No contamina. No engorda. Tampoco provoca enfermedades. Aspira a satisfacer toda la demanda del futuro. No se produce con piensos, ni en granjas, saturadas. No requiere sacrificar animales. Ni siquiera necesita grandes cantidades de agua para su producción. La carne del futuro no se cría, se ‘cultiva’. Crece en laboratorios. Por el momento es sólo un camino que acaba de comenzar a recorrerse y cuyo futuro incierto está por descubrir. Sus promotores no ven más que ventajas en esta alternativa de laboratorio y sueñan con hacerlo, en un corto plazo de tiempo, a escala global. La presentan como una solución no sólo a la escasez de oferta ante una demanda cárnica que no deja de crecer al mismo ritmo que lo hace la población mundial, sino también como una salida al importante impacto medioambiental que genera la industria cárnica en todo el mundo.

En sólo dos años nuestro país podría albergar una de las pocas plantas de producción de carne cultivada que existen en el mundo. Por ahora, tan sólo Estados Unidos, Holanda e Israel cuentan con este tipo de producciones. El proyecto es de la empresa guipuzcoana BioTech Foods. Lo ha presentado esta semana como el siguiente paso en el camino emprendido desde que se creó en 2017. Ubicada en San Sebastián, la compañía ha cerrado un acuerdo con la multinacional cárnica JBS por un importe de 36 millones y que le permitirá aliarse con un gigante de la comercialización cárnica, con más 250.000 trabajadores y presencia en todo el mundo.

El desarrollo tecnológico que permitirá producir carne cultivada a gran escala ya está avanzado. BioTech Foods emplea procedimientos aplicados en el ámbito médico, biotecnología también empleada en el campo de los trasplantes de órganos. A este desarrollo se sumaría ahora el respaldo de la brasileña JBS, el mayor productor mundial de proteína.

Carne "100% animal"

BioTech cuenta con una planta piloto en la que ha desarrollado la tecnología necesaria y que con la red comercial y la capacidad de procesamiento que aportaría JBS –convertida ahora en socio mayoritario- permitiría dar el salto que en 2024 aspira a dar esta empresa.

El proceso es sencillo. Tras extraer células madre a un animal a través de una biopsia, estas se estimulan con una proteína que permite que se multipliquen y generen filamentos de tejido muscular. El resultado, recuerda la empresa es “100% animal” al tratarse de un proceso de generación de tejidos “en un entorno controlado” similar al que se produciría en el animal. La carne cultivada no tendría grasa, sería magra y permitiría producir desde jamón hasta derivados como unas albóndigas o unos nuggets.

La empresa asegura que en 2050 el incremento de la población mundial impedirá satisfacer la demanda con los procedimientos tradicionales. Se estima en un 73% el incremento que se producirá en la demanda dentro de tres décadas. Alerta además del gran impacto medioambiental que ya tiene la industria cárnica, así como el riesgo para la salud que en muchos casos conlleva por la utilización de antibióticos y otros elementos en los procesos de producción industriales. La carne cultivada se presenta como una “alternativa” al problema de contaminación, además de favorecer el bienestar animal, la salud humana y la sostenibilidad ambiental”.

Sostenible y "libre de crueldad"

El beneficio en la sostenibilidad de la producción y su menor impacto medioambiental se cuantifica en aspectos como el consumo energético que requiere. Se señala que una planta de carne cultivada requerirá de hasta un 45% menos de energía, su impacto en forma de gases invernadero también se reduce un 78% y el empleo de materias naturales como el agua se rebaja en un 82%.

Actualmente esta empresa desarrolla sus investigaciones en el parque tecnológico de San Sebastián. Lo hace de manera piloto y confía en que en 2024, tras el apoyo de JBS, pueda convertirse en la primera planta en España en producir carne cultivada: “Esta adquisición refuerza nuestra estrategia de desarrollar nuevas formas de producción para satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos”, señala Gilberto Tomazoni, CEO Global de JBS. Destaca que aunar en un mismo proyecto el conocimiento tecnológico avanzado que aporta BioTech Foods y su capacidad de producción “podremos acelerar el desarrollo del marcado de carne cultivada”.

Uno de los aspectos que impulsan este tipo de producción es el beneficio que supone para los propios animales. Además de no requerir su sacrifico permite eliminar uno de los aspectos en ocasiones más nocivos del mercado, el maltrato a los animales en algunas plantas de producción. En este caso se destaca que se trata de una producción cárnica “libre de crueldad” y que además permite una producción en la que no hay rastro de productos como los antibióticos presentes en la industria y que producen un impacto en la salud de los consumidores.