El Ministerio del Interior ha empezado a trasladar a solicitantes de asilo desde el aeropuerto de Barajas al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Madrid. Las tres salas que acogent a migrantes que llegan en avión están saturadas desde hace semanas y este fin de semana se produjo la fuga de 26 personas.

El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska prevé que la llegada de aviones con personas que piden asilo principalmente des Marruecos, Senegal y Kenia no cese en los próximos días. Aunque el ministro dijo a principios de año que era una situación "puntual" y "controlada", se ha tenido que tomar la decisión de llevar a parte de los solicitantes a la capital.

Fuentes policiales aseguran que en la mañana de este miércoles se puso un dispositivo en Barajas para trasladar a varias decenas de migrantes. La idea era mover a entre 30 y 50 personas. Finalmente, al autobús que se envió al aeropuerto sólo se subieron cuatro personas.

Los traslados se harán con la autorización judicial previa y la idea es ayudar a la presión de las salas de acogida. "El objetivo es rebajar el número de personas en las salas de espera de Barajas para poder reunir las condiciones adecuadas de espera para la tramitación de los expedientes", apuntan fuentes de Interior. También señalan que "las condiciones higiénicas han mejorado" en el aeropuerto.

El problema, apuntan mandos policiales consultados por este periódico, es que el CIE de Madrid ya está saturado tras su reapertura a mitad del diciembre pasado. Interior los cerro desde comienzos de 2023 para llevar a cabao obras y reformas. Cuenta con unas 200 plazas para hombres y mujeres.

El sindicato Jupol ha criticado en un comunicado la decisión de Interior porque el centro "no cuenta con el personal policial suficiente para asumir con garantías la llegada de internos" y creitica que la reapertura "se ha llevado a cabo de manera precipitada, sin haber realizado una evaluación de riesgos laborales tras las obras y sin llevar a cabo simulacros de emergencias que garanticen la seguridad tanto de los internos del centro como de los agentes que presta servicio en el mismo".

Saturación en Barajas

El colapso en Barajas por los solicitantes de asilo lleva ocurriendo meses. Tal y como desveló El Independiente, sólo en noviembre recibía el 93,3% de las peticiones en los distintos puestos fronterizos del país. El sábado pasado se registraron 90. Este martes había 170 personas en la sala 4, 110 asilados y cuatro inadmitidos en la sala 3 y 86 en la 2, donde están las mujeres y niños. 

En este último habitáculo se instalaron hace dos días unas 30 literas, algo "insuficiente" para las fuentes consultadas ya que el ritmo de llegadas de nuevos solicitantes no para de crecer. En un principio se iba a proceder a realizar una "limpieza profunda" en la sala 4 debido a que han aparecido cucharachas y chinches. "Al final ha consistido en dos limpiadoras con lejía".

Este miércoles hubo un intento de fuga por por el falso techo de la sala 4, aunque no logró salir nadie. Según denuncia el Sindicato Unificado de Policía (SUP), AENA no está dotando de materiales para sellar los posibles puntos de salida como las ventanas, por donde se fugaron 26 migrantes este fin de semana pasado. "

"Cruz Roja sigue lavándose las manos sin asistir socialmente y sin limpiar donde se encuentran asilados. Las recetas médicas de los asilados se acumulan porque Cruz Roja no las recoge ni trae los medicamentos", señala el sindicato.

Política migratoria

Fuentes de seguridad y policiales no dudan en señalar que la llegada de estas personas se debe a la política migratoria del Gobierno. Por un lado, el férreo control que Marruecos está haciendo de las vallas de Ceuta y Melilla, sobre todo tras la crisis de 2021 en la que entraron 10.000 personas en la segunda de las ciudades autónomas.

Por otro lado, la llegada masiva de cayucos a las Islas Canarias ha obligado a Interior a refortalecer las relaciones con las autoridades de Senegal, de donde llegan la mayoría de migrantes.

Marlaska ha repetido en varias ocasiones que la colaboración entre la Guardia Civil y la Policía del país africano han conseguido frenar el 40% de las salidas por mar hacia España. El problema es que Senegal se enfrenta a varios problemas, entre ellos la inestabilidad del terrorismo yihadista, por lo que los ciudadanos buscan cualquier manera de salir del país. Si no es por mar lo harán por aire.

La cuestión con los magrebíes es diferente. Los agentes expertos en extranjería saben que son más peligrosos e inadaptados que los senegaleses, que suelen causar pocos problemas. Desde el norte de África llegan a Barajas con un billete de ida en regla para coger otro vuelo que los lleve a un país diferente, explican mandos policiales.

Para subirse en el primer avión necesitan tener documentación en regla, aunque necesitan un justificante de que no vienen para quedarse en España, si no que el aeropuerto sólo es un paso intermedio para ir a otro lugar. Es lo que se conoce como "pasajeros de tránsito". El problema estriba, según los mandos consultados, en que antes de aterrizar se deshacen de ellos y es cuando piden asilo.