No es fácil seguirla. La ruta va y viene dibujando una senda sinuosa y confusa. La está recorriendo la nueva dirección de Podemos en Euskadi desde que accedió a controlar el partido hace casi un año. Ha abarcado desde el odio a un PNV “casposo” al que había que derrocar por todos los medios hasta la petición de darle “cariño” para lograr un acuerdo. Desde la urgencia de conformar una alianza de izquierdas con EH Bildu y el PSE para terminar con la “hegemonía” institucional de los de Ortuzar hasta salir en su rescate presupuestario en Vitoria.

Este fin de semana se escribirá un nuevo capítulo. No está claro en qué sentido de la ruta transcurrirá, si en el del acercamiento o en el de la distancia. Los de Iglesias aseguran que negociarán “hasta el último minuto” con el Gobierno de Urkullu para intentar un pacto. Ya lo hicieron el año pasado para permitirle sacar adelante los presupuestos. Aquel movimiento se interpretó como el inicio de un nuevo tiempo en la relación de ambos partidos. Pero aquella fue la ejecutiva anterior, la que lideró Lander Martínez y dimitió tras perder el proceso de primarias en febrero pasado. El apoyo de Martínez a las cuentas de 2020 fue cuestionado por los nuevos dirigentes de Elkarrekin Podemos por el acercamiento al PNV y el rescate de la minoría en la que se encontraba el anterior Gobierno vasco que supuso.

Hoy el Ejecutivo vasco no necesita a nadie para sacar adelante sus presupuestos. La coalición PNV-PSE cuenta con mayoría absoluta tras las elecciones del 12-J. Pero para su sorpresa, el partido que ha venido llamando a derrocar al PNV, de quien aseguró en noviembre que ostentaba una “hegemonía casposa” que debía ser erradicada, es Podemos. Se trata de la única formación que parece estar dispuesta a intentar apoyarle.

El nuevo encuentro entre ambas partes podría celebrarse este mismo sábado. No está claro el resultado. El miércoles era esperanzador por las posibilidades al entendimiento que visualizaban ambas partes, el jueves, tras recibirla contrapropuesta del Ejecutivo no tanto. Pese a todo, ni el Gobierno ni Podemos dio por rotas las negociaciones ni las opciones de entenderse, “aún hay tiempo”.

"No pone fácil el acuerdo"

La portavoz de Podemos, Miren Gorrotxategi afirmó que la segunda propuesta presupuestaria presentada por el Gobierno vasco “no pone fácil el acuerdo” pero que aún se debía trabajar. Fue la frase que rebajó las expectativas creadas. La inclusión de ajustes de las partidas por un valor de 94 millones, frente  a los 392 que reclamaba Podemos, evidenciaban la distancia entre ambos. “Son solo cambios de partidas pero no hay compromisos políticos”, lamentaba Gorrotxategi tras el encuentro del pasado jueves.

La petición de los morados pasaba por la asunción de compromisos de mayor calado en el campo de la reforma fiscal, la política energética, el empleo o la educación. Reclaman al Ejecutivo que aumente la deuda, que la eleve al 2,7% del PIB frente al 2,2% previsto.   

Y mientras se sigue explorando las opciones en el Gobierno Vasco, menos de 24 horas después del segundo encuentro, llegó un sí valioso de Podemos para el PNV. Ocurrió en el Ayuntamiento de Vitoria. Para el apoyo los nacionalistas accedieron a muchas de las pretensiones incluidas en la cartera de peticiones hechas a Urkullu en el Gobierno.

El viernes Podemos sorprendió salvando los muebles al Gobierno del PNV en la capital alavesa –en minoría- comprometiéndose con una abstención y evitando así enmendar a la totalidad los presupuestos municipales. El precio pagado por el alcalde Gorka Urtaran: frenar cualquier exploración y explotación de yacimientos de gas en la ciudad –como el del yacimiento de Subijana-, controlar el precio de los alquileres y evitar los desahucios. Son todas ellas reclamaciones también previstas en la lista de peticiones para el proyecto de presupuestos que hasta última hora del domingo o primera del lunes aún habría tiempo de negociar.

Vicepresidente gracias al PNV

A nadie se escapa que Podemos y PNV se necesitan en Madrid. Los nacionalistas son un respaldo imprescindible para el Gobierno de Sánchez e Iglesias. Sus votos “hicieron vicepresidente a Iglesias”, le recordaron a Gorrotxategi desde la Ejecutiva del PNV. Ahora los morados parecen haber reconducido sus críticas para intentar el acuerdo en Euskadi. El lunes concluye el plazo de presentación de enmiendas a la totalidad de las cuentas 2021 que ya han anunciado el resto de formaciones de la oposición.

En Podemos no han ocultado que ese “plan B” lo tienen preparado pero que confían en que no tenga que ser necesario activarlo si el Gobierno vasco accede a mejorar su proyecto presupuestario. El PNV confía en que finalmente el partido de Iglesias pueda encontrar una vía para el pacto y devolverle en Euskadi el apoyo presupuestario que Sabin Etxea otorgó al Gobierno PSOE-Unidas Podemos.

Es la cara amable de la relación, la de las sintonías. En el otro lado de la moneda están los empeños para desbancarlo. En Irún el acuerdo con el PSE ha permitido a los morados acceder al Gobierno. En otras localidades la estrategia ha pasado por entenderse con EH Bildu para evitar que el PNV asumiera la alcaldía. En el pasado reciente la aspiración por consolidar una alternativa al PNV con la izquierda abertzale y el socialismo vasco centró sus mensajes. Fue el eje de su campaña electoral. Ahora parece haber arrinconado, al menos por el momento, ese discurso. Los hechos, sin embargo, revelan que lo aplicará siempre que pueda.

Para ello requerirá una cuadratura complicada para el circulo de izquierdas que ansía: EH Bildu pone en marcha hoy un proceso congresual que se ha fijado como uno de los objetivos ensanchar su base social y ello conlleva recuperar parte del electoral que logró arrebatarle Elkarrekin Podemos. Y la otra pieza, el PSE de Idoaia Mendia está aún lejos de contemplar apoyos de gobierno con EH Bildu. El entendimiento con el PNV sigue siendo más rentable y más sencillo de respaldar. Es el que históricamente mayor presencia institucional le ha brindado y el que hoy por hoy se coloca en los gobiernos de las principales instituciones del País Vasco.