Argelia "deplora" y "rechaza" las declaraciones "precipitadas e infundadas" vertidas por la Unión Europea sobre la suspensión del tratado de amistad y buena vecindad con España.

Así lo ha expresado el Gobierno argelino a través de un comunicado emitido este sábado por el ministerio de Exteriores, donde critica el "inadecuado contenido" de las afirmaciones realizadas por Bruselas tras la visita el viernes del ministro de Exteriores español, José Manuel Albares.

Un viaje no previsto en su agenda, ya que el jefe de la diplomacia española tenía previsto asistir este fin de semana a la Cumbre de las Américas, pero necesario para dar con el apoyo de los Veintisiete en plena crisis diplomática con su hasta ahora principal socio magrebí.

"La prisa y el sesgo de estas declaraciones resaltan lo inadecuado de su contenido, ya que se trata de un desacuerdo político con un país europeo de carácter bilateral y sin incidencia en el compromiso de Argelia con respecto a la Unión Europea", señala el comunicado a cuenta de la congelación de las domiciliaciones bancarias.

El texto responde a las palabras del Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, que el viernes acusó a Argel de violar el acuerdo de asociación con la UE al suspender dicho tratado de buena vecindad con un país miembro.

En este sentido, Argelia defiende que se trata de una decisión legítima. "Cabe recordar que la decisión de suspender el tratado argelino-español de amistad, buena vecindad y cooperación responde a consideraciones legítimas".

Respecto a la preocupación surgida por el suministro del gas -Argel ha sido el principal proveedor español hasta comienzos de este año-, asegura que las insinuaciones vertidas sobre este tema han sido "maliciosas". El presidente argelino, Abdelmayid Tebune, ya ha garantizado la distribución del mismo ante la expectación del Ejecutivo español y de la UE.

"También rechazamos, por fantasiosas y maliciosas, la insinuaciones y preguntas relativas a la cuestión del suministro de gas a España, por lo que hasta el propio Presidente de la República tuvo que afirmar solemnemente la determinación de la parte argelina de cumplir con sus obligaciones contractuales", lamenta la misiva.

Además, desde el comunicado de Exteriores se desliga la suspensión del acuerdo español de los compromisos comerciales con Bruselas. "La supuesta suspensión de relaciones comerciales y de inversión con España, recogidas en dichas declaraciones oficiales de la Unión Europea, se invoca precipitadamente sin ningún fundamento, y las autoridades de la Comunidad Europea no tienen en este caso ninguna base legal para establecer su competencia en la materia", una reacción del club que Argel considera una "intrusión".

"Este tema, que preocupa a empresas de ambos países sobre bases estrictamente comercial no surge en el contexto de las relaciones en materia energética con los demás compradores de gas argelino en la zona euro que cumplen sus obligaciones contractuales con la misma buena fe que Argelia", añade.

La intervención de Pedro Sánchez en el Congreso para justificar el cambio radical de la política exterior española con respecto al Sáhara Occidental -de la que es potencia administradora- terminó por ensanchar las grietas diplomáticas entre Argel y Madrid, ya abiertas el pasado 18 de marzo después de que Marruecos filtrase una carta en la que el Gobierno respaldaba el plan de autonomía marroquí al considerarlo el "más serio y realista para la resolución de la disputa".

La tormenta no tardó en llegar y Argelia, tradicional aliado del Frente Polisario, llamó a consultas a su embajador en Madrid y avisó de que revisaría todos los acuerdos establecidos con España. Por aquel entonces el mandatario argelino ya dejó claro que las transacciones con nuestro país en materia energética no corrían peligro, pero lo cierto es que Argel comenzó a buscar otros amigos con los que forjar alianzas que lo hiciesen principal proveedor energético. En Italia encontró su mayor aliado, y a mediados de abril se materializó un pacto con el primer ministro italiano, Mario Draghi, para aumentar la venta de gas en un 50%.