La monarquía española cumple medio siglo desde su restauración ligada a la Transición tras el franquismo. Desde los primeros pasos de Juan Carlos I, al relevo y la consolidación de su heredero, el rey Felipe VI, han pasado cincuenta años de altibajos vinculados a la gestión de la Corona, a su relación con el resto de instituciones y especialmente a la vida privada del ahora rey emérito como por su patrimonio o sus relaciones extramatrimoniales. Ese desgaste, desde su abdicación y salida a Abu Dabi, ha hecho que su hijo prefiera mantenerle lejos pese al deseo de retorno sostenido del emérito. En esta conmemoración no estará presente don Juan Carlos. De paso por España, sí asistirá a un almuerzo privado en Zarzuela.

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Esa estrategia, de distanciamiento público de Juan Carlos I de la institución, centrándose el foco mediático en Felipe VI, doña Letizia, la princesa de Asturias, doña Leonor, y la infanta Sofía, ha permitido en los últimos años levantar la imagen de Casa Real. En este 2025, se han publicado dos encuestas que así lo estiman. Ambas en octubre. Por un lado, Opinión 360, la demoscópica de Iván Redondo, reflejó que la preferencia de la monarquía es del 52% frente a un 43,5% que optaría por la república. Hay una brecha generacional importante.

Los más jóvenes, independientemente de ideologías, tiene menos apego y afinidad con la institución, algo que se recorta conforme avanza la edad. Entre los nacidos de 1975 y 1995 hay mayores similitudes. Ganan, no obstante, los partidarios de la república (48,7% de los encuestados), dos puntos por encima de los monárquicos. En ese sondeo aprueba toda la familia Real, desde el 6,31 sobre diez de Felipe VI, al 5,7 de doña Letizia. La heredera consigue un 6,25 y su hermana un 5,91.

Destaca entre todos los consultados que el 20% de los que votarían a Vox prefieren prescindir de la monarquía. Hay cierta pulsión antisistema, anti régimen del 78, entre la ultraderecha española, también en Se Acabó la Fiesta, que ve en este rey un colaborador de Pedro Sánchez. Viene ligado a la sensación de traición que sostiene la extrema derecha nostálgica del franquismo, la que está fuera de las instituciones.

Además de la de Redondo, este año también publicó SocioMétrica para El Español una macroencuesta sobre la percepción institucional de los españoles en las que se consulta sobre la monarquía. En ella se deja constancia de la recuperación del prestigio bajo el reinado de don Felipe. Hasta el punto de considerar que en este punto su papel es mejor que el de Juan Carlos I en los 2000. Un 53,1% ve mejorada la percepción de la institución durante unos años que han acontecido el nacimiento de fuerzas antimonárquicas -y sensibilidades sociales en ese sentido- que han estado en el Gobierno, caso de Podemos, el referéndum independentista del 1-O o la pandemia del covid y la dana de Valencia.

1994: el máximo esplendor demoscópico

Aunque los formatos y la escala de valoración es plural dependiendo de los sondeos, puede hacerse una comparativa entre ese 52% que estima Redondo de valoración de la monarquía y el primer CIS que recoge información al respecto. En 1994 el centro de opinión público pregunta por primera vez por la nota que ponen al reinado de Juan Carlos I. Sale a relucir un 7,4 sobre diez, incluso entre los votantes más progresistas que podrían inclinarse por un voto al PSOE.

En ese momento se cumplen casi veinte años de reinado desde la muerte del dictador Francisco Franco y su posterior coronación. Se le percibe como pieza clave de la Transición, reforzado por el aval ciudadano en el referéndum de la Constitución -que incluía la monarquía parlamentaria como sistema-, y ello en un momento de esplendor de la democracia. Se viene de una notable apertura al mundo, con la Expo de Sevilla, la Cumbre Iberoamericana de Madrid, la Conferencia de Paz para Oriente Medio y los Juegos Olímpicos de Barcelona y hay buena sintonía con la presidencia de Felipe González.

