Ni una mala palabra, ni un mal gesto. Donald Trump saludó sonriente y de manera cordial al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como anfitrión de la cumbre de paz de este lunes en Sharm el Sheij, en Egipto. Le estrechó la mano con su derecha, tiró de ella fuerte, como había hecho con otros líderes, mientras posaban ambos para los reporteros gráficos. Ambos intercambiaron unas pocas palabras (y sonrisas) y luego Trump palmeó con su izquierda la mano del mandatario español y este le pasó a su vez su izquierda sobre el brazo derecho. Saludo correcto, amistoso. Sin reproches. El presidente de EEUU no quería que nada le arruinara el que era quizá su mejor día en política internacional de este segundo mandato: la firma del alto el fuego entre Israel y Hamás.

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El encuentro de los dos líderes, de apenas 15 segundos, venía precedido de expectación máxima porque el jueves Trump, en la Casa Blanca, y durante un encuentro con su homólogo finlandés, Alexander Stubb, sugirió que "quizá" se debería expulsar a España de la OTAN por no querer destinar un 5% de su PIB a defensa. Después de aquellas palabras, el Gobierno aseguró que estaba plenamente tranquilo, porque España es "un miembro de pleno derecho y comprometido con la Alianza y cumple con sus objetivos de capacidad tanto como EEUU". Tras el acto de firma del acuerdo, ya en la comparecencia del republicano ante los medios, tuvo unas palabras para España que podían leerse en torno al mismo asunto, la contribución del país a la Alianza. "¿Estáis trabajando aquí sobre el PIB? —dijo sin aparente acritud—. Bueno, ya llegaremos a eso, pero estáis haciendo un trabajo fantástico".

El de este lunes era el primer saludo entre los dos mandatarios desde que arrancó el segundo mandato de Trump, porque en la cumbre de la OTAN en La Haya, en junio, coincidieron, pero no se encontraron

El encuentro de los dos mandatarios, su posado ante las cámaras, era además el primero entre ambos desde que el líder republicano accediera por segunda vez al poder, el pasado enero, porque aunque coincidieron en la cumbre de la OTAN en La Haya de junio no se produjo ningún saludo. Después, Sánchez asistió a la apertura del nuevo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, en la que Trump intervino, pero no acudió a la tradicional recepción que ofrece el mandatario estadounidense en Nueva York a todos los líderes presentes en el foro. Fue el rey Felipe VI quien encabezó la delegación española y fue él quien tuvo que asumir la representación del país en el cóctel ofrecido por Trump y por su mujer, Melania. Los dos líderes sí que hablaron el pasado noviembre, cuando el dirigente republicano venció a Kamala Harris en las elecciones presidenciales. Sánchez no ha dejado de reivindicarse como la antítesis del mandatario estadounidense, pero cuidando las formas en todo momento para no desairarlo, y siempre subrayando los lazos que unen a los dos países y la necesidad de que sigan cooperando en el marco bilateral y europeo.

El presidente de EEUU, Donald Trump, posa con los líderes internacionales en la foto de familia de la cumbre de paz para Gaza de Sharm el Sheij, Egipto, este 13 de octubre de 2025. Pedro Sánchez, el presidente español, el tercero por la izquierda. | DPA / MICHAEL KAPPELER | Michael Kappeler / DPA / Europa Press

El de este lunes era, por tanto, su primer cara a cara de esta nueva era Trump y grabado ante las cámaras. Porque el presidente norteamericano recibió uno por uno a la treintena de líderes internacionales (también el secretario general de la ONU, António Guterres) que viajaron hasta Sharm el Sheij a una cumbre rotulada como Peace 2025 (Paz 2025). Con algunos, empleó mayor efusividad, o se detuvo unos segundos más —con el presidente francés, Emmanuel Macron, o la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, la única mujer—, pero con todos Trump fue correcto y cordial. Derrochó sonrisas, se le veía exultante. Feliz. Satisfecho después de haber conseguido un hito en este segundo mandato: el fin de las bombas en la Franja y la firma de un plan de paz para Oriente Próximo cuyo cumplimiento aún es bastante incierto. Ni Israel ni Hamás volaron hasta Egipto.

Trump recibe uno por uno a todos los líderes invitados a la ceremonia de firma del acuerdo, que suscriben los países mediadores: EEUU, Egipto, Turquía y Catar. Y después comparece ante los medios. No acuden ni Israel ni Hamás

Al apretón de manos siguió la foto de familia —con Sánchez en una esquina, y en la opuesta, Meloni— y la ceremonia de firma del acuerdo, que suscribieron solo los cuatro países mediadores (EEUU, Egipto, Turquía y Catar), pero rodeados de todos los líderes invitados. El último paso de una jornada para la historia fue la comparecencia ante los medios del propio Trump, presentado por el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y arropado por todos los dirigentes internacionales. En esta última foto, Sánchez se encontraba más centrado por una cuestión de protocolo —y muy cerca de Meloni—, cada uno delante de su bandera respectiva y, como todos, aplaudió al gran protagonista del día, Trump. Sí que no le cumplimentó cuando Shehbaz Sharif, primer ministro de Pakistán, le agradeció su esfuerzo para lograr la paz con India e insistió en proponerle para el Nobel de la Paz. Trump luego citó país por país durante su intervención, mencionando en algunos casos su contribución al proceso de paz en Oriente Medio, alabando a la mayoría de los presentes.

