Pedro Sánchez no se irá. No anticipará el final de la legislatura, no dimitirá al frente del Ejecutivo. La continuidad del Gobierno, dice, no dependerá ni de la suerte de los diversos casos judiciales que le acechan ni de lo que ocurra con los Presupuestos Generales del Estado que defiende que presentará y que, esta vez sí, por primera vez en este mandato, sí llevará al Congreso. El líder socialista promete que, ocurra lo que ocurra, no se marchará y aguantará el pulso hasta 2027.

Era una de las ideas fuerza de la entrevista del presidente del Gobierno este lunes en el Telediario 2. La primera en un medio de comunicación español en un año, y concedida a Televisión Española, a la tele pública y a la periodista Pepa Bueno en su regreso al mando de la segunda edición del informativo. Era obvio que, tras el anuncio de que el president de la Generalitat, Salvador Illa, se reunirá este martes con Carles Puigdemont, parte de la atención se volcaría en torno a las palabras del líder del Ejecutivo sobre los Presupuestos. Pero también en la evolución del caso Koldo / Ábalos / Cerdán, en las dos causas que afectan a su entorno más directo, la que implica a su mujer, Begoña Gómez, y a su hermano, David Sánchez, y en el procesamiento al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

Cuestiones dispares pero unidas por un hilo conductor: por sí mismas no lograrán vencerle, según insistió el presidente. Quien tiene el control de los tiempos, defendió, sigue siendo él. Para Sánchez, el futuro de la legislatura "depende" de la acción del Gobierno, no de los tribunales. "A las Cortes les voy a ofrecer ese acuerdo de nuevos Presupuestos. Si la Cámara los tumba, eso no significa que el Gobierno no vaya a seguir manteniendo su hoja de ruta y a sacar políticas que gocen de mayoría parlamentaria". Es decir, que no convocará elecciones anticipadas. Todo un mensaje de aviso para los grupos parlamentarios. Pero también para la derecha, capitaneada por el PP, que le exige urnas ya y le pide que se vaya.

Tras repasar la gestión de los incendios —un pasaje en el que recordó algunas de las reflexiones de su acto de la mañana en Madrid, de presentación de su propuesta de pacto de Estado frente a la emergencia climática—, el presidente tuvo que afrontar toda una exigente batería de preguntas sobre corrupción. Apuntó que no recibió "ninguna información objetiva" de que sus dos últimos secretarios de Organización en el PSOE, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, pudieran haber cometido supuestos delitos, siguió sin explicar por qué sacó al primero del Gobierno y del timón del partido —"hice una reestructuración muy importante" del Gabinete en 2021, "no solo salió él, salíamos de una pandemia y se notaba un desgaste de un Consejo de Ministros que se reunía varias veces por semana"— y se refugió en que tanto él como Ferraz han respondido con "contundencia" ante cualquier "atisbo" de corrupción. Y sostuvo que en el PSOE no hay financiación ilegal, no hay una corrupción sistémica.

"Si usted me pregunta si hay financiación irregular del Partido Socialista, yo le digo que no la hay. Pero en todo caso, y salvaguardando el principio de presunción de inocencia, la organización ha respondido con total contundencia. Y yo soy absolutamente incompatible con cualquier forma de corrupción". Ha sido, mantuvo, "implacable". Y frente a la respuesta del PP, presumió, los socialistas han "colaborado" con la Justicia y han anunciado la puesta de marcha de medidas de regeneración democrática y de mejora de los controles.

El presidente reiteró que sí pensó en dimitir cuando estalló el caso Cerdán, pero entendió que era prioritario preservar el proyecto político que él encarna frente a la derecha. "Mi responsabilidad no es abandonar el barco, sino tomar decisiones por duras que sean, ofrecer al país una agenda de mejora de la calidad democrática", razonó.

