Ni el "Estado palestino no existe" de José María Aznar ni el reconocimiento unilateral que promete Pedro Sánchez antes del verano. El Partido Popular de Alberto Nuñez Feijóo busca una tercera vía que pasa por la defensa tradicional de la solución de los dos Estados, una idea que trata de revivir la diplomacia occidental, y el reconocimiento de Palestina cuando exista un consenso unánime en la Unión Europea, un escenario que no se antoja cercano a juzgar por las distintas sensibilidades que los Veintisiete han exhibido en público desde el inicio de la guerra hace seis meses.

Este martes, en su comparecencia en el Congreso de los Diputados, Pedro Sánchez atacó a Feijóo por lo que consideró una posición instalada en "la ambigüedad calculada" y el "silencio incómodo". Le llegó incluso a afear la supuesta "cara de circunstancia" del gallego. "¿Piensa usted como el señor Aznar que el Estado palestino no debe existir? No se esconda en una ambigüedad calculada de decir que apoya la solución de los dos Estados pero que ahora no toca. ¿Cuándo toca? ¿Por qué no ahora? ¿Cuándo sería? Dice que necesita que lo hagan antes más países de peso. ¿Es esta su propuesta para la política internacional? ¿Depender de lo que digan y hagan otros?", le espetó.

El filón de las palabras de Aznar

Palestina e Israel, en el programa del 23-J

"Debemos trabajar para la resolución de
conflictos, especialmente el israelo-palestino, por medio de la solución de dos Estados", señala el PP en su programa de las elecciones generales del pasado julio. Sánchez mencionó el párrafo en su discurso de este miércoles. "Yo cumplo mis programas. ¿Sabe lo que no iba en su programa electoral? Su giro en el Sáhara Occidental. ¿No resulta un poco hipócrita darse golpes en el pecho por Palestina mientras ha dejado usted a los saharauis abandonados?", le espetó el popular.

Los socialistas han encontrado un filón en las declaraciones ofrecidas la semana pasada por Aznar en el marco de unas jornadas sobre Irán organizadas por FAES, su fundación. “A los que defienden la creación de un Estado palestino, ¿a qué Estado se refieren? No existe ningún Estado; y si lo hacemos estamos trabajando por los intereses de otros", deslizó refiriéndose a la República de los ayatolás.

Con esas palabras, Aznar se desmarcaba de su propio legado político. El ex presidente visitó los territorios palestinos en 1995, meses antes de llegar a La Moncloa. Durante una visita de cuatro días a Israel y Gaza, Aznar se reunió con el primer ministro israelí Isaac Rabin y también con el líder de la Autoridad Nacional Palestina Yaser Arafat y se mostró convencido de que "no hay alternativa" al proceso de paz en Oriente Próximo.

Consciente del potencial de sus declaraciones, Sánchez acusó a Feijóo de guiarse por la actual posición de Aznar, "el amigo de Gadafi". "Quien describió la victoria de Obama como un exotismo histórico; el que dividió Europa entre la nueva y la vieja; el que nos arrastró a una guerra terrible e inútil que también sufrimos sus consecuencias hoy en la que murieron más de 300.000 civiles inocentes. Es el que marca el paso de la política internacional del PP hasta el punto que le obliga a traicionarse a sí mismo y a sus votantes", declaró Sánchez.

Desde la Cámara Baja, Feijóo defendió este miércoles una postura diferente a la de Aznar. Aseguró estar comprometido con la solución de los dos Estados que lleva aparejada el reconocimiento de Palestina pero aseguró que sin que se den las condiciones y sin que sea viable puede perjudicar a los palestinos y -apostilló- Sánchez lo sabe pero “está cegado por sus ansias de protagonismo y pone el titular por delante de las personas que dice defender".

El reconocimiento de Sánchez es una maniobra del Gobierno, una especie de trampantojo para distraer la atención de lo que pasa en España y preparar la candidatura de Josep Borrell a las europeas de junio

JOSÉ MANUEL GARCÍA-MARGALLO, EURODIPUTADO DEL PP Y EX MINISTRO DE EXTERIORES

No es el momento; se necesita consenso europeo

Feijóo, que dice respaldar la solución de los dos Estados, se ha preguntado qué fronteras, qué población y qué régimen democrático tendría ahora Palestina. A su juicio, el reconocimiento no debe partir del "desorden que propone" Sánchez sino a partir de "un orden" que estableció del siguiente modo: "Lo más urgente es el alto el fuego, la liberación de rehenes, la ayuda humanitaria y evitar una escalada". "Apoyamos la solución de los dos Estados. El cómo y el cuándo es clave para contribuir a una solución permanente. El reconocimiento debe ser realizado como resultado de un proceso negociador y a mi juicio tiene que contar con suficiente masa crítica de más países con peso. Mientras no resuelva todo esto, y creo que no sabe cómo hacerlo, solo le pido que sea responsable y guarde la brocha gorda. Que aquí el protagonista no es usted sino los inocentes de uno y otro lado".