Cuando llegó a la S de Spain, España, buscó a Sánchez con la mirada, y lo tenía justo detrás, y cuando lo encontró se dirigió directamente a él, en tono de broma: "¿España? ¿Dónde está España? ¿Estáis trabajando aquí sobre el PIB? —el presidente español le respondió con una carcajada—. Bueno, ya llegaremos a eso, pero estáis haciendo un trabajo fantástico". El líder republicano parecía deslizar de nuevo la crítica al Gobierno por no dedicar el 5% del PIB a defensa, pero alabó a la vez, como en otras ocasiones —la última el pasado jueves—, el buen desempeño de la economía española. Los gestos y las pocas palabras vistas este lunes no traslucían hostilidad de EEUU. No era el día. El republicano quería disfrutar de su objetivo conquistado.

Un retraso provocado por el mandatario estadounidense

Sánchez había sido invitado a la cumbre por los organizadores de la misma, Trump y Al Sisi. El presidente voló hasta Sharm el Seij acompañado por su ministro de Exteriores y un grupo de periodistas. A su llegada a la ciudad egipcia, fue recibido a las puertas del Centro Internacional de Convenciones por Al Sisi. Ambos se estrecharon las manos y charlaron brevemente mientras posaban para los reporteros gráficos. Después, Sánchez fue conducido, junto al resto de líderes, al interior del edificio, para aguardar allí a Trump, llegado desde Israel. La jornada, histórica, estuvo marcada por la liberación de los rehenes israelíes que seguían en cautividad por Hamás, una liberación en dos tandas.

La ceremonia se retrasó casi cuatro horas sobre el programa oficial por la demora de Trump en Israel, en cuyo Parlamento, la Knéset, intervino y en la que pidió al presidente del país, Isaac Herzog, el indulto al primer ministro, Benjamin Netanyahu, en su juicio por corrupción.

Sánchez viajó hasta la ciudad balneario de Sharm el Sheij acompañado del ministro José Manuel Albares. El jefe de la diplomacia valoró que el plan de paz para Gaza impulsado por el presidente estadounidense abre un camino de esperanza para israelíes, palestinos y todo Oriente Medio, y que la liberación de los rehenes que estabn aún en manos de Hamás, así como la entrada de ayuda humanitaria en la Franja después de meses de bloqueo debe ser motivo de celebración. Eso es lo que explica, señaló, que se desplazaran hasta la urbe egipcia tantos líderes internacionales.

España defiende que las responsabilidades por el genocidio en Gaza no se han evaporado por mucho que ahora se firme el plan de paz: "Están ahí y eso no va a variar", señala Albares

Pero lo que a juicio de España no significa el plan de paz es el olvido de las investigaciones internacionales por genocidio contra Netanyahu. "Las responsabilidades están ahí y eso no va a variar. Hay un caso ante el Tribunal Internacional de Justicia, precisamente basado en la convención para la prevención y sanción del delito de genocidio, y también hay una investigación de la Corte Penal Internacional", recordó, informa EFE. Y a ello se suma la investigación que ha abierto la Fiscalía española. No obstante, sí convino en que lo importante de este lunes es la firma del acuerdo entre Hamás e Israel y la esperanza que infunde: "Esta vez debe ser la última vez que veamos esta espiral de violencia".

Albares felicitó a los mediadores que han hecho posible la paz, y citó expresamente a EEUU, Egipto, Catar y Turquía. España desempeñó en esta cumbre un papel meramente simbólico, aunque el jefe de la diplomacia sí subrayó que ha apoyado el proceso en favor de la paz y lo seguirá haciendo. Ahora, lo relevante, incidió, es que den nuevos pasos para "consolidar" el acuerdo, hacer que el alto el fuego sea definitivo y reconstruir Gaza para ofrecer un futuro a los palestinos que viven en ella.

España desempeña un papel simbólico en la cumbre, aunque Albares subraya que el apoyo en favor de la paz, la necesidad de consolidar el acuerdo y de avanzar a la solución de los dos Estados, Israel y Palestina, en paz y seguridad

España sigue apostando, añadió, por la solución de los Estados, Israel y Palestina, que convivan en paz y seguridad. El ministro remarcó que el Gobierno también ha empujado para la liberación de los rehenes, para que se detuviera la masacra en la Franja y para que entrara la ayuda humanitaria. Algo que ahora se está cumpliendo, reivindicó. El Ejecutivo sí defiende que Hamás no puede jugar ningún papel en el futuro de Palestina, porque no cree en esa solución de dos Estados en convivencia pacífica.

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