"Se le ha puesto cara de Pablo Casado al Grupo Popular". "Espectacular". "Sin duda, hoy 10-0. Estaban trabajando mucho en la Moncloa el pleno y nuestro jefe está en plena forma. Y hoy lo ha demostrado con creces". Los parlamentarios socialistas, el Gobierno, podían respirar de nuevo. Pedro Sánchez había logrado salvar la prueba más difícil, superar la sesión en el Congreso que se vislumbraba más crítica de sus siete años en el poder. Su comparecencia sobre corrupción después del estallido del caso Cerdán, después de la entrada en prisión de su exsecretario de Organización, el segundo hombre de su confianza investigado tras el exministro José Luis Ábalos. El presidente salió "reforzado" este miércoles de la Cámara, y con holgura, como coincidían los suyos con un punto de euforia y de alivio. "Cuestión de confianza encubierta superada", celebraban varios ministros.
Pero incluso habrían sobrado las palabras. La comunicación no verbal de diputados y senadores socialistas, de los miembros del Ejecutivo, del propio presidente, chocaban visiblemente con otra imagen, muy reciente: la del pasado sábado, cuando el PSOE celebró su comité federal. Entonces, el rictus de Sánchez, los rostros de todos reflejaban el abatimiento, la inquietud por lo ocurrido, la zozobra por lo que puede quedar por venir, una desazón que ese día se hizo más honda por la denuncia que varias mujeres formulaban, a través de elDiario.es, contra otro hombre del círculo más próximo del presidente, Paco Salazar, por "comportamientos inadecuados".
El clima cambia en apenas unos días. Del gesto grave y el abatimiento a la satisfacción, las risas y los aplausos a un Sánchez que había logrado recomponerse y decidió cancelar el duelo: "Basta ya de latigazos"
El líder socialista sí salvó el comité, consiguió un absoluto cierre de filas, con apenas dos voces críticas, las del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés, pero no pudo vencer el desasosiego de su gente. Pero este miércoles, el clima se tornó radicalmente distinto. Gestos de contento, conversaciones distendidas, risas, satisfacción. Y aplausos al jefe. A un Sánchez que había logrado recomponerse y que, como señalaban sus colaboradores en la Moncloa, decidió cancelar el duelo: "Basta ya de latigazos".
El presidente afrontó el pleno de este miércoles, punto de inflexión de la legislatura, de manera muy distinta. Sabía que, además de dirigirse a los ciudadanos desde el Congreso, tenía que amarrar a sus socios de investidura y ofrecerles tanto un relato como un paquete de medidas anticorrupción. Confesó una "honda sensación de decepción" consigo mismo y también con aquellos en los que "nunca" debió confiar, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, pero compareció también con la "seguridad", dijo, de ser un "político limpio" y con el "orgullo de quien lidera un partido ejemplar". Se retrotrajo hasta 2014, cuando conoció al dirigente navarro, como él y Ábalos le ayudaron en las primarias que ganó a Susana Díaz en 2017, cómo les premió integrándoles en aquella ejecutiva. Cómo tras la salida de su ministro de Transportes —que siguió sin explicar— encargó Organización a Cerdán, cómo confió ciegamente en él incluso después de que aparecieran los primeros "rumores" de actividades presuntamente delictivas. Le convocó para preguntarle, él lo "desmintió todo", le trasladó que eran "acusaciones infundadas" y le creyó, porque estaba convencido de que era una persona "íntegra, humilde, comprometida con la causa socialista". "Me equivoqué".
El presidente presenta su plan de 15 medidas contra la corrupción diseñadas con la OCDE pero también teje un relato y solemniza que sí pensó en dimitir y convocar elecciones, pero decidió continuar. Y promete a los socios que cumplirá sus compromisos
El presidente reconoció que había considerado la posibilidad de dimitir y convocar elecciones anticipadas. "Me pareció hasta incluso la solución más sencilla para mí y para mi familia, pero después de reflexionar y de escuchar a mucha gente, comprendí que tirar la toalla no es nunca una opción", recalcó. Decidió continuar. Su forma de asumir responsabilidades es "pedir perdón" y proponer un paquete de medidas "ambicioso, realista, honesto" diseñado conjuntamente con la OCDE, el organismo que hará una evaluación y seguimiento del despliegue del plan a los 12 y los 24 meses. Entre las medidas, la creación de una Agencia de Integridad Pública independiente —una exigencia de Sumar—, el refuerzo de los controles a los partidos, el aumento de las multas a las empresas corruptoras, la introducción de aplicaciones de IA en la Plataforma de Contratación del Sector Público o la imposición de sistemas de listas negras para impedir que compañías condenadas puedan seguir beneficiándose de contratos con la Administración.
