Ha sido un debate de pasados y compañías. De trayectorias cuestionadas y de promesas incumplidas. El clima con el que el próximo alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, llegrá al cargo cuatro años después de que lo ocupara por primera vez vuelve a ser el de una profunda división. La euforia de quienes regresan al poder contrasta con el malestar en una parte de la sociedad y política navarra.

La moción de censura que el jueves desbancará a la actual primer edil de la capital navarra, Cristina Ibarrola (UPN)- sólo seis meses de asumir el mando de alcaldía- colocará en el equipo de gobierno de Pamplona a tres formaciones en el Ejecutivo, EH Bildu, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, arropados por un aliado en la oposición y sin el que la operación nunca hubiera sido posible: el Partido Socialista de Navarra.

El epicentro del terremoto político en el que lleva días sumida Pamplona está provocado por el pasado de apoyo a la violencia que aún sobrevuela a la izquierda abertzale. También por la promesa incumplida de la formación de María Chivite, quien aseguró de modo reiterado que no facilitaría a la coalición que lidera Arnaldo Otegi el poder municipal. Ahora, Asiron volverá a ser alcalde, -lo fue entre 2015 y 2019-. Esta vez, lo hace con la promesa de convertir “la convivencia” y la “memoria” y el reconocimiento y reparación de todas las víctimas, “tanto las generadas por ETA como por las demás violencias”. Sin embargo, el entorno y compañías de las que se ha rodeado Asiron no invitan a predecir un cambio por parte del Gobierno que liderará la izquierda abertzale. Tampoco augura un clima favorable a la convivencia entre diferentes con el que presentó su programa de gobierno.

Su concejal de Urbanismo, Vivienda, Gobierno Estratégico y Agenda 2030, Joxe Martín Abaurrea arrastra un pasado en el que figura una condena en 2021 por agredir a tres agentes de la Policía Municipal y morder a una compañera del Consistorio. Ocurrió durante los incidentes que protagonizó durante los Sanfermines de aquel año cuando intentaba colocar una ikurriña en el Consistorio y la Policía Municipal se lo impidió. En su pasado también existe un episodio que contrasta con el propósito que ahora anuncia el Gobierno de Asiron: en 1998 este concejal se negó a condenar el asesinato a manos de ETA de quien fuera portavoz de UPN, Tomás Caballero.

Comparaciones con Hitler

Otro miembro del próximo Gobierno de Pamplona, Endika Alonso, que asumirá la concejalía de Seguridad y Convivencia Ciudadana, fue condenado por un delito de intromisión al honor contra otra compañera de corporación, María García (UPN). En la causa también resultó condenado Asiron. La edil de la formación foralista había pedido la cancelación de un contrato que el Consistorio tenía concertado con los payasos ‘Pirritx eta Porrotx’, un grupo que ha protagonizado numerosos actos de apoyo a los presos de ETA, implicando para ello incluso a niños. A través de las redes, EH Bildu de Pamplona publicó un vídeo en que comparaba a la concejala de UPN con Hitler. La denuncia por intromisión al honor se resolvió con un acuerdo antes de llegar a juicio y por el que todos los concejales de EH Bildu reconocieron el delito y aceptaban abonar 4.000 euros de multa.

Cuando el jueves Asiron y los nuevos miembros de la Corporación lleguen al Ayuntamiento como candidatos y salgan como nuevo Gobierno de Pamplona estarán arropados por cientos de simpatizantes. Lo harán en un acto preparado desde quince días antes de que se anunciará la moción de censura. La reserva de la plaza del Ayuntamiento se formalizó el 29 de noviembre pasado y quien la llevó a cabo es otro un viejo simpatizante y militante de la izquierda abertzale en Pamplona: Egoi Irisarri.

Oficialmente la petición de reserva de la plaza del Consistorio es la conmemoración de una “vigilia” en el “contexto de la fiesta de invierno “y para celebrar “los valores y los movimientos sociales de barrio y de ciudad”. Una reserva que se prolonga de 10.00 a 20.00 horas y bajo el lema “Bizi Iruñea”. Irisarri fue detenido en una operación en 2010 contra Segi, la organización juvenil de la izquierda abertzale. Durante la misma denunció haber sufrido malos tratos y de los que acusó a un policía, al que reconoció en la calle acusándole de ser un “torturador”. En 2016 fue absuelto del delito de resistencia a la autoridad del que había sido acusado.

'Decapitación' de Felipe VI y Colón

Fue el mismo Egoi quien también solicitó los permisos para el acto que en 2020 la izquierda abertzale celebró en Pamplona con motivo del 12 de octubre. En aquella ocasión, la ‘perfomance’ consistió en dos grandes esculturas que representaban la figura del rey Felipe VI y Cristóbal Colón y a los que decapitaron de modo simbólico para denunciar el “colonialismo y la monarquía española”. La denuncia que fue interpuesta por posibles injurias fue archivada por la Audiencia Nacional.

La izquierda abertzale que coordina Miren Zabaleta en Navarra y cuyo máximo cargo institucional será Asiron desde este jueves, también dio muestras de estar lejos de ese clima de reconocimiento, memoria y convivencia con las víctimas del terrorismo que anunció el pasado jueves. En julio de 2022, coincidiendo con el 25 aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco, Bildu se negó a respaldar una moción presentada por UPN para condenar este asesinato y convocar un acto en su recuerdo. Entonces, Asiron ejercía como portavoz de la coalición abertzale en el Ayuntamiento.

Ese mismo año, durante la procesión en honor a San Fermín, la aún alcaldesa Cristina Ibarrola decidió elevar las multas y la vigilancia para que no se repitieran los graves incidentes que sufrieron los concejales y el alcalde de UPN un año antes. A su paso por la calle Curia de Pamplona, simpatizantes de la izquierda abertzale intentaron agredir al alcalde Enrique Maya y a representantes de su grupo. Entre insultos y forcejeos, tres agentes de la policía municipal resultaron heridos. En la petición de condena de los hechos que se impulsó posteriormente, EH Bildu se desmarcó y evitó secundarla.