Si extrapolamos esa nota en porcentaje, aún siguen siendo un 22% menos de valoración actual frente a 1994. Actualmente, el CIS no pregunta sobre la monarquía desde abril de 2015. El motivo esgrimido es que no hay suficiente interés o preocupación por la Corona en estos momentos. Se puede contemplar, en todo caso, una evolución desde 1994 hasta nuestros días, con una relevancia exclusiva de sondeos públicos a cargo del CIS y la entrada de encuestadoras privadas a partir de 2010 ante el interés informativo por los distintos escándalos que rodean a Juan Carlos I y a miembros de su familia.

1994-2008: empieza el desgaste

En las siguientes oleadas que hace el CIS en los noventa, puntuales, no periódicas, empieza a apreciarse un ligero desgaste. Sobre diez, desde ese 7,4 se pasa a un 7,48 (diciembre de 1995); 6,68 (noviembre de 1996); 6,67 (diciembre de 1996); 6,68 (diciembre de 1998).

¿Qué ocurre en ese periodo para que se produzca esto? Aunque en la prensa española impera una autocensura en los temas de Casa Real, empiezan a aparecer investigaciones periodísticas, especialmente desde el extranjero, que apuntan a presuntas participaciones del monarca en operaciones comerciales internacionales. Eso genera dudas y pone el foco en la falta de transparencia patrimonial. Al mismo tiempo, crecen rumores -en la prensa de Francia e Italia, mayoritariamente- sobre la vida privada de Juan Carlos, de viajes y estancias fuera de la oficialidad pagados con dinero público o costeado por empresarios.

Las relaciones con el Gobierno de José María Aznar tampoco son del todo buenas. Es más, se recorta la influencia diplomática y se hace un control más duro de Casa Real. Entre otros, no gusta el papel de intermediario durante las tensiones con Marruecos a finales de los noventa, al poner en valor su proximidad con la corona del país vecino. Esa misma prensa extranjera alimenta las sospechas de que algunas gestiones del rey podrían responder a intereses empresariales españoles.

El nuevo siglo empieza con estimaciones a la baja. Hay un punto de inflexión considerable, en todo caso, que es la crisis económica de 2008. El CIS publica desde el 2000 al 2008 solo tres encuestas. Le asigna una valoración media de 6,22 en 2003; de 5,19 en octubre de 2006; y 5,54 en noviembre de 2008. Son casi dos puntos de bajada desde 1994, un 22% menos de estimación para Juan Carlos I. A principios de los 2000 los rumores previamente comentados se magnifican. Principalmente por supuestas relaciones extramatrimoniales y por opacidad en sus cuentas e hipotético conflicto de intereses al mediar en distintos asuntos internacionales, como en potenciar la marca España en Latinoamérica.

La caída: crisis, caso Nóos y Botsuana

El descenso en las estimaciones del CIS sigue descendiendo. En noviembre de 2010 la institución es valorada con un 5,36 sobre diez. Por entonces, la crisis económica ha derivado en una crisis de la percepción social, con una importante deslegitimación de las instituciones, la política y también la monarquía. Sobre todo, por el elevado presupuesto de Casa Real en contraste con las políticas de austeridad y el cada vez menor poder adquisitivo.

Pero el primer gran impacto fue la corrupción. En 2010 el caso Nóos impacta de lleno en la familia del rey e implica al duque de Palma, marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin. La justicia empieza a investigar irregularidades en contratos públicos ligados a eventos deportivos y congresos a través del Instituto Nóos, dirigido por Urdangarin y su socio Diego Torres. La imputación del yerno del rey en diciembre de 2011 marcó un antes y un después que queda reflejado en los sondeos del CIS.