El Plan estatal de lucha contra la corrupción, compuesto por un total de 15 medidas articuladas en cinco ejes, está ya en la web de la Moncloa. Algunas pueden ser impulsadas directamente por Consejo de Ministros y otras necesitarán de tramitación parlamentaria. El Ejecutivo calcula que el paquete puede quedar aprobado en un año, aunque todo dependerá de los apoyos parlamentarios. Todavía no hay concreciones ni letra pequeña, pero Sánchez sobre todo quería vender "determinación" a sus socios. Se mostró comprensivo con ellos, por la "presión" que están sufriendo, pero les prometió que estaría "a la altura", que satisfaría sus "expectativas de regeneración y de lucha contra la corrupción" y, muy importante, que cumpliría los "compromisos" contraídos con ellos. Porque discretamente, por ejemplo, se avanza en el aterrizaje de la financiación singular catalana con ERC o con la oficialidad del catalán en la UE con Junts.
"La prórroga no dura toda la legislatura"
Los socios respondieron mejor de lo que esperaba la Moncloa. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, que se había mostrado muy exigente los días previos, admitió que una decena de las propuestas de su grupo, Sumar, habían sido recogidas por el presidente. Le llamó "honrado", le apremió acelerar la agenda social, y enhebró un encendido y vibrante discurso con el que volvía a apretar las filas en la coalición. Díaz había abandonado la bancada azul del Gobierno para sentarse con su grupo de Sumar y desde su escaño rompió a llorar en el arranque del pleno cuando Sánchez le dio el pésame por la pérdida de su padre, el histórico sindicalista Suso Díaz, fallecido el martes por la noche en A Coruña.
Los aliados lanzan reproches a Sánchez pero no abandonan el barco. Le dan oxígeno. Rufián le avisa de que si el caso escala tendrá que haber elecciones. La más dura, Maribel Vaquero, del PNV: la confianza de su partido en él "va camino de la UCI"
Los aliados de investidura sí dejaron constancia de sus reproches, pero no abandonaron a Sánchez. Le dieron oxígeno. Claro. Y ese era el objetivo para el Gobierno. Visualizar que su mayoría sigue, aunque frágil, en pie. Gabriel Rufián, el portavoz de ERC, quiso primero defender a su homólogo socialista, Patxi López, de los ataques de Santiago Abascal, líder de Vox, para después señalar que si el caso Cerdán escala su grupo forzará elecciones: "Si esto se queda en tres listos, usted se tiene que quedar", pero si no es así, "vamos a obligar a que la gente decida". "Estaba usted en la prórroga y la prórroga no dura toda la legislatura", lanzó por su parte Míriam Nogueras, de Junts. Mertxe Aizpurua (EH Bildu) avisó de que no quiere "hundir" al Ejecutivo, pero sí reclamó "contundencia con todos, caiga quien caiga". El socio más duro fue el PNV: su confianza hacia el presidente "va camino de la UCI". Sánchez, aseguró la portavoz, Maribel Vaquero, puede que no vaya como en la fábula, como el rey desnudo, pero sí "con una hoja de parra". Para Ione Belarra, líder de Podemos, las medidas son puramente "cosméticas".
Ningún socio se bajó del tren. Así las cosas, el choque más duro lo tuvo con Alberto Núñez Feijóo, sobre todo en la réplica. "Ha tenido usted el cuajo de compararse conmigo —le espetó el líder del PP—. Oiga, ¿pero con quién está viviendo usted? ¿Pero de qué prostíbulos ha vivido usted? Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución y ahora quiere usted ilegalizar su biografía". El jefe de los populares fue un paso más allá en sus ataques a Sánchez y a su familia: le estaba acusando de haberse beneficiado del negocio de saunas gays que regentaba su suegro, Sabiniano Gómez, que falleció el año pasado. Identificando, por cierto, las saunas gays con la prostitución.
