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Radiografía del racismo en España: un fenómeno que aumenta con el anonimato

En política, asumir que el racismo no existe en España es contradecir el marco social autoimpuesto, dicen expertos en sociología | Las denuncias por racismo han crecido en el último lustro, pero la mayoría de las situaciones no trascienden a las autoridades

Protesta contra el racismo de la Real Sociedad en Anoeta junto a la UD Almería, antes del inicio de un partido de Liga, este martes EP

Si las listas de EH Bildu coparon el debate político al inicio y hasta el ecuador de campaña, ahora el racismo, por los gritos xenófobos al jugador del Real Madrid Vinicius Jr., es atendido en este cierre de carrera electoral de fondo. Después de que la Fiscalía haya abierto diligencias por el asunto a petición del equipo blanco y tras un enésimo episodio sobre el campo [aunque todo parece apuntar a que quedará archivada] los principales partidos políticos nacionales se han posicionado al respecto. Desde el PP, con Alberto Núñez Feijóo como último en hacerlo, hasta el presidente del Gobierno Pedro Sánchez o dirigentes de Vox como Iván Espinosa de los Monteros. Aunque cada uno con su estilo.

El también secretario general del PSOE, Sánchez, cerraba la jornada del lunes pedía tener "tolerancia cero" con el racismo, tanto en el futbol como en la sociedad. En contraste, el portavoz nacional de Vox incidía previamente al socialista desde Granada, donde intervenía en un acto de campaña que los insultos al futbolista no son racismo, sino "violencia verbal". Y a su vez deducía que es Vox quien sufre ataques "físicos" con lanzamiento de "piedras" en actos en Cataluña o País Vasco. Este martes, y tras un silencio prolongado, el candidato popular a las generales ha destacado en un coloquio de 'educación y valores' la "incompatibilidad" del deporte y el racismo, así como con la educación. Ha instado a no "distorsionar la imagen de una ciudad como Valencia" [con el estadio de Mestalla como lugar de los hechos], y ha recalcado que, en todo caso, "España no es un país racista".

Hay varios informes y estudios que hacen alusión al balance del racismo en España. En primera instancia, una mirada al último barómetro del CIS de mayo, que recoge aparte de la intención de voto ciudadana sus principales preocupaciones, refleja que el racismo supone un problema para el 0,3% de la población [aglutinando que es primer, segundo y tercer asunto más grave para un 0,1% en cada caso], y solo para votantes de Unidas Podemos (1,7%) y el PSOE (0,5%). Hay que tener en cuenta que las respuestas vienen condicionadas por las sugerencias de los encuestadores, no salen directamente del encuestado. Otro de los organismos directamente dependientes del Estado como el Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Ética (CEDRE), en su informe de 2020 sobre la percepción del racismo pone el foco en los propios extranjeros de origen africano, asiático y americano, o en los nacionales hijos de inmigrantes.

Con una muestra de 1.624 personas, la mitad admite en el informe haber sido discriminada al menos en una ocasión por trato despectivo, insultos y violencia verbal. El 38%, en su mayoría africanos o integrantes del pueblo gitano por rasgos físicos o costumbres, y el 33% por las costumbres religiosas o la indumentaria. En este grupo predominan marroquíes o pakistaníes. A destacar que mientras en el ámbito laboral se ha reducido la discriminación, ésta se ha duplicado para el acceso a una vivienda, del 16% al 31% de los casos.

Por su parte, el Eurobarómetro de 'Discriminación en Europa' de 2019 dejó constancia de que en España las formas más extendidas de racismo son contra los gitanos, el origen étnico y el color de piel de las personas. Algo que cohabita con que España [según datos europeos de 2018] es el país de la UE que más cómoda se siente conviviendo con inmigrantes. Desde asociaciones independientes y sin ánimo de lucro como S.O.S Racismo la perspectiva que se arroja es que, pese a un decrecimiento de las denuncias por situaciones de racismo entre 2013 y 2015, desde las 397 a las 247, desde 2016 se ha producido un incremento progresivo: frente a los 300 casos registrados entonces, se ha llegado en 2021 a los 523.

