Pedro Sánchez sigue. Sigue al frente del Gobierno, "con más fuerza si cabe". No dimite. Es su decisión. La que ha madurado durante cinco días, con su Ejecutivo, su partido y el país en vilo. Se queda. Continúa en su cargo como presidente, aunque este periodo de reflexión supone un "punto y aparte" en su trayectoria. Pero no habrá ni cuestión de confianza, como se había especulado, ni, al menos por ahora, una ofensiva legislativa. Todo vuelve, teóricamente, al punto de inicio. Y regresa ahí porque en él ha influido "decisivamente" el apoyo de las bases del PSOE y del izquierda sociológica que salió a las calles en las últimas horas.

El jefe del Ejecutivo, sin duda, volvió a sorprender. Cuando en el PSOE cundía la sensación mayoritaria de que se marcharía, Sánchez pegó el volantazo. Un nuevo giro de guion. Contra pronóstico, otra vez. Lo anunció durante su esperada comparecencia en la Moncloa, en una declaración institucional, sin preguntas, a las 11 de la mañana, una hora antes de lo inicialmente anunciado. Antes, había comunicado su decisión al rey Felipe VI en la Zarzuela y se había reunido con su núcleo duro: María Jesús Montero, Félix Bolaños y Santos Cerdán. Su equipo no conocía anoche qué camino tomaría.

He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España. Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo"

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE

El silencio del líder había sido absoluto. Y ante ciudadanos y medios solo descubrió su carta desde las escalinatas de la Moncloa: "He decidido seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia del Gobierno de España. Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo", sostuvo mediada su comparecencia, de algo más de ocho minutos. Era el pasaje central, el corazón de una declaración que arrancó con gesto muy grave.

Recordó primero que el pasado miércoles, en su carta dirigida a la ciudadanía, se preguntaba si merecía la pena "soportar el acoso que, desde hace diez años", sufre su familia a cambio de presidir el Gobierno. Y desde ese punto ya daba a entender que la respuesta era que sí: "Si aceptamos todos, como sociedad, que la acción política permite el ataque indiscriminado a personas y agentes, entonces no merece la pena. Si consentimos que la contienda partidista justifique el ejercicio del odio, de la insidia y de la falsedad hacia terceras personas, entonces no merece la pena. Si permitimos que las mentiras más groseras sustituyan el debate respetuoso y racional basado en evidencias, entonces no merece la pena".

Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie"

El jefe del Ejecutivo asumió que su carta del miércoles "pudo desconcertar", porque "no obedece a ningún cálculo político", a ninguna estrategia, como desde el primer minuto le reprochó la oposición. "Soy consciente de que he mostrado un sentimiento que en política no suele ser admisible. He reconocido, ante quienes buscan quebrarme, no por quién soy, sino por lo que represento, que duele vivir esta situación, que no deseo a nadie. También porque, sea cual sea nuestro oficio, nuestra responsabilidad laboral, vivimos en una sociedad donde solo se nos enseña y se nos exige mantener la marcha a toda costa. Pero hay veces en que la única forma de avanzar es detenerse, reflexionar y decidir con claridad por dónde queremos caminar".

"Tiene que ver con las reglas del juego"

Para Sánchez, o se dice "basta" o la "degradación de la vida pública determinará nuestro futuro" y condenado al país. Y aunque él decidiera parar y reflexionar por razones personales y familiares, "esto no es una cuestión ideológica". "Estamos hablando de respeto, de dignidad, de principios que van mucho más allá de las opiniones políticas y que nos definen como sociedad. Esto nada tiene que ver con el legítimo debate entre opciones políticas. Tiene que ver con las reglas del juego. Si consentimos que los bulos deliberados dirijan el debate político, si obligamos a las víctimas de esas mentiras a tener que demostrar su inocencia en contra de la regla más elemental de nuestro Estado de derecho, si permitimos que se vuelva a relegar el papel de la mujer al ámbito doméstico teniendo que sacrificar su carrera profesional en beneficio de la de su marido, si en definitiva permitimos que la sinrazón se convierta en rutina, la consecuencia será que habremos hecho un daño irreparable a nuestra democracia".