Feijóo irrita al PSOE al sacar a relucir las saunas gays que regentaba el suegro de Sánchez, ya fallecido: "¿Pero de qué prostíbulos ha vivido usted? Partícipe a título lucrativo del abominable negocio de la prostitución". Su ataque, el mayor contra la familia del líder socialista, llega a enfadar incluso al PNV
El presidente optó por no contestar a Feijóo pero sí lo hizo la portavoz del PNV. De hecho, Vaquero utilizó su último turno no para responder a Sánchez, sino para cargar contra el líder del PP, tanto por mentar al padre de Begoña Gómez —"Ha demostrado hoy una educación política impropia de una persona que aspira a ser el presidente del Gobierno, haciendo referencia a familiares. Esa es una línea roja en política que nunca se puede traspasar"—, como por haberle advertido de que, con su apoyo al PSOE, los nacionalistas vascos se quedarán "sin principios y sin votantes". "¿Piensa de verdad que el PP va a llegar a gobernar desacreditando al adversario y tratando de confundir a la opinión pública con bulos y con mentiras?", le preguntó de vuelta la diputada jeltzale. La estrategia de Feijóo solo consiguió cohesionar al bloque de investidura.
El primer pleno, el monográfico sobre corrupción, concluyó en apenas cuatro horas y media, y el segundo, el que se centraba en las cumbres de la OTAN en La Haya, de los Veintisiete en Bruselas y de la ONU en Sevilla, se ventiló, tras un receso de unos 60 minutos, en menos tiempo aún. A las seis de la tarde el debate se había liquidado. Y Gobierno y Grupo Socialista lucían la victoria. Sánchez había superado el trance, salía vivo y, sobre todo, había ganado tiempo. "¿Cómo se puede entrar en el Congreso por la mañana con todo a favor y salir tan malamente?", resumía un ministro, consciente también de que el alivio puede estirarse poco, porque la incertidumbre sigue viva por los informes de la UCO que puedan aflorar o los pasos que vayan dando los jueces o los imputados. "Prueba superada", decían varios integrantes del Ejecutivo a la salida.
Lo interno siempre duele más", reconoce un ministro, comparando el pleno con el comité del PSOE del pasado sábado, en el que también concurrió el mazazo de las denuncias de mujeres a Paco Salazar por sus actitudes machistas con ellas
Los gestos de todos hablaban mucho. La expresión grave del sábado, el día del comité federal, había dado paso a la satisfacción y al ánimo subido. Lo contaba un miembro del núcleo duro de Sánchez: su rostro en Ferraz, como el de sus compañeros, era muy distinto al de este miércoles. "Lo interno siempre duele más", razonaba. Y es que entonces, el sábado, todos sentían el trauma por el golpe recibido unas horas antes: las acusaciones de varias mujeres contra Paco Salazar que le llevaron al final a renunciar a su puesto en la nueva ejecutiva y a abandonar su cargo de secretario general de Coordinación Institucional en el Gabinete del presidente.
"Como siempre, lo ha vuelto a hacer"
"Ya ves... A veces los más próximos son los más problemáticos. Lo importante es que hoy [por este miércoles] el presidente ha presentado medidas serias en gran medida acordadas con los socios, ha hecho buenas intervenciones y Feijóo ha estado bastante lamentable", afirmaba una responsable de la dirección. Otro: "El jefe estuvo muy bien, pero es que Feijóo estuvo fatal". "Pedro es de los que afronta bien los retos. Y el verdadero reto no estaba en el sábado, el reto era convencer a la gente fuera y dentro del hemiciclo en este pleno. Y, como siempre, lo ha vuelto a hacer, y Feijóo y el PP se lo tienen que hacer mirar, son una banda de torpes. Así que sí, sin duda hoy 10-0", abundaba un miembro de la cúpula parlamentaria. "Espectacular", apuntalaron en el círculo más próximo a Sánchez. Lo decía así un veterano dirigente, muy escuchado por el líder socialista: "El debate ha ido mejor de lo que cabía imaginar. Sin duda ha ido mejor que el comité federal. Noto a la militancia muy reconfortada". Conclusión, un jefe del Ejecutivo "reforzado" tras su última prueba, la más complicada de las dos que tenía que afrontar en menos de una semana.