En respuesta escrita a El Independiente, el portavoz de Exteriores del Grupo Parlamentario Popular, Carlos Floriano, asegura que "el posicionamiento del PP, tal y como lo establece nuestro programa electoral del 23-J, es muy claro: debemos trabajar por la solución de los dos Estados". "Sin embargo, esa solución debe ser el resultado de un proceso negociador, el cómo y el cuándo son clave para que dicha solución sea duradera", señala escuetamente.

En conversación telefónica con este diario, José Manuel García-Margallo, eurodiputado del PP y ex ministro de Exteriores en tiempos de Mariano Rajoy, reconoce: "Siempre he sido partidario del reconocimiento de los dos Estados, entre otras cosas, porque la solución alternativa sería un estado plurinacional que englobase Israel, Cisjordania y Gaza, en situación de empate técnico poblacional: con dos millones dentro de Israel; 2,5 millones en Cisjordania y 2,3 millones en Gaza. Eso no es sostenible. Para sostener eso, Israel tendría que embarcarse en una política de apartheid, que es absolutamente inconsistente e insostenible desde el punto de vista del derecho internacional", alega García-Margallo.

Insistí siempre en que el esfuerzo de España era lograr una declaración conjunta de la Unión Europea

Al igual que a su partido, al ex ministro dice separarle del PSOE la coyuntura y las condiciones para el reconocimiento de Palestina que ya han firmado nueve estados miembro de la UE. "He sido partidario de que fuese una decisión conjunta de la Unión Europea y, en segundo lugar, que fuese una solución que efectivamente acelerase o forzase la negociación. La solución necesariamente tiene que ser negociada. Si tú tienes que modificar por cuestiones de seguridad las fronteras acordadas en el 1967, resolver el tema de Jerusalén, el de los refugiados exige una negociación", arguye.

Para que la solución de los dos Estados sea viable, apunta el ex ministro, "Israel tendría que desmantelar todos los asentamientos y colonias que tiene en Cisjordania". La promesa de Sánchez de hacerlo antes de este verano, en palabras de García-Margallo, "va a ser irrelevante en el sentido de que no va a en la solución del conflicto". "No se va a avanzar un centímetro en ese tema. Me temo que es una maniobra del Gobierno, una especie de trampantojo para distraer la atención de lo que está pasando en España y, probablemente, para preparar la candidatura de Josep Borrell a las europeas de junio", matiza el eurodiputado que declina opinar sobre las últimas declaraciones de Aznar. A diferencia de él, García-Margallo sigue creyendo en el Estado palestino.

A su juicio, no es la coyuntura propicia por la propia situación política palestina. Las últimas elecciones legislativas se desarrollaron en 2006 y desde entonces la propia evolución del conflicto, con el vencedor Hamás controlando la Franja, e Israel avanzando en sus asentamientos en Cisjordania y su control sobre Jerusalén han impedido su convocatoria. "La situación política allí es muy confusa. Las elecciones presidenciales de 2005 las ganó Mahmud Abás, de Fatah. Las legislativas de 2006 las ganó Hamás. En la actualidad, Fatah gobierna en Cisjordania y Hamás en Gaza. En realidad hay 2 gobiernos aunque el representante legítimo de Palestina sea la ANP. Los palestinos harían bien en aclarar la situación convocando elecciones para reforzar su posición", desliza García-Margallo.

El ex ministro asegura no haber estado cerca de reconocer a Palestina durante su mandato como jefe de la diplomacia española. "Insistí siempre en que el esfuerzo de España era lograr una declaración conjunta de la Unión Europea, que es lo que hubiese tenido fuerza para forzar esa negociación, sabiendo siempre que aquí el actor principal y el actor determinante son los Estados Unidos". García-Margallo desliza que, en su respuesta a Feijó en la que Sánchez afeó al popular de "seguidismo" por esperar a que otros estados europeos den el paso, supone "no entender absolutamente nada de cómo funciona el proyecto europeo".

