Siempre lo fue. José Luis Ábalos siempre fue, con su cuate Koldo García y después con el presunto maquinador de la trama criminal, Santos Cerdán, el gran problema para el Gobierno y para el PSOE. Siempre ha sido el gran agujero por el que en realidad puede acabar saltando la legislatura. No Begoña Gómez, no el hermano del presidente, David Sánchez, ni tan siquiera el ya condenado fiscal general del Estado, por mucho que el PP haya centrado en ellos el foco en lo que va de mandato.

Hasta ahora, el exministro de Transportes se había cuidado de señalar directamente, y a cara descubierta, a Pedro Sánchez. Con los wasaps al presidente que se filtraron —y publicó El Mundo ya parecía que emitía un mensaje, pero el de este miércoles fue más nítido. Sobre todo, por el momento elegido: apenas 24 horas antes de regresar ante el juez del Supremo que le investiga para que revise las medidas cautelares, con riesgo absoluto para él de que le envíe a prisión provisional ahora que el banquillo le queda muy cerca. Ábalos se descolgó esta vez con la afirmación de que la reunión de Sánchez con Arnaldo Otegi en 2018, previa a la moción de censura, sí se produjo, según le dijeron "fuentes presenciales". Un movimiento que desconcertó en el Ejecutivo, porque no le encontraban explicación, pero que también causó una profunda indignación: el exministro, decían, está "trastornado" con su proceso, es un "absoluto imbécil y un golfo".

Sánchez y Otegi negaron el lunes que se hubieran visto en 2018 antes de la moción de censura o aun después, y la misma versión emitió ayer la Moncloa

Fue el pasado domingo cuando El Español publicó que Sánchez y Cerdán se reunieron en secreto con Otegi entre el 24 y el 31 de mayo de 2018 para pactar la moción de censura que acabaría derribando a Mariano Rajoy en un caserío situado en el País Vasco, a unos 30 minutos del aeropuerto de Bilbao, una cita organizada teóricamente, según el periódico, por el empresario Antxon Alonso, socio de Cerdán en Servinabar, la constructora que ambos montaros para absorber las mordidas de las adjudicaciones de obra pública.

El lunes, los dos protagonistas de la noticia, Sánchez y Otegi, la desmintieron tajantemente. "Eso es mentira", apuntó el presidente desde Luanda, donde se encontraba en la cumbre UE-África. En la Moncloa agregaron que "nunca se ha visto" con el jefe de EH Bildu. "Absolutamente falso, rotundamente falso, una invención", afirmó el propio Otegi en ETB2, añadiendo que nunca había hablado con el líder socialista. "Si alguien demuestra que esa reunión se produjo, me comprometo ante el pueblo vasco a presentar mi dimisión", retó, tras emplazar a Koldo García, a quien motejó de "colaborador de la Guardia Civil", a decir "fecha, hora y caserío" de la supuesta cita. El exasesor ministerial sí aseveró que ese encuentro se produjo.

El exministro asegura que el encuentro en un caserío a 30 minutos del aeropuerto de Bilbao "existió", según le contaron "fuentes presenciales"

La noticia no había cogido más aire. Hasta este miércoles, cuando de forma inopinada Ábalos se lanzó en X: "Sobre la reunión del presidente Pedro Sánchez, Santos Cerdán y Arnaldo Otegui [sic] en 2018 en un caserío para negociar la moción de censura contra Rajoy, solo puedo decir lo que me contaron fuentes presenciales, y es que esa entrevista existió". Un mensaje (no pruebas) que escribía un día antes de la vistilla en el Supremo que estudiará si ingresa en prisión provisional, dada la cercanía del juicio por la primera parte de la causa, la relativa a la compraventa de mascarillas en el peor momento de la pandemia.

"Es falso"

El Gobierno no daba crédito. Primero, fuentes oficiales de la Moncloa negaron que esa reunión con Otegi se hubiera producido. "Es falso", insistían, en la misma línea que el lunes. Pero la gran pregunta era por qué. Por qué Ábalos se atrevía a disparar de manera directa contra Sánchez. "No estamos conjeturando nada. Se entiende que es parte de la estrategia procesal que se plantee él y ya está", intentaban desquitarse en la Moncloa.

