"Las conversaciones con ERC y con Junts avanzan de forma positiva", dijo este miércoles el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, desde los micrófonos de la cadena SER. Al poco tiempo llegó la respuesta del secretario general de Junts, Jordi Turull, quien en un escueto mensaje de Twitter afirmó: "Primera noticia, al menos en lo que respecta a JxCat". Evidentemente, una de las dos afirmaciones no se ajustaba a la realidad o la confundían con el deseo, porque lo cierto es que el prófugo de Waterloo, Carles Puigdemont, quien tiene la palabra final sobre el posicionamiento de sus siete diputados, ha comentado en conversaciones privadas con su entorno en el "exilio" que Pedro Sánchez "meará sangre" si quiere su apoyo para ser investido de nuevo presidente del Gobierno.

Contra el optimismo del PSOE, -que proclama una y otra vez que el PP no tiene los suficientes apoyos para llevar a Alberto Núñez Feijóo a la Moncloa- está la tozuda realidad de que, hoy por hoy, tampoco Pedro Sánchez tiene asegurados los votos. Y es que Junts ha puesto un precio muy alto a su apoyo basado en la idea de la amnistía y el referéndum de autodeterminación y en el convencimiento de que el bloqueo no les penaliza.

La misión de Jaume Asens en Waterloo distó mucho de dar resultados

Laura Borrás volvió a la carga hace dos días con este asunto al señalar, vía Twitter que "mucha gente se pregunta qué haremos nosotros. Pero creo que la pregunta debe ser otra. La pregunta es ¿qué hará Pedro Sánchez?" instándole a decir «decir si está dispuesto a hablar de autodeterminación y amnistía».

Y es que parece que, contra la versión más edulcorada de que las conversaciones con Junts "avanzan de forma positiva", parece que no fue ese realmente el ambiente que presidió las conversaciones del ex presidente del Grupo Confederal de Unidas Podemos, Jaume Asens, a quien Yolanda Díaz mandató la misma noche electoral negociar con Puigdemont y otras personas de su entorno como Antoni Comín, también huido de la Justicia.

Asens y Comín mantienen una amistad personal hasta el punto que el primero les asesoró sobre la forma de huir de la acción de la justicia en octubre de 2017, pero ni siquiera esos vínculos personales ayudaron a ablandar a los postconvergentes. Y es que a tenor de las palabras de Puigdemont, parece aún muy lejos, la posibilidad de un acuerdo.

Un sector de Junts ni siquiera considera problemática la repetición electoral

De hecho, Nogueras ya lo dijo la misma noche electoral del 23-J. “No me temblará en absoluto el pulso al seguir manteniendo la posición. @JuntsXCat no haremos presidente a Pedro Sánchez a 'cambio de nada'. Nuestra prioridad es Cataluña, no la gobernabilidad del Estado Español". Un sector de Junts, incluido el de Waterloo, ni siquiera considera problemática la posibilidad de una repetición electoral, de llevar al país a su tercer bloqueo en ocho años.

Además, la decisión del Tribunal Constitucional de inadmitir a trámite el recurso del ex presidente de la Generalitat contra la orden de detención emitida por el juez Llarena, si bien lo ha hecho la sala de vacaciones del TC con mayoría conservadora, ha sentado igual de mal a las filas independentistas.

Hasta la número dos por Barcelona de la lista de ERC y ex consejera, Teresa Jordá, denunció este jueves la existencia, a su juicio, de "una causa general contra el independentismo" que arrancó, dijo, en 2017. "Todo lo que ha pasado desde 2017 no debería haber pasado en un país democrático normal. Es vergonzoso. No es como se acostumbra a hacer. Esto siempre se resuelve en pleno", recordó aunque dijo esperar que no afecte a las negociaciones para la investidura.

"Sabemos quién es el PSOE, quién es el PP, son los de 155. Nos conocemos, pero también sabemos que preferimos un gobierno progresista. Siempre preferimos hablar con el PSOE que con el PP", agregó Jordá. Ahora falta saber qué es lo que prefiere Junts.

Por lo pronto la Fiscalía se ha movilizado para recurrir la decisión del TC mientras se buscan vías alternativas con las que dar satisfacción a las demandas de Carles Puigdemont. El Gobierno ya inició un camino para la "desjudicialización" del procés que llevó al indulto de los nueve condenados por el Supremo, a la desaparición del delito de sedición y a la rebaja del de malversación de fondos públicos, aunque esto último de poco sirvió. Quizá la idea de Moncloa sea profundizar en esa vía de la desjudicialización.