El PNV no tiene prisa. Mientras algunas de las formaciones escenifican ya la firma del acuerdo con el PSOE, como ayer hizo ERC, y otras plantean ya el último debate sobre el principio de acuerdo alcanzado, como Junts, los nacionalistas vascos reconocen que aún están lejos del acuerdo. En Sabin Etxea afirman que "no se intuye” que se pueda llegar a un acuerdo de modo inminente y que un posible pacto para respaldar a Sánchez sigue, a día de hoy, lejos: “Aún queda mucha tela que cortar”, reconocen fuentes del PNV. De esta forma, enfría la posibilidad de que la investidura pudiera celebrarse a mediados de la próxima semana.

El equipo negociador de la formación de Andoni Ortuzar sigue cruzando documentos con los negociadores socialistas, pero sin que se vislumbre un acuerdo cercano. “Hay tiempo hasta el día 27”, afirmó ayer la presidenta de la formación en Bizkaia, Itxaso Atutxa.

Esta vez el PNV quiere dejar los acuerdos bien atados, sin riesgos de incumplimientos. La discreción en las negociaciones ha sido una constante en la formación que apunta a que por el momento no puede detallar más la situación de los contactos que mantiene con el PSOE para lograr su apoyo.

“Aún no estamos en un marco de acuerdo”, aseguran. Subrayan que están siendo especialmente escrupulosos y exigentes en la negociación. Añaden a ello el recordatorio de que esta vez aplicarán el peso que tendrán sus cinco votos en la Cámara Baja a lo largo de la legislatura como una vía para blindar los acordado. Cinco votos convertidos en una suerte de 'botón nuclear' con el que hacer zozobrar al Gobierno. “Los va a necesitar todas las semanas”, recuerda Atutxa en referencia a la dependencia absoluta de todos los socios con la que gobernaría Sánchez si finalmente logra los apoyos necesarios.

Fuentes del partido afirman que a día de hoy “no hay nada cerrado”, que el equipo que capitanea Aitor Esteban y en la que también se está implicando el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, trabaja “sin prisa” pero empeñado en dejar asegurados todos los extremos para que lo que se pacte, se cumpla. El PNV no quiere repetir la situación vivida la pasada legislatura, donde muchos de los acuerdos alcanzados finalmente no fueron cumplidos por el Ejecutivo.

Garantías y desconfianza

Sin duda el del cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika, cuyo desarrollo se había acordado en un cronograma, es el que más duele. Ahora es parte de la negociación en marcha, incluida la transferencia del régimen económico de la Seguridad Social. Pero no sólo. Al PNV ya no le valen las palabras ni los compromisos sino que busca garantías en todo lo que pueda acordar para dar su apoyo a Sánchez. La desconfianza en el presidente del Gobierno se instaló en la última parte de la pasada legislatura y no se ha despejado ahora. “Ahora para nuestra abstención o nuestro sí necesitamos un mínimo de garantías”, señaló ayer la presidenta del PNV en Bizkaia.

La prioridad y preferencia con la que por ahora el PSOE está tratando a las formación independentistas catalanas se ha hecho evidente en la negociación de la ley de amnistía. Sabin Etxea afirmaba a última hora de la tarde de ayer que a ello ni siquiera se les ha remitido el documento que se habría acordado y que el PSOE quiere que rubriquen todos los partidos que apoyarían la candidatura de Sánchez. Los nacionalistas vascos han mostrado en numerosas ocasiones su disposición a respaldar la amnistía como solución política a una cuestión que no debía haber sido judicializada, afirman.

En la negociación abierta, el PNV recuerda que son los socialistas los que tienen en su mano imprimir un ritmo u otro y por ahora reiteran que en su caso el proceso está “tan lejos como cerca” del acuerdo. Uno de los grandes temas que el PNV, al igual que el resto de formaciones independentistas, le ha planteado al Gobierno, es la necesidad de impulsar un nuevo modelo de Estado plurinacional. Recuerdan que esta cuestión ya se reclamó la pasada legislatura pero como otras muchas se quedó en el baúl de las materias pendientes.

"Estamos hablando de todo"

El PNV quiere que el mandato que se pueda iniciar sea el del desarrollo de la renovación del nuevo estatuto vasco –una vez completado el de Gernika de 1979-. Un marco que según propone la formación de Ortuzar se configuraría sobre el derecho a decidir y una relación “de igual a igual” con España.

Infraestructuras, inversiones y otras cuestiones sociales también están formando parte de la negociación en marcha, “estamos hablando de todo”. Hasta ahora los dos equipos se encuentran en la fase de cruce de documentos, que reconocen que suponen una etapa complicada de matizaciones y correcciones, “que llevan tiempo”.

El PNV se mostró siempre dispuesto a respaldar la candidatura de Sánchez, incluso durante la campaña electoral. Sin embargo, el resultado arrojado por las urnas y la necesidad de hacer depender las posibilidades de una reedición del acuerdo multipartito que impidiera un gobierno entre PP y Vox, hizo condicionar su posición a un entendimiento previo con el independentismo catalán. Ello ha hecho que la negociación con los nacionalistas vascos se demorara y esté en este momento en una fase lejana al cierre definitivo, según reconocen en Sabin Etxea. Pese a ello, parece complicado que el PNV no forme parte del grupo de formaciones que necesita Sánchez para continuar en el Ejecutivo si finalmente tanto ERC –que ya ha suscrito el acuerdo- como Junts, que ayer retraso su aval al acuerdo a la espera de nuevas consultas internas.