Las calles del centro de Madrid se convirtieron ayer en el escenario de una batalla campal. Las protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasel que comenzaron el martes en Barcelona terminaron en la capital con el mismo parte: disturbios, escaparates reventados, detenciones y ciudadanos y policías heridos.

La concentración arrancó a las 19:00 horas en la Puerta del Sol. Comenzó tranquila, con cientos de jóvenes pidiendo la libertad del rapero con cánticos y pancartas contra la "represión". El martes por la mañana, los Mossos arrestaron a Hasel para que cumpliera la condena impuesta por la Audiencia Nacional por sus mensajes en las redes sociales donde enaltece el terrorismo y vierte calumnias sobre la monarquía y las fuerzas de seguridad del Estado.

No era una manifestación espontánea ni autorizada por la Delegación de Gobierno de Madrid. Aún así, la plaza estaba fuertemente custodiada por la Policía Nacional. Los precedentes eran alarmantes. El plan era evitar incidentes como los de las convocatorias del martes en Barcelona, Vic, Girona, Reus o Valencia.

Para ello, habían desplegado decenas de agentes de las Unidades de Intervención Policial (UIP) y sus furgones cortaban el paso por las calles de acceso a Sol. El ambiente se tensó. Los manifestados empezaron a lanzar piedras y objetos contra los policías que les impedían el paso hacia la calle Carretas, donde se encuentra el Congreso de los Diputados, y desataron las cargas policiales. También destrozaron mobiliario urbano. Los comercios de la calle de Arenas, que conecta Sol con el Teatro Real, se llevaron una de las peores partes. Los congregados reventaron los escaparates de varios locales y asaltaron al menos tres de ellos.

Fueron los instantes más críticos de la tarde. A las 21 horas, la Policía logró arrinconar a una buena parte de los participantes. Comenzaron a despejar Sol. Los viandantes no implicados en los altercados podían salir, pero no entrar. Tampoco por las bocas del Metro. Gracias a esa estrategia disolvieron la concentración multitudinaria. También fue la hora en la que Pablo Echenique publicó un polémico comentario en las redes sociales. El portavoz de Podemos en el Congreso, el socio del PSOE en el Gobierno, lanzó un mensaje de apoyo a los "jóvenes antifascistas" que estaban pidiendo "justicia y libertad de expresión en las calles".

Los enfrentamientos se trasladaron entonces a las calles y barrios colindantes a Sol y la Plaza Mayor, como La Latina. De hecho, los manifestantes incendiaron contenedores y dañaron mobiliario en la calle Mayor, Preciados o Toledo para torpedear a los policías. Pese a que varios manifestantes seguían desperdigados por el centro de la capital, a las 21:45 horas las protestas estaban prácticamente disueltas. Los agentes, algunos vestidos de paisano, pasaron a las identificaciones. En total, la tarde-noche de altercados en Madrid se saldó con 19 detenidos y 55 heridos leves, entre ellos, 35 policías nacionales, según Europa Press. Los otros 20 son manifestantes o transeúntes. Pasado el toque de queda, en Sol y sus alrededores reinaban la calma, los operarios de limpieza y los policías valorando los daños de una jornada caótica.

Segunda noche de disturbios en Cataluña

La violencia tampoco cesó anoche en Cataluña. Las protestas de ayer por la detención de Hasel, arrestado en Lleida, culminaron con 135 contenedores y nueve vehículos quemados y 14 personas atendidas por el Servicio de Emergencias Médicas (SEM), ocho de ellos miembros de los Mossos. De las 33 detenciones, 14 fueron en Lleida, 12 en Barcelona y cinco en Girona.

"Son grupos de personas organizadas muy violentas, salen a la calle con el objetivo de destrozar la ciudad y atacar a los policías y también oportunistas que aprovechan los disturbios para saquear comercios", ha explicado este jueves Juan Carlos Molinero, comisario de los Mossos.