En 2011, el escándalo del Instituto Nóos hace suspender a la monarquía por primera vez. Con la imputación de la infanta Cristina y tras el accidente en Botsuana, alcanza su mínimo en 2013: 3,68 sobre 10

Tan solo dos meses antes, el organismo publica su barómetro con percepción de la monarquía. Obtiene la peor cifra del histórico hasta el momento: un 4,9. Por primera vez, suspenden. El 51% de los consultados no ve bueno o no contesta sobre el papel de Juan Carlos I. La primera llega más tarde, cuando se imputa a Cristina de Borbón al estimar que fue "colaboradora necesaria" -luego fue absuelta de responsabilidad penal directa, aunque fue sancionada civilmente-. El mismo abril de 2013, cuando sucede, el CIS estima un descenso al 3,68 sobre diez. Se generó un debate amplio sobre la impunidad de la Corona y la protección legal con la que cuenta.

Por primera vez ese acontecimiento lleva a una demoscópica privada a consultar sobre Juan Carlos I. Metroscopia, para El País, destaca un 53% de rechazo y un notable distanciamiento al respecto entre votantes del PP y del PSOE, 22 puntos. En ella queda patente una preferencia por el entonces príncipe de Asturias: aprobaba con el 61%.

Entre medias de la imputación de Urdangarin y de la infanta Cristina se produce el segundo hecho de mayor impacto, directo a la figura del rey. El monarca tiene un accidente cazando elefantes en Botsuana y tiene que ser operado de urgencia, algo que se traslada vía comunicado un 14 de abril de 2012. Este hecho, con el descontento económico de fondo, el desembolso de dinero público -el viaje y esa actividad son costosas- y la excentricidad del asunto, añadido al escándalo de Nóos aún por llegar a su máximo, perjudicaron notablemente a la institución. Estos elementos empezaron a agrietar esa autocensura nacional y a dañar la imagen de ejemplaridad del rey. Se empezó a criticar abiertamente a la Corona. No era la primera vez que participaba en este tipo de cacerías.

El CIS no publica nada al respecto. Empieza a darse ese silencio informativo que requiere de sondeos privados en el futuro. En todo caso, SigmaDos para El Mundo analizó en abril de 2012 el impacto. Concluyó en que el 70% de los españoles perdonaban al rey ese viaje, por el que luego pediría perdón. Sin valorar directamente el estado entonces de la monarquía, su reinado se valoraba "bueno o muy bueno" por siete de cada diez consultados. Ahora bien, el 52% ve afectada la imagen de la Corona, y más de la mitad no cree que las disculpas lo mejoren. También esas cifras se dan entre los que piensan que han faltado explicaciones o entre los que creen que un rey no debería aceptar regalos.

Camino hasta la abdicación

Desde abril de 2013 y junio de 2014, cuando se produce la renuncia de Juan Carlos I, se dan varias encuestas. En enero de 2014, meses antes, SigmaDos establece un suspenso para la monarquía, en un 49,9%, un 4,99 si se compara en términos del CIS. El 62% pide ya abiertamente su abdicación y en términos personales solo es apoyado por el 41,3% de los encuestados. Por entonces salen otros estudios que acreditan ese desgaste, como el Informe sobre la Democracia en España, de la Fundación Alternativas. En abril el CIS retoma la medición y asigna un 3,72 de nota, con una muy ligera recuperación. Es la última antes de su marcha.

Recuperación con Felipe VI

A partir de la abdicación el CIS deja de preguntar en abril de 2015, cuando valora con un 4,4 a la institución. Hay sondeos puntuales de otras 'casas' que permiten comprobar el estado del que goza la institución. Un año después, en junio de 2015, SigmaDos comparte su sondeo: un 61,5% de los españoles apoyan la monarquía como forma de la jefatura del Estado y el 75,1% apoya a Felipe VI. Casi la mitad consideran que la institución ha recuperado con él su prestigio. En ese periodo el nuevo rey viene definiendo su estilo, que contrasta con el de su padre, con una mayor transparencia, moderación y una comunicación más próxima a la ciudadanía. En ese momento, empieza a deteriorarse el sistema de partidos bipartidista y surgen nuevas opciones como Ciudadanos y Podemos, que cuestiona la institución.