Preguntado por la viabilidad de fiar el reconocimiento español a una realidad comunitaria que desde octubre ha mostrado su incapacidad para consensuar una posición en torno a Israel -con Alemania, por ejemplo, en posiciones más comprensivas hacia Tel Aviv-, García-Margallo opina que "las circunstancias evolucionan". "Lo que ha pasado en los últimos tiempos es un hecho muy determinante que puede hacer reconsiderar la posición de muchos partidos. No podemos seguir toda la vida en una situación como ésta, en que las explosiones se suceden de tiempo en tiempo y cada vez con consecuencias más para la población civil", concluye.

El entonces ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, es saludado por su homólogo palestino, Riad Al Malki, durante su visita a Ramala.

El Estado palestino, según García-Margallo

El día antes de las elecciones, en su cierre de campaña, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu se ha desmarcado con unas declaraciones inesperadas: «Quienes quieran la creación de un Estado palestino y una retirada israelí de los territorios abonan el terreno para los ataques de los extremistas islamistas al Estado de Israel». Son palabras radicalmente opuestas al discurso que pronunció el 14 de junio de 2009 en la Universidad Bar Ilán, donde dijo: «En mi visión de la paz, hay dos pueblos libres viviendo codo con codo en esta pequeña tierra, con buenas relaciones de vecindad y de respeto mutuo, cada uno con su bandera, con su himno y con su Gobierno, y en la que ninguna de ellos amenace la seguridad o la existencia del otro».

Yo mismo he tenido ocasión de comprobar personalmente que el Primer Ministro israelí no tiene una posición monolítica sobre estos temas. La primera vez que me entrevisté con Netanyahu fue el día 21 de abril de 2013 en el marco de una gira regional con etapas en Jordania, Líbano y los Territorios Ocupados. En aquella ocasión, «Bibi» me dijo que la solución alternativa a la solución de los dos Estados —un Estado binacional— era contraria a los intereses de Israel, puesto que en este nuevo Estado —que englobaría Cisjordania y Gaza— la población estaría partida por la mitad y a medio plazo los árabes serían mayoría. Declaración que me pareció muy puesta en razón.

En mi última visita a Israel, del día 10 al 15 de enero de 2015, Netanyahu mantuvo una posición distinta: no me pareció dispuesto a aceptar la tesis de los dos Estados, pero tampoco me pareció partidario de integrar los territorios palestinos en un Estado binacional. Ni dos Estados, ni Estado binacional. Me dio la impresión de que lo que quería era ganar tiempo y dejar las cosas como están. Fatah en Cisjordania, Hamas en Gaza, los colonos donde estaban y el ejército israelí manteniendo el control sobre las zonas en que actualmente está desplegado.

Cuando le manifesté mi sorpresa ante un planteamiento tan conservador, el Primer Ministro me adujo que la retirada unilateral de Gaza se había traducido en la creación de una plataforma logística desde la que Hamás bombardea Israel. La retirada del Ejército israelí de Cisjordania podría desembocar en una situación similar puesto que Fatah, el partido del Presidente Abbas, tiene muchas posibilidades de perder Cisjordania a favor de Hamas. Israel —el único Estado democrático de la región y el único peón seguro contra el terrorismo yihadista— se encontraría cercado por un movimiento que todos calificamos de terrorista. Para resumir: «Retroceder, ni para tomar impulso», como dicen los castristas.

No sé lo que pasará. Las declaraciones de Netanyahu contrarias al Estado palestino se hicieron al calor de la campaña electoral, con lo que eso implica. Por eso, quiero centrarme en subrayar que la distancia entre israelíes y palestinos —en términos de percepciones— no ha hecho sino ampliarse en los últimos años. Y no solo a causa de la reciente guerra de Gaza, sino también porque cada vez son más los palestinos que desconocen a los israelíes y los israelíes que desconocen a los palestinos. Una suerte de mutua ignorancia producto de la separación física y del hartazgo de un conflicto que parece interminable.

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Extracto de una carta enviada a Shlomo Ben Ami, ex ministro de Exteriores israelí, en marzo de 2015 por José Manuel García-Margallo e incluida en su libro Todos los cielos conducen a España: Cartas desde un avión (Planeta).