Asume el compromiso de trabajar "sin descanso, con firmeza y con serenidad" por la regeneración pendiente, pero no adelanta qué paquete de reformas puede presentar

No cabe pedir "resistencia incondicional" a los líderes políticos, defendió, porque es tanto como "poner el foco en las víctimas y no en los agresores. Y confundir libertad de expresión con libertad de difamación es una perversión democrática de desastrosas consecuencias". Pero la pregunta es si se quiere esto para España. "Mi mujer y yo sabemos que esta campaña de descrédito no parará. Llevamos 10 años sufriéndola. Es grave, pero no es lo más relevante. Podemos con ella".

El presidente explicó entonces que "lo verdaderamente trascendente" para él han sido las "muestras de solidaridad y empatía" que ambos han recibido en los últimos días, la movilización social a su favor, especialmente de su "querido" PSOE. Y eso sí ha influido "decisivamente" en su ánimo, por tanto. Fueron 12.500 las personas que le exaltaron en Madrid, cerca de Ferraz, el sábado, otras 5.000 ayer en la marcha que llegó hasta el Congreso, unas 1.500 en Valencia también este domingo, y además la cultura se movilizó en un acto organizado por CCOO y UGT.

Esas muestras de afecto explican, según su relato, su decisión de quedarse. Asumiendo que esto es un "punto y aparte". Aunque no concretó cómo. No precisó qué hará, aunque en su alocución parecía señalar a medios y Justicia. En ese momento clave de su intervención, se oyeron de fondo gritos de júbilo de algunos de sus colaboradores, prueba de que no sabían qué iba a anunciar.

"Asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia y por el avance y la consolidación de derechos y de libertades", sostuvo. A su juicio, "solo hay una manera de revertir" la situación, y es que "la mayoría social se movilice en una apuesta decidida por la dignidad y el sentido común, poniendo freno a la política de la vergüenza que llevamos demasiado tiempo sufriendo".

Sánchez apela a la "conciencia colectiva", que España sea de nuevo "ejemplo" para parar un "movimiento reaccionario mundial". "Mostremos al mundo cómo se defiende la democracia"

Sánchez subrayó que esto no va de su destino, sino de abrir un debate en la sociedad, se trata de hacer una "reflexión colectiva". Considera que ya se ha activado esa discusión pública en estos días, para dejar paso a la "limpieza, la regeneración, el juego limpio". Porque no puede ser, justificó, que el "fango colonice impunemente la vida pública", contaminándose la sociedad española de "prácticas tóxicas inimaginables hace apenas unos años".

"Apelo a la conciencia colectiva de la sociedad española. Una sociedad que desde el acuerdo generoso supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados", una sociedad que superó la pandemia y también sobrelleva las guerras en Ucrania y en Gaza. Sánchez pide a la sociedad española que, igual que transitó de la dictadura a la democracia de manera modélica, ahora vuelva a ser "ejemplo, inspiración para un mundo convulso y herido". Porque los "males" que aquejan al país son compartidos por otras democracias, ya que existe un "movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas que no se corresponden ni con la ciencia ni con la racionalidad". "Mostremos al mundo cómo se defiende la democracia. Pongamos fin a este fango de la única manera posible: mediante el rechazo colectivo, sereno, democrático, más allá de las siglas y de las ideologías, que yo me comprometo a liderar con firmeza como presidente del Gobierno", concluyó. No dio más detalles. Los dejó para la entrevista, esta noche, en el Telediario 2 de TVE, con los periodistas Marta Carazo y Xabier Fortes.

Automáticamente, el PSOE respiró con alivio. "El presidente no cede ante la presión, los bulos y el acoso. Trabajará con más fuerza por un país mejor. Ojalá todo el mundo reflexione sobre sus palabras. Se lo deben, debemos, a España. Merece la pena", apuntaban fuentes de Ferraz. El grito de la cúpula y de las bases, ese "¡Pedro, quédate!", había surtido efecto. Pero, probablemente, ya nada será igual en el partido ni en la trayectoria personal de un dirigente que, de nuevo, se probó impredecible. Incluso para los suyos.