Si hay algo de lo que puede presumir Vox desde su irrupción en el Congreso de los Diputados es de haber conseguido mantener la tendencia electoral en los sondeos, lo que les garantiza seguir contando con el mismo peso político tras las próximas elecciones generales. Al menos virtualmente y sobre el papel de las principales estimaciones privadas. Es algo que les permite tener suficiente fuerza parlamentaria para colar los principales puntos de su agenda ideológica, esa recientemente renovada y expuesta en el documento programático 'España Decide'. Por ello, sorprende que el presidente de la formación, Santiago Abascal, esté dispuesto a ceder representación política si así consigue alejarse de Macarena Olona. Según ha podido saber El Independiente, es algo que ha comentado a sus círculos más íntimos, reflejando la tensión que existe con la expolítica: "Prefiero perder varios puntos en las encuestas que volver a tener a Olona dentro de Vox".

Este tipo de afirmaciones son algo que ya no genera sorpresa ni entre los escuderos más fieles de Olona en el partido, que antaño rompieron lanzas por la exdiputada por Granada, y a la que percibían como uno de las valores más preciados a pulir tras asentarse dentro del grupo en las Cortes procedente de la abogacía del Estado. Es más, son convalidadas con una leve mueca y profundo silencio. Internamente, el partido sabe que con apenas un año para la gran carrera electoral a La Moncloa y con comicios locales y autonómicos a la vuelta de la esquina -en la tercera semana de mayo- no puede permitirse evidenciar mayor fragmentación que la ya expuesta al votante y a la oposición. Porque, de ahondarse en la herida, las bases más fieles pueden optar por refugiarse en la propuesta más moderada y, por ahora, estable, de Alberto Núñez Feijóo y el Partido Popular (PP).

Fuentes oficiales del partido consultadas por este medio, optan por no postularse al respecto ni hacer ningún tipo de valoración sobre Olona, que "ya no forma parte" de las siglas. Y señalan dos aspectos. El primero es que el grupo sigue "muy unido" tras su salida, y se remiten al último acto celebrado este fin de semana en el complejo de Ifema, en Madrid. El segundo, es que tiene "más reconocimiento internacional" que nunca, algo que, insisten, quedó demostrado en el mismo, con numerosos mensajes de homólogos continentales y de América. Es el caso de Giorgia Meloni o Donald Trump.

Esta disconformidad a posicionarse claramente por Olona, evidencia cómo la alicantina ha pasado de ser el ariete parlamentario y judicial de la organización, a ser un verso suelto que ha puesto en tela de juicio los asuntos más escabrosos de Vox. Un ejemplo es, tal y como denunció Olona en una entrevista con el periódico ABC, la "falta de democracia interna" que, supuestamente, ella misma experimentó. La exparlamentaria fue elegida para encabezar la candidatura por Andalucía bajo un intento de condicionar un futuro gobierno de Juanma Moreno y el PP, pero la inesperada e inédita mayoría absoluta de Moreno Bonilla dejó a Vox y su aspirante a vicepresidenta en tierra de nadie. Es cierto que se mejoraron los resultados anteriores -dos escaños y casi 98.000 votos- pero todo fue en vano.

Olona denunció falta de democracia interna y exceso de control del tándem conformado por Ortega Smith y Jorge Buxadé

La duda que queda en el aire es si, además de buscar condicionar el gobierno de la Junta de Andalucía, el movimiento perpetrado por el propio Abascal y el resto del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) fue un intento de rebajar el protagonismo de Olona en un escenario secundario respecto al Congreso. Y es que, según han denunciado algunos aparatos provinciales de Vox, cualquier figura que destaca pero no es del agrado de la dirección nacional, es apartada o minimizada. Eso va en la línea de una información ya adelantada, que apela a la supuesta amenaza que el exsecretario general de Vox y hoy vicepresidente, Javier Ortega Smith, habría hecho a Olona días después de conocerse el escrutinio andaluz. Concretamente: o permanecía en Andalucía sin buscar protagonismo externo, o la desplazarían del grupo a un plano inferior, dando la portavocía a Manuel Gavira, que ahora la ostenta tras la renuncia de Olona a su acta de diputada regional.

Precisamente, Olona señala al tándem Ortega Smith-Jorge Buxadé, quien desempeña las funciones de Acción Política. Un dúo, definido por conocedores de la situación como el ala más extrema de Vox, que ahora ha quedado fortalecido tras el nombramiento del exsecretario como vicepresidente, aunque aún sin funciones conocidas. También con Ignacio Garriga, elegido como 'segundo' y que, pese a tener un perfil menos bronco que su antecesor, mantiene buenos vínculos con ese tándem. Y algo que aleja al partido del sector más liberal que lo controló y edificó en sus inicios.

Olona sigue buscando protagonismo

Cuando, mediante las palabras del portavoz parlamentario Iván Espinosa de los Monteros, Vox cerró la puerta definitivamente la incorporación de Olona nuevamente al partido, fuentes de la formación aseguraban, utilizando una metáfora, que "cuando la rama se parte, el árbol sufre, pero más lo hace la rama al caer al suelo". Vox ha sufrido en las últimas semanas hasta que la victoria de Meloni en Italia, ha calmado algo las aguas dejando la cuestión en un punto secundario. Y ha realizado cambios estructurales de gran calado, como poner a Garriga de 'segundo', a siete meses de las elecciones municipales y autonómicas para fortalecer al partido de cara a esa cita. Garriga puede ofrecer más calma y consenso que Ortega Smith.

Abascal ha realizado cambios estructurales importantes para fortalecer al partido de cara al ciclo electoral

La rama, de momento, se ha desprendido y sigue cayendo; y los próximos meses evidenciarán el impacto del golpe. Por ahora, pese a que Olona confirmaba a El Independiente, recientemente, que aguardaría a ver los resultados de Vox en las urnas a lo largo del territorio para decidir si daba un paso adelante y presentaba un proyecto político, lo cierto es que se percibe cierta deseo de anticiparse. Sobre todo, en lo que llevamos transcurrido de semana. Ella misma contribuye a ese juego a través de sus redes, reivindicando directa o indirectamente que cuenta con un proyecto. También con entrevistas a medios de la propia esfera de Vox.

Su último movimiento, en pleno debate de la abolición de la prostitución por la proposición de ley del Grupo Socialista -que pretende modificar el artículo 187 del Código Penal para castigar el proxenetismo- y aprobada por Unidas Podemos -a excepción de los Comunes- y el PP, ha sido el de aproximarse al sindicato de prostitutas ASTRAS. Con varios contactos y encuentros con sus principales representantes, Olona se muestra en contra de esa abolición, busca darles visibilidad y, al mismo tiempo, jugar la carta política que ellas le brindan: asegura que éstas poseen un listado con clientes políticos de alto nombre que consumen prostitución.

Vox, sin embargo, prefiere desatender esa actividad de Olona, resta importancia a la posibilidad de que cimente una nueva marca y esta prospere, y quiere focalizarse en su senda política. Esa tesis, la del bajo impacto que tendría la exdiputada con su plataforma, la respaldan desde el ámbito politológico expertos consultados, que, de emprenderla, le auguran representación únicamente en Madrid y similar a la que tiene Más País en el Congreso tras la escisión de Unidas Podemos.