Es una vieja aspiración en la mayor empresa de Euskadi: la sanidad pública vasca. Hace ocho años el Gobierno vasco intentó darle forma mediante la pretensión de crear un registro de preferencias idiomáticas de la población. El plan pasaba por registrar de modo obligatorio en la base de datos de Osakidetza cuál era la preferencia lingüística de cada ciudadano para ser atendido en el sistema vasco de salud. El rechazo de la oposición hizo que el Ejecutivo tuviera que rectificar e incluir sólo de modo voluntario, y a instancia del ciudadano, esa información en la base de datos.

Sin embargo, en estos años el Ejecutivo de Iñigo Urkullu ha continuado con esa aspiración con campañas que promueven el uso del euskera no sólo como idioma de trabajo interno entre los trabajadores sanitarios sino también en la relación de estos con sus pacientes. Ahora, el objetivo que se ha marcado la Administración para el próximo año es tener registrada la preferencia linguïstica del 71% de la población, sea castellano o euskera, es decir, de más de 1,5 millones de ciudadanos.

El objetivo pasa por reforzar su uso, como en otros muchos ámbitos, también en el asistencial. Las inversiones públicas llevadas a cabo en las últimas décadas para favorecer el conocimiento del euskera y la posibilidad de ofertar todos los servicios públicos de modo bilingüe han sido millonarias y en muchos casos insuficientes. Distintas encuestas han demostrado que pese a que en los últimos años el conocimiento ha aumentado de modo considerable lo ha hecho mucho menos su empleo.

Idioma de trabajo

Actualmente en Osakidetza se aplica el III Plan de Normalización en el uso del euskera que, entre potras medidas, incluye la necesidad de ampliar los porcentajes de registro lingüístico de los usuarios. El Gobierno señala que el euskera "contribuye a mejorar la calidad del servicio" que se brinda a la ciudadanía de una sociedad bilingüe y con ellos a "la cohesión social".

El actual plan en vigor implica además la puesta en marcha de una batería de medias y planes específicos de euskaldunización como incrementar los porcentajes de facultativos bilingües en la medicina familiar y pediátrica, dar nuevos pasos para lograr historiales clínicos bilingües o aumentar los registros idiomáticos de preferencia de la población.

Internamente el plan pasa fundamentalmente por mejorar la presencia del euskera "como idioma de trabajo". Para ello se plantea "crear recursos para trabaja en euskera" o incluso constituir "grupos para practicar" la lengua o el acceso a clases de euskera. El sistema cuenta desde hace años con mecanismos de liberalización de profesionales para que, con fondos públicos, puedan estudiar en sus jornadas laborales el idioma de cara a la acreditación de perfiles lingüísticos asignados a cada plaza.

Una plantilla bilingüe

Actualmente de los casi 28.000 trabajadores que integran la plantilla estructural del Servicio Vasco de Salud, el 45% lo hace en un puesto con una exigencia preceptiva de euskera en algunos de sus niveles. De todos ellos menos de la mitad tiene hoy por hoy acreditado su conocimiento. Pese a ello, en los últimos años se ha producido un incremento constante en el número de trabajadores que logra ser bilingüe. Desde 2017, según datos del departamento, la plantilla bilingüe ha crecido de media cada año un 1,7%.

Precisamente el euskera ha sido siempre una cuestión controvertida en los procesos de ampliación de plantillas llevados a cabo por Osakidetza. El excesivo peso que en las últimas Ofertas Públicas de Empleo se le ha concedido, superior incluso a títulos de máster, ha dificultado no sólo el acceso de profesionales de fuera del País Vasco sino incluso las de opositores del país vasco que por no poder acreditar su conocimiento han visto reducidas sus opciones.

En la última gran OPE, la celebrada en 2018, acreditar un nivel de euskera equivalente a un B2 era valorado con el doble de puntos que un doctorado medio, el triple que por un máster y seis veces más que una licenciatura. Un master otorgaba 6 puntos, una licenciatura 3 y conocimientos de alemán, francés o inglés, 1,5. En cambio, un nivel básico de euskera permitía obtener hasta 9 puntos.