Una contradicción es evidente, y por ella le preguntó Bueno: ¿por qué entonces es aceptable que el fiscal general del Estado, el garante de la legalidad, siga en el cargo pese a que tendrá que sentarse en el banquillo? "Porque es inocente, porque creo en su inocencia", alegó, apoyándose en el voto particular de uno de los magistrados de la Sala de Apelación, Andrés Palomo, que advirtió de que no se podía abrir juicio oral sin prueba. Pero, ¿quién confirma que alguien es inocente? ¿Los jueces o "los próximos" ideológicamente?, le inquirió. "Los jueces. Pero me podrá dar el beneficio de confiar en el fiscal general del Estado. Yo siempre estaré con los jueces y fiscales que persigan al delincuente". Se refería a Alberto González Amador, la pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que también está procesado por fraude fiscal y falsedad documental.

La entrevista se deslizó entonces hacia las causas contra la mujer y el hermano del presidente. Sánchez aseguró entonces que "hay jueces haciendo política y políticos que tratan de hacer justicia". Que aunque la "inmensa mayoría" de jueces y fiscales hacen su trabajo y "cumplen con la ley", también cree que hay "casos palmarios" en que esto no sucede y hacen un "daño terrible" a la Justicia, haciendo pagar la "pena del telediario" a dos personas muy próximas a él por instrucciones muy concretas por el mero hecho de ser familiares suyos.

El líder socialista volvió a defender la honestidad y la inocencia de su esposa y de su hermano David, porque conoce cómo viven y "que han hecho", y mostró de nuevo su confianza en que la Justicia haga su trabajo y el tiempo ponga "las cosas en su sitio". Sí cree que corresponde al Consejo General del Poder Judicial reflexionar cómo "poder defenderse" ante procesos que para él "son muy defectuosos tanto en el fondo como en la forma". Recordó que las instrucciones judiciales que afectan a su entorno más directo proceden de "denuncias falsas" y "recortes de prensa de organizaciones ultraderechistas" que van a los juzgados para que se abran causas.

¿Dónde está el listón, la línea roja que le impediría seguir?, le preguntó Bueno. Sánchez de nuevo se situó a la defensiva: él y su partido han actuado, han tomado decisiones incluso antes de que se abra juicio, con una instrucción aún muy preliminar. "He pedido perdón, estoy dispuesto a aprender", pero no a recibir "lecciones" del PP, que "no asume responsabilidades" y que tiene "30 causas abiertas", con "más de 100 investigados".

La reunión que este martes mantendrán Illa y Puigdemont en Bruselas es una de las citas claves de la semana. Una visita a Bruselas que, para Sánchez, encaja en la política de "diálogo y convivencia" que promueve la Generalitat y que él comparte. Una decisión que, en la forma, tiene su sentido porque en la capital belga se celebra la Diada el 2 de septiembre, por lo que el president vuela hasta allí también con ese motivo, pero que es también "coherente" con la "política de normalización de diálogo y de convivencia" por la que apuesta el jefe del Govern. Y él cree "acertado" ese encuentro, porque supone "mirar hacia delante", como a su juicio hacen la sociedad catalana y la del resto de España.

En el Gobierno admiten que la reunión de Illa y el líder de los posconvergentes puede allanar el camino de los PGE, aunque no los garantice. Pero lo que hizo el presidente fue lanzar un mensaje muy claro a los grupos. A Junts y al resto: "Yo voy a presentar los Presupuestos. Y quiero ser muy claro. Son un instrumento, no un fin en sí mismo. El fin es crear empleo, reducir la desigualdad, poder vehicular y gestionar los fondos europeos. Vamos a pelear" para que las cuentas públicas salgan adelante. Pero si no logran los apoyos suficientes, "seguiremos", ha adelantado, "con los Presupuestos que tenemos".

