La ex portavoz de Vox en el Congreso y ex diputada del Parlamento de Andalucía ha pasado en unas semanas de ser un referente del partido de la derecha populista a ser casi una apestada. Por lo menos, por parte de la dirección.

Todo ha ocurrido de una forma un tanto extraña. Quizás porque, hasta ahora, Macarena Olona (Alicante, 14 de mayo de 1979) no ha querido explicar los pormenores de su decisión de abandonar la política. Se hicieron cábalas y elucubraciones. Desde la dirección de Vox decían no entender lo que había ocurrido. El propio Santiago Abascal dijo el pasado día 15 en el programa de Federico Jiménez Losantos: "No soy capaz de explicar muchas cosas".

El jueves, Olona daba una entrevista en ABC en la que hablaba de "falta de democracia interna" e insinuaba que Vox era "excluyente". La respuesta no se hizo esperar. Pasadas las 11 de la mañana, Iván Espinosa de los Monteros daba definitivamente por cerrada la puerta del partido a Olona: "Este es el fin del camino", dijo muy afectado el portavoz parlamentario de Vox.

Casualidades de la vida, esa mañana estaba tomándome un café con Olona.

Su versión sobre los hechos, como todas, puede ser discutible, pero, al menos, hay que conocerla para juzgarla.

Me interesaba saber qué ocurrió a finales de julio para que decidiera anunciar que dejaba la política. Primero, las "razones médicas" que adujo en el comunicado que hizo público el 29 de julio eran ciertas. Incluso, en un primer momento, ella pensó que podía tratarse de algo más grave, aunque luego el diagnóstico apuntó a un problema de tiroides que le ha hecho perder 13 kilos.

Tras las elecciones andaluzas quiso volver a ser portavoz nacional de Vox, pero la dirección del partido se negó. Mucha gente la anima ahora a crear un nuevo partido y tiene financiación para ello

Pero había algo más, naturalmente. Un problema de fondo, político. Olona acudió como candidata paracaidista a Andalucía con el propósito de lograr un resultado que hiciera imprescindible su participación en el gobierno de la Junta. La idea era alcanzar 26 escaños. Luego se quedaron en 14 y Juanma Moreno alcanzó casi la mayoría absoluta, lo que le permitió gobernar en solitario. Olona se quedaba con el triste papel de ser la representante del tercer partido en Andalucía.

Lo que pidió Olona a Abascal y lo que quería reclamarle si se hubieran reunido este mes, cosa que ya está descartada, era volver a ser portavoz nacional del partido, sin marcharse de Andalucía, y así ejercer esa labor que la aproxima a la gente y que es lo que más le gusta de la política. La respuesta fue rotunda: "No". Es más, un emisario de Ortega Smith, secretario general de Vox, la amenazó con quitarle la portavocía en el Parlamento andaluz si insistía en su empeño. Así que decidió marcharse, marcar distancias, aunque, siempre según su versión, con la promesa de volver a hablar con Santi (así se refiere siempre a Abascal) en septiembre.

Su aparición en el Camino de Santiago y algunos actos públicos levantaron las lógicas elucubraciones sobre su pronto regreso a Vox. Hoy intervendrá en un acto en la Universidad de Murcia, el sábado acudirá a la manifestación de CSIF en Madrid, el lunes dará un discurso en el Club de Rotarios de Sevilla (en el que coincidirá con Mario Conde) y el 27 intervendrá en la Universidad Francisco de Vitoria en Madrid.

Olona, que dice querer a Vox y que siente un especial cariño por Santi y por Iván, no así por Ortega Smith o por Jorge Buxadé, tiene diferencias de fondo con el partido. Cree que Vox no da un papel suficientemente relevante a la mujer y que da una imagen de partido de hombres que ella no comparte. Es más, afirma que no se identifica para nada con el perfil de algunos ultras que anidan en Vox y que tienen demasiada influencia en la dirección del partido.

Lo importante es saber qué va a hacer. Me dice que, antes que nada, no quiere dividir más a la derecha y tampoco quiere hacer daño a Vox. "Mucha gente me ha animado a montar un partido, tendría la financiación para hacerlo, pero no quiero. Al menos, por ahora no".

Sin embargo, el mensaje de Espinosa de los Monteros le deja las manos libres: "Ahora todo el mundo sabrá que no ha sido mi voluntad abandonar Vox".

Si alguien piensa que ha dicho ya su última palabra, se equivoca. Tiene fuerza y ganas de seguir y mucha gente que la anima a continuar. Un mensaje que le llega constantemente: "No nos abandones".

Insisto en qué va a hacer. Ella responde: "Todo depende de si Vox puede ser una alternativa real de gobierno. Y eso se sabrá en las elecciones municipales y autonómicas de mayo. Entonces decidiré si doy el paso al frente".

Estoy seguro de que lo hará. Aunque a muchos no les guste, Olona puede ser, finalmente, el apoyo que necesitará el PP para gobernar.