En el Ejecutivo no creen que Ábalos busque una guerra contra el presidente porque "no es su estilo". Lo achacan a que está "preocupado, dolido" por la petición de pena. "Ha perdido el norte, pero ahora vemos que el rumbo es completamente alocado"

Fuentes del Ejecutivo al más alto nivel no creen que responda a una guerra contra el presidente, porque "no es el estilo de Ábalos". Lo atribuyen a su disconformidad, a su inquietud por una petición de pena muy alta —la Fiscalía reclama 24 años, y las acusaciones populares, 30—. "Él tiene que estar preocupado, dolido, pero nosotros no estamos preocupados por sus comentarios", sostienen. En la Moncloa estiman que el proceso está dejando muy tocado al exministro, "trastornado", aunque no le ven sembrando dudas y sospechas sobre miembros del Ejecutivo o del partido. "Ha perdido el norte hace mucho. Pero ahora vemos que el rumbo es completamente alocado", abundaba otro mando del Gabinete.

En el fondo, nadie halla una explicación congruente porque, como se ha visto con la condena al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, la influencia del Ejecutivo en el Supremo es nula, recuerdan distintos cargos consultados. Es decir, que si pretende mandar un recado al presidente para que le proteja ante los magistrados, es evidente que no conseguirá nada. "Entender a Ábalos es para mí imposible. Es un absoluto imbécil. Que fuera un golfo ya era suficiente decepción. Pero que además sea tonto lo remata", sanciona un miembro del Consejo de Ministros.

En la Moncloa y en el círculo más próximo a Sánchez niegan que esa reunión entre Sánchez y Otegi previa a la moción de censura contra Rajoy se produjera, porque de haber tenido lugar no habría problema en reconocerla. Y más tan a toro pasado. "Ni Pedro ni menos aún Otegi tienen hoy ninguna razón para negar esa reunión si hubiera existido. No es constitutiva de ningún delito, y el entendimiento con Bildu es bastante obvio. Eso no le quita ni le da ya políticamente nada al PSOE. A mí me parece una fantasmada de Koldo que, por lo que sea, ha querido corroborar Ábalos. Ellos sabrán", indica un peso pesado del círculo del presidente.

Entender a Ábalos es imposible", aseguran en el círculo de Sánchez, en el que señalan que si la cita hubiera existido se confirmaría sin problemas, porque no sería delictiva y el entendimiento con Bildu "no quita ni da ya nada al PSOE"

"Es que no podemos reconocer una reunión porque es mentira. No tengo ni idea de por qué Ábalos hace esto —responde un alto cargo monclovita—. Quizá teme la cárcel y quiere hacer todo lo posible para evitar entrar. Vamos, que solo obedece a su estrategia de defensa. ¿Tiene lógica? Pues no. Pero es que no la tiene nada: ¿qué lógica tenía que mandara a la chica con la que estaba que guardara una memoria externa en un pantalón mientras le registraban su casa de Valencia? ¿O para qué sigue siendo amigo de un tipo que le ha grabado [Koldo García]?".

En el Ejecutivo aseguran que no temen el material que pueda esgrimir Ábalos para salvarse, ni el daño que pueda hacer. Básicamente porque "el daño está hecho" desde que estalló el caso Koldo y se han ido acumulando indicios contra una presunta organización criminal que sostenían los dos exsecretarios de Organización socialistas con García. "En absoluto" inquieta lo que pueda decir el exministro en la vistilla de este jueves, subrayó este miércoles la vicepresidenta primera del Ejecutivo, María Jesús Montero.

La vicepresidenta Montero sostiene que no preocupa "en absoluto" al Gobierno y al PSOE lo que Ábalos pueda trasladar en la vistilla de este jueves, no tienen "nada que esconder"

Lo que sí le preocuparía, añadió, es que Ábalos se haya "instalado en la mentira". "Me extraña que diga esto y que vaya a tener comportamientos de este tipo", apuntó, para incidir en que el Gobierno y el PSOE no tienen "nada que esconder". Así que no habrá "ningún problema" con cualquier cosa que el extitular de Transportes pueda trasladar, siempre que lo haga "dentro de la verdad" y siendo "fiel a los hechos ocurridos". "Otra cosa es que hay personas que llegando a los juzgados se instalan en la mentira, pero no digo que sea el caso del señor Ábalos", sostuvo.