Cuando se le recordaron sus declaraciones públicas de 2018, cuando era líder de la oposición, en las que exigía a Mariano Rajoy que convocara elecciones si no lograba aprobar unos PGE, Sánchez defendió que finalmente el entonces presidente consiguió sacar adelante las cuentas de ese año y una semana más tarde salió del poder porque le tumbó la moción de censura que él le ganó. El líder socialista señaló que él mismo adelantó las generales de 2019 cuando su proyecto de Presupuestos fue derrotado. La diferencia es que ahora, adujo, él sí cuenta con unos PGE propios que le permiten "cumplir" con sus objetivos: hacer frente a la agenda social y vehicular los fondos europeos de aquí a 2026. Anticipar los comicios, cree, sí metería al país en una "parálisis" de varios meses, perdiendo la "gran oportunidad de transformar el país". Así que él no va a "confundir" el fin con un instrumento: las vigentes cuentas públicas, las de 2023, "están funcionando", de modo que si el Congreso tumba su proyecto para 2026, él continuará al frente del Ejecutivo. No adelantará las elecciones.

En la entrevista con Bueno también estuvo presente la polarización, el "odio" que le provoca a una parte de la población. Sánchez abogó por recuperar unos "mínimos de convivencia" y de respeto en la política. Cree que hay que "desterrar" prácticas que generan crispación como la expresión que usó contra él Ayuso, con su "me gusta la fruta". Ese tipo de comentarios provoca la "barra libre para insultar al adversario político". Preguntado si él no es corresponsable de esa polarización existente en España, el presidente apuntó que esto es algo "asimétrico", porque él no insulta. "Puedo defender legítimamente mis ideas y criticar a mi adversario político", sostuvo, para pedir dejar el insulto y defender las ideas políticas "con convicción, con vehemencia, con pasión, pero, desde luego, con un mínimo de respeto".

Sobre la gestión de los incendios, el jefe del Ejecutivo aseguró que el Gobierno sí "ha hecho su trabajo", lo que ha faltado es "voluntad política" por parte de varias CCAA "para trabajar todas a una". "No funciona ni la deslealtad institucional, no funciona la precariedad de los trabajadores de las comunidades autónomas que están combatiendo contra el fuego. No funcionan los recortes, ni la privatización, ni el debilitamiento de las políticas públicas", justificó.

Que en el Gobierno entiendan que han hecho lo que tenían que hacer no significa, matizó, que se sientan "satisfechos", pero sí juzga como "un enorme error" que haya dirigentes políticos en la derecha y en las instituciones que no hagan "ninguna referencia a la emergencia climática", cuando a ella señala la ciencia. De modo que lo que se requiere, insistió, en la misma línea que en el acto de la mañana, es "un concurso más robusto de las administraciones, también de las comunidades autónomas". "Lo que tenemos que hacer entre todos es asumir nuestra responsabilidad", y articular, añadió, "un gran pacto de Estado, convertir en políticas de Estado todas las políticas vinculadas con la prevención, con la respuesta y con la reconstrucción de todas aquellas zonas afectadas por estos efectos climatológicos tan adversos que exacerba la emergencia climática".

Sánchez también confirmó que no había sido invitado a la cita en la Casa Blanca en la que participaron el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y varios líderes europeos, que dejó como mensaje la foto de todos ellos rodeando a Donald Trump, como si este les estuviera dando órdenes, aleccionándoles. Ante las críticas por la pérdida de influencia de España, el líder socialista se preguntó "qué es la influencia". Él también es partidario de mantener y cultivar la relación transatlántica, pero también de que Europa haga "valer aún más peso", que la relación se conduzca "en términos de una mayor igualdad".

La masacre en Gaza también tuvo entrada en la entrevista en TVE. El presidente reveló que había ofrecido al presidente palestino, Mahmud Abás, en su conversación del pasado sábado, que España sea la sede de la conferencia de la ONU sobre los dos Estados que iba a tener lugar en la sede de la ONU en Nueva York, en el marco de la Asamblea General, y que ha sido finalmente aplazada después de que EEUU revocara su visado para poder asistir a ella. Una decisión, la de la Administración Trump de impedir a Abás participar en la Asamblea General de la ONU, que "contraviene claramente el Derecho internacional".