Es un espacio en blanco, vacío. Un hueco de quien un día espera poder cubrirlo con algo que considera propio. Figura en el escudo oficial de Euskadi, en la parte inferior derecha, con fondo rojo cuando lo permite el diseño. Hubo un día en el que no fue así, en el que el vacío estaba cubierto con cadenas de oro, las mismas del escudo de la vecina Navarra. La integración 'heráldica' de Euskadi y Navarra fue una realidad hasta que un tribunal lo prohibió por considerar que se usurpaba un símbolo que no correspondía al País Vasco. Navarra lo adoptó como oficial en 1982, si bien su origen heráldico se remonta al siglo XIII.

En la vecina Euskadi hace 33 años que ese hueco sigue vacío en todos sus membretes y espacios oficiales: en las salas oficiales, en los documentos, en las tribunas... Ahora el PNV quiere retomar la cuestión. No lo hizo cuando gobernaba en las comunidades vecinas, la foral navarra y Euskadi, y lo plantea ahora bajo el Gobierno de María Chivite, en el que figura como socio. Esta semana la ex presidenta de Navarra -de Geroa Bai, la coalición que lidera el PNV-, Uxue Barkos, ha apelado “al sentir de la ciudadanía”, a su “anhelo” y a “la seguridad jurídica” para reclamar que se regule la colocación de la ikurriña en Navarra y se facilite, mediante un convenio, que las cadenas del escudo foral navarro puedan incorporarse también en el escudo oficial del País Vasco.   

A la izquierda, el viejo escudo vasco con las cadenas de Navarra; a la derecha, el escudo oficial sin cadenas, eliminadas en 1986.

Cuando en la Transición se fueron constituyendo las nuevas autonomías, la Comunidad Autónoma Vasca aprobó recuperar un viejo escudo anterior a la Guerra Civil, de 1936. El blasón fue diseñado por José Antonio Agirre, el primer lehendakari del Gobierno vasco, y en él se muestran cuatro cuarteles: uno relativo al escudo de Vizcaya, otro de Guipúzcoa y un tercero de Álava. En la parte inferior derecha, el cuarto cuartel incluía las cinco cadenas representativas del escudo de Navarra y todos ellos rodeados por dos ramas de roble, en referencia al Árbol de Gernika. La decisión de rescatar el conocido como ‘Laurak-bat’ (Cuatro en uno, en referencia a los tres territorios históricos vascos y Navarra) la adoptó el 2 de noviembre de 1978 el Consejo General del País Vasco, órgano anterior al Gobierno vasco, que presidieron el PNV y el PSE.

En la Transición la puerta a una posible incorporación de Navarra al País Vasco estaba plenamente abierta y así se plasmó en las normas que entonces se redactaron. Lo prevé la disposición transitoria cuarta de la Constitución, que establece un procedimiento para una posible incorporación de Navarra a Euskadi. También lo hace el artículo 2 del Estatuto de Gernika. En este punto se afirma que “Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, así como Navarra, tienen derecho a formar parte de la Comunidad Autónoma del País Vasco”. En ese contexto, el recién constituido Gobierno Vasco mantuvo las cadenas en su escudo hasta que en enero de 1982 Navarra interpuso un conflicto constitucional de competencias ante el TC.

Anexión 'simbólica'

La entonces Diputación foral de Navarra defendió que se trataba de un símbolo propio del que Euskadi no podía apropiarse y solicitó la anulación del acuerdo en el que el Ejecutivo vasco había aprobado su nuevo escudo.

En su escrito Navarra recordaba que a pesar de las disposiciones que incluían tanto la Constitución como el Estatuto de Gernika, abriendo la opción a una incorporación de Navarra, aún ese caso no se había producido. Incluso aseguró que, de alguna manera, aquella disposición transitoria se había incumplido “al menos de modo simbólico”, al proclamar a través del escudo una incorporación “que no se ha producido”.

La resolución del Constitucional no dejó lugar a dudas y anuló el acuerdo por el que se definió el escudo de Euskadi. Lo detalló en su resolución del 29 de julio de 1985 y poco después, el lehendakari José Antonio Ardanza aprobó la retirada de las cadenas del escudo vasco. La decisión no conllevó una reformulación del mismo sino que se limitó a eliminar las cadenas y dejar el fondo con el color rojo originario pero sin las cadenas de oro.

34 años después, así continua. A la llegada del Gobierno de Patxi López a Ajuria Enea se exploró inicialmente la posibilidad de un rediseño del escudo de la Comunidad Autónoma Vasca para resolver la cuestión, sin que finalmente se diera ningún paso al respecto. En varias ocasiones partidos como el PP o UPyD también han intentado eliminar ese ‘vacío’ del escudo. La última vez, en el año 2010. Fue a través de una iniciativa parlamentaria que sin embargo no logró el respaldo de ninguna otra formación. Todos los partidos, en especial el PNV, consideraron que se trataba de una cuestión superada, “anacrónica” y que no suscitaba “polémica”. El presidente del PNV, Andoni Ortuzar llegó a afirmar que era reflejo de la “obsesión” del PP que 25 años después de haberse adoptado la decisión se volviera a plantear la cuestión en el Parlamento Vasco.

Navarra y el 'estatus vasco'

Ahora, ha sido el propio PNV el que ha resucitado la cuestión. Lo ha hecho reclamando que la nueva ley de símbolos que se pueda aprobar en Navarra regule la colocación de «la ikurriña o bandera vasca» en las instituciones navarras y autorice a Euskadi incluir las cadenas en su escudo oficial.

El nuevo movimiento del PNV, esta vez en la Comunidad foral, llega unas semanas después de que en Euskadi la formación presentará una propuesta de texto articulado que vuelve a incidir en la cuestión navarra. El documento, que centrará el debate territorial que el País Vasco tiene en marcha y en el que profundizará en los próximos meses, plantea la integración de Navarra, junto a Álava, Guipúzcoa y Vizcaya en un nuevo “sujeto jurídico y político”. Un nuevo modelo que sustituiría a Euskadi como mera comunidad autónoma más.

Al igual que contempla ahora para avalar sus propuestas para una futura Ley de Símbolos en Navarra –tras suspender la anterior el Gobierno que presidía Barkos- lo hace apelando a la ‘constitucionalidad’ de su propuesta. Se aferra a la disposición adicional primera de la Carta Magna. Recurre a ella como paraguas de legitimidad ya que ésta “reconoce” y “ampara” la existencia y “actualización” de los “derechos históricos”.

En su primer artículo, el proyecto de estatuto del PNV considera que el nuevo sujeto político en el que se transformaría el País Vasco si incorporara Navarra “respondería a la expresión de la identidad nacional” manifestada por la ciudadanía de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, y en su caso de Navarra, para “constituirse” en un nuevo sujeto con entidad política propia –cuya denominación debería establecer el Parlamento Vasco- y hacerlo además “de acuerdo a la Constitución”.