Arrimadas no da la batalla por perdida en Madrid. Este jueves, el ex vicepresidente de la región, Ignacio Aguado, ha anunciado que da un paso al lado en la carrera electoral madrileña y cede el testigo a Edmundo Bal como candidato de Ciudadanos a presidir la Comunidad de Madrid para el próximo 4 de mayo. Por el momento es el único contendiente en el proceso de primarias que abre ahora el partido, pues el único rival que había manifestado su intención de presentarse, el veterano militante Juan Carlos Bermejo, ya ha anunciado su retirada tras el paso adelante de Edmundo Bal.

Edmundo Bal es diputado por Madrid, portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados y abogado del Estado. Fue uno de los fichajes estrella de Albert Rivera en 2019 y, hasta la fecha, es la mano derecha de Inés Arrimadas en el partido y uno de sus más fieles defensores. El dirigente lleva días descartándose públicamente como candidato al 4-M ante las dudas internas suscitadas en torno a la idoneidad de la candidatura de Ignacio Aguado. "Disfruto enormemente en el Congreso. Mi deseo es quedarme aquí", dijo hace apenas dos días. Pero los deseos de la dirección han podido más.

Aguado y Bal han hecho una declaración conjunta a última hora de este jueves, en que el primero, entre lágrimas, anunciaba su renuncia a la pelea por Madrid en favor de su compañero de filas. "Ciudadanos va a salir a darlo todo, a demostrar que somos más necesarios que nunca. No tengo ninguna duda de que el mejor candidato posible para presidir la Comunidad de Madrid es Edmundo Bal", afirmaba.

El diputado nacional de la formación naranja ha explicado que no tenía intención de postularse como candidato, pero que el miércoles por la noche recibió la llamada de Aguado para cederle el testigo y decirle que "los madrileños ganarían más" con Bal como candidato. "No podía decir que no a eso", zanjaba.

Aguado anunció su intención de concurrir a las elecciones madrileñas casi desde el mismo momento en que se anunciaron los comicios. E insistió en su deseo de puertas para adentro pese a los importantes recelos internos que suscitaba su candidatura, entre otras cosas por la mala relación con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el devastador panorama de algunos sondeos que auguraban que Ciudadanos no lograría grupo propio el 4-M. Arrimadas quería a Bal como candidato, pero antes debía convencer a Ignacio Aguado para que diese un paso al lado de forma voluntaria y no abrir una batalla interna más, justo en un momento en que el partido naranja atraviesa la peor crisis de su historia.

Con este movimiento, Ciudadanos logra un revulsivo para pelear en la Comunidad de Madrid, con el que pretende superar el 5% de los votos para lograr representación en la Asamblea y seguir siendo necesarios en la formación del futuro Gobierno autonómico.