Conforme avanzan los meses se ve una brecha entre la percepción de Felipe VI, más buena que la de la propia institución. Se aprecian grandes diferencias entre las mediciones al tratarse de demoscópicas diferentes. Por ejemplo, en abril de 2016, en plenas negociaciones para evitar una repetición de generales que no se pudo parar en junio. Entonces, SocioMétrica da un suspenso a la monarquía como institución, un 4,4 sobre diez, mientras que la labor de don Felipe aprueba con el 52,8% de las valoraciones. Sorprende que la reina emérita, doña Sofía, superase con un 50,8% el 44,3% de doña Letizia.

En enero de 2017, de nuevo SocioMétrica ofrece datos. En pleno año de reto soberanista en Cataluña, ese 4,4 pasa a ser un 6,4. Se repunta en nueve meses hasta un 20% del prestigio perdido. Escalan esas valoraciones personales: el rey sube al 7,3; doña Sofía al 7,5 y Letizia a un 6,3. No se incluye mención al emérito. Precisamente, uno de sus momentos clave se produce tras el momento más álgido del procés y con su discurso tras el referéndum ilegal y la declaración unilateral de independencia del entonces president, Carles Puigdemont. Igualmente, SocioMétrica publica dos sondeos en octubre y noviembre.

El discurso de Felipe VI tras la consulta ilegal del 1-O en Cataluña levanta a la monarquía a cifras de 1994. SocioMétrica le otorga un 7,7 sobre diez

El primero se centra en la reacción del rey al reto soberanista, que allana el camino a la activación del artículo 155 de la Constitución. Su mensaje de condena pero a la vez de respeto a la legalidad y a la convivencia lo aprueba el 61% de los españoles. Solo el 30% lo hace en Cataluña. En noviembre, generalmente, se valora de nuevo la institución. Del 6,4 se refuerza al 7,7 en once meses con esa respuesta al independentismo como trampolín.

Durante 2018 mejora su imagen pública, con notable presencia mediática. Asienta una imagen de independencia y de moderación mientras se producen hechos relevantes como la primera moción de censura al Gobierno que prospera en democracia. Hay encuestas puntuales que rebajan esa euforia. En mayo de ese año, IPSOS publica un barómetro donde refleja un rechazo a la monarquía del 37%. En noviembre, YouGov eleva ese porcentaje al 48%. Aunque la estima personal a Felipe VI sigue alta. InvyMark también la suspende con un 4,13.

En 2019, en pleno bloqueo parlamentario, con doble repetición de generales y paso a un primer Gobierno de coalición en democracia, se nota un resentimiento de esos datos, moderado. El 50,8% de los españoles se declara monárquico, según IMOP Insights. En los años siguientes se consolida ese balance de ligera superioridad de la preferencia monárquica sobre la republicana, de un 52-48% respectivamente de media. En algún sondeo de 40dB hay una mayoría de españoles que optan por abolir la inviolabilidad del rey. Durante y después de la pandemia del coronavirus apenas se valora la institución.

En los últimos años, se ha equilibrado los valores de quien prefiere república y quien quiere mantener la monarquía

Ya en 2022, IMOP apunta en junio que el rechazo a la monarquía y el deseo de cambio a una república es del 39,1%. Aprobando, por tanto, la preferencia por el régimen actual. La confianza en Felipe VI rebaja el interés por el asunto, reduciendo estos estudios. SocioMétrica vuelve a publicar en 2024, dando una preferencia por la monarquía del 58,6%.

Esa cifra y la actual de Opinión 360, del 52%, son próximas. En el último año ha influido la cercanía que demostraron los Reyes tras la tragedia de la dana, pero también la promoción de la princesa Leonor, que es percibida como un buen relevo de futuro. En estos 50 años la monarquía, en definitiva, ha pasado de ser una institución de consenso a dividir a la sociedad en dos bloques. Sin embargo, la figura de Felipe VI viene siendo mejor valorada que la propia Corona. Por ahora, se sigue queriendo marcar distancias con la etapa anterior, en aras de generar mayor fidelidad.

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