En la Moncloa cuentan que Sánchez repuso las pilas tras el comité y que llevaba su discurso de hoy y su réplica bien preparadas, "y lo que sucedió es que Feijóo ha perdido los papeles"
En la Moncloa relataron que el presidente, en el comité federal, "sí vio y apreció" algo que, a ojos de los demás, pudo pesar menos, y era el cierre de filas interno. En palabras de un responsable de mucho peso, salió "con más fuerza, más decidido tras la reunión del sábado, y eso era imprescindible". "Se fue el domingo a descansar y el lunes ya estaba en otro estado de ánimo", seguían en la Moncloa. Y es cierto que los miembros de la cúpula del PSOE, con los que se vio el lunes, reportaron que el líder estaba en otro mood y que les puso deberes. "Su intervención este miércoles estaba muy preparada y la réplica, también. Y lo que ha sucedido es que Feijóo perdió los papeles. Siempre dijimos que contábamos con el apoyo de los socios, y se ha visto, pero es verdad que nos ha ayudado la torpeza de Feijóo", continuaron.
A los socialistas les hirió profundamente que el líder del PP citara al suegro de Sánchez. "Se ha puesto de barro hasta las cejas", denunciaba un ministro. "Es que no les quedan líneas por cruzar. Han abierto una nueva mazmorra y sacarán los demonios que puedan. Pero no vamos a caer en su trampa. Feijóo sabe que no puede decir lo dijo fuera del hemiciclo porque estaría acusando de un delito al presidente al hablar de 'partícipe a título lucrativo. Es indecente el comentario que ha hecho", deploraron en la Moncloa. En el Ejecutivo son conscientes de que el PP quiere instalar el marco de que Sánchez es "corrupto y putero", porque cree que le funcionará para movilizar a su electorado y desmotivar al votante progresista.
En el Gobierno reconocen que los socios han sido "generosos" con el presidente y no muestran preocupación por los avisos del PNV, al que entienden por su competición con Bildu y la presión del PP
Sin embargo, el pleno lanzó algunas señales de alarma para el Gobierno. Los socios mantienen su respaldo, pero también avisan de que si el caso se complica y escala, bien porque afecte a más dirigentes de Ferraz o del Ejecutivo, bien porque se descubre financiación ilegal del PSOE, ese aval decaerá. La portavoz del PNV deslizó que al presidente le cabe plantear una cuestión de confiar, dimitir y que otro candidato socialista sea investido o convocar elecciones. No tiene "ningún miedo" a los comicios, le había respondido Sánchez en el hemiciclo, pero las legislaturas, recordó, son de cuatro años y las urnas se ponen "cuando tocan". Para la Moncloa, es "normal" que el PNV, socio prioritario de la coalición, se muestre más distante. "Hay que entenderles: allí en Euskadi compiten con Bildu y encima reciben la presión por la derecha desde el PP", despacharon. No hay temor en el ala socialista a que los jeltzales abandone al presidente. Primero, porque los populares "están en una estrategia de ruptura" con los nacionalistas vascos, de máxima tensión. Y también porque quien sostiene al PNV en todas las instituciones vascas es el PSE.
"Esperábamos que los socios fueran comprensivos, pero también creíamos que iban a ser algo más duros —sancionaban en el entorno del presidente—. Pero han sido generosos, les ha parecido que lo que les hemos contado tenía valor. La mayoría de investidura, aunque compleja, funciona, mientras que la alternativa con PP y Vox es inviable. ¿Nos quería empujar el PP hacia una cuestión de confianza? Pues la hemos ganado".
El partido espera tener gasolina, aunque sabe que todo dependerá de la investigación judicial. Pero la lectura es que Sánchez ha resistido: "Pedro aún no se entregó, y eso que está rodeado", "es un tentetieso"
Sánchez logró insuflar a los suyos el ánimo que no había podido trasladarles el pasado sábado. Y ese cambio de clima era muy significativo, aunque puede ser muy efímero. Pero la lectura con la que se quedaban los mandos socialistas es que con un presidente ya más rehecho y los socios amarrados, cabe pensar hasta en los Presupuestos de 2026 y en ir superando etapas hasta agotar la legislatura. "Tenemos que seguir así", celebraron en el aparato del partido. La lectura era obvia para muchos: su líder no ha arriado la bandera, el PP hará mal en darlo por muerto antes de tiempo. "Feijóo puede que llegue al Gobierno, pero va a tener todavía que sudar un poquito. Pedro aún no se entregó, y eso que está rodeado". "Lo de Pedro es sobrehumano". "Es un tentetieso". O en palabras más optimistas aún de un ministro: "Si aguanta hasta fin de mandato, vuelve a derrotar al gallego".
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