S.O.S Racismo refleja en su último informe que las denuncias por situaciones de discriminación han ascendido de los 247 casos en 2016 a los 523 en 2021"

Pese a todo, la entidad insiste en que en su mayoría éstos no se denuncian. El origen de las denuncias es en un 34% por la denegación de prestaciones o servicios privados, caso de bancos o hipotecas. La negación de la nacionalidad copa el 24% de las situaciones, y son las agresiones o los conflictos los que con un 16% del total se sitúa en tercera posición. Contrasta que el 7% responda a actos de extrema derecha o delitos de odio, como el caso de Vinicius. La procedencia de los denunciantes es latinoamericana en un 34% y subsahariana y marroquí, en ambos casos del 22%. La situación de los afectados en el país era irregular solo en un tercio.

Fuera del plano de sociedad, en los espacios cibernéticos el racismo, como otros tipos de agitación de odio, se extiende como la pólvora, auspiciado, a su vez, en por el anonimato. El Observatorio Español del Racismo y la Xenofobia (OBERAXE) ha reflejado en su último boletín [de enero y febrero] solo 695 casos denunciados. En su mayoría, a personas del norte de África. Solo cuatro de cada diez comentarios ofensivos se retiraron. Ello, supone una respuesta escasa por parte de las plataformas.

El periodista exiliado cubano Abraham Jiménez Enoa ha sufrido sus carnes esa discriminación racista. Este martes publicó un artículo de opinión en el diario El País donde decía que su "color de piel ha marcado" su experiencia en España. En un año y medio, a través de un registro, ha contabilizado hasta 182 casos de racismo hacia su persona. Por eso entiende lo que Vinicius Jr. tiene que soportar, como muchas otras personas. Pero distingue: "hoy está en boca de todos porque se trata de una estrella del merchandising, de un millonario". Y "hay pocos espacios con mayor visibilidad que el futbol". La solución que sugiere es que la única forma de acabar con el racismo es "asumir y aceptar" que existe en España y "volcarse para erradicarlo".

En conversaciones con El Independiente, Jiménez Enoa considera que declaraciones como las de Feijóo y otros políticos, negando la existencia del racismo en España, se da porque "asumir el fenómeno" supone atacar "a la integridad de este país". "Pero hay muy pocos lugares donde el racismo escapa. Este mundo lo es y España también", asegura. "Quien lo niega son empresarios, políticos y los blancos que no lo padecen. Que pregunten a las clases humildes, no hay un solo negro que lo niegue.

Un cálculo electoral para atraer a la mayoría

Mariano Urraco es doctor en Sociología por la Universidad Complutense y actualmente ejerce en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA). Explica a este medio que la cuestión del racismo es un tema recurrente. Asegura, como Jiménez Enoa, que existe, pero que "uno no reconoce el racismo porque no está bien visto". Uno mismo se autoimpone una "máscara" que, sin embargo, aflora en situaciones de anonimato como las redes sociales o dentro de la masa en el fútbol. "Es precisamente eso lo que deja constancia de que no es una actitud buena".

Los partidos políticos tradicionalmente han sido instrumentos generadores de identidad. Ahora, con estructuras más fugaces, el dilema está en si siguen condicionando el comportamiento social o son un reflejo del mismo y de las exigencias ciudadanas. Urraco, ya en el ámbito político y frente al rechazo del racismo o la aceptación de ello como un problema asegura que cuando un partido busca adhesión, elige la línea de pensamiento mayoritaria. Y ello, con un patrón social claro de que no se debe ser racista, lleva al auto reforzamiento. "Eso no quita que en la intimidad se sea o se tengan actitudes racistas", indica. Frente a estas posiciones, que podrían enmarcarse en el discurso hecho por Feijóo, por ejemplo, "luego habrá partidos que intente trasgredir, polemizar o buscar una cuota dirigiéndose a grupos con posiciones diferentes o claramente racistas".

Eso es más propio, dice Urraco, de "la antipolítica" de partidos que van a la contra y buscan sacar rédito de la oposición que en parte de la sociedad genera un tema. "Pasa con el racismo, pero también con el feminismo o con las vacunas (...) y eso es un peligro para estas cuestiones que deberían ser transversales y de pura salud pública". "Si hay partidos que se alinean contra el racismo, otros intentarán explotar la línea contraria, de los que se sienten atacados". Pero mayoritariamente, recalca el sociólogo, todo responde al "cálculo electoral" y no necesariamente a la convicción real.

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