que el transporte es un lugar de mucho contagio”. 

¿Cuánta gente se contagia en el transporte público? 

En el transporte público se ha producido contagio, pero la contribución del transporte público a todos los contagios que hay no ha sido tan grande en la crisis del COVID-19, o al menos no está tan clara, según los primeros estudios recogidos por el Mobility Institute Berlin en un informe reciente. “El contagio dentro del transporte público es objeto de polémica, hay quien piensa que hay más y quien piensa que hay menos. Hay estudios que apuntan a que habría sido responsable, en la fase de expansión del virus, del contagio del 10% de los casos de la ciudad de Berlín. Otro estudio que recogemos sobre Nueva York apunta a un 4% en el metro frente a un 30% en los hogares”, Irene Cobián Martín del Mobility Institute Berlin. Esta consultora que estas tasas de contagio se produjeron sin las medidas de seguridad como las que se han implementado ahora en los medios de transporte públicos.

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