Que deje su acta

Lo que sí querría la Moncloa es que si el juez del Supremo Leopoldo Puente decide mandar a prisión al exministro, este dejara su escaño. Sería "inaudito" que lo retuviera, aducen en el entorno del presidente. Lo que está claro es que si finalmente es encarcelado provisionalmente y él no deja su acta, el Congreso le aplicará de manera automática el artículo 21.1.2º del reglamento, que estipula que los diputados quedan suspendidos en sus derechos y deberes cuando, "concedida por la Cámara la autorización objeto de un suplicatorio y firme el auto de procesamiento, se hallaren en situación de prisión preventiva y mientras dure esta".

Si el exministro entra en prisión preventiva, se activaría el artículo 21.1.2º del reglamento del Congreso, por el que se vería privado de sus derechos como diputado: perdería hasta su sueldo

La suspensión implica que Ábalos perdería el sueldo que percibe del Congreso y no podría participar en votaciones parlamentarias, ni votar de manera telemática. Si saliera de prisión provisional, recuperaría sus prerrogativas parlamentarias. Aunque el hemiciclo pasaría a tener, de facto, 349 diputados, y no 350, no está previsto que se cambie el umbral que marca la mayoría absoluta (176), porque el número legal de miembros no cambia. Tampoco afecta demasiado al Gobierno dada la ruptura de los siete diputados de Junts. "Si deja de cobrar, es posible cualquier cosa", aventura un ministro. Si Ábalos dejara su escaño, el caso pasaría del Supremo a la Audiencia Nacional. Pero si no lo hace y el alto tribunal agrava las medidas cautelares que pesan sobre él, sin llegar a mandarle a la cárcel, podría optar por una fianza. Algo comprometido también para él, dado que apenas tiene 6.000 euros en sus cuentas bancarias.

Artículo 21 del reglamento del Congreso, que se aplicaría a José Luis Ábalos si entrara en prisión provisional. | CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

La decisión que adopte el Supremo este jueves casi se producirá en paralelo a la que saldrá del Congreso: el pleno rechazará, con seguridad, la senda de estabilidad aprobada por el Consejo de Política Fiscal y Financiera y por el Consejo de Ministros la semana pasada. Y será así porque votarán no PP, Vox y Junts, a lo que se sumará la abstención de Podemos. El Ejecutivo aprobará la propuesta una segunda vez y la remitirá a la Cámara baja, que la volverá a discutir en la semana del 9 de diciembre. Habrá un segundo no, pero con él Hacienda podrá confeccionar los Presupuestos de 2026, ajustándolos a unos objetivos de déficit y deuda más generosos con el Estado. El proyecto de ley, según advirtió Montero, sería aprobado por el Gabinete y remitido al Parlamento a primeros de febrero.

Andanada contra la vicepresidenta segunda

Pero ayer miércoles el exministro Ábalos también disparó, pasadas las tres de la tarde, a Yolanda Díaz. La vicepresidenta segunda había pedido que se aplicase la ley contra los "presuntos golfos" que hicieron "tropelías muy gordas" mientras ella y su equipo se dedicaron a defender el país durante el coronavirus. "Antes de llamarme golfo, señora vicepresidenta y ministra de Trabajo, mejor sería que recordara qué papel jugó cada uno durante la pandemia de covid-19. No sé cuál fue el suyo, pero sí sé cuál fue el mío". Además de "dar la cara" como una de las cuatro autoridades delegadas, señaló en X, tuvo la responsabilidad de "controlar la movilidad del país con el fin de evitar los contagios" y garantizar el abastecimiento de una población confinada.

Ábalos pidió a la vicepresidenta segunda que respetara el principio de presunción de inocencia. "Y ya que nos ponemos tan estupendos remachó—, quizás usted nos debería aclarar si la vivienda asignada para los ministros y ministras y sus familias podía ser usada por otras personas sin derecho a ello". Fuentes del entorno de Díaz precisaron que ella vivió con su hija, Carmela, y su entonces marido en la vivienda adscrita a Trabajo hasta aproximadamente 2022, cuando se divorció. Y desde entonces, añadieron, con quien vive únicamente es con su única hija. "Es bastante absurdo darle validez a todo esto", apuntaron.

El exministro desliza que Díaz vivió en la vivienda ministerial con otras personas "sin derecho a ello". En Trabajo explican que la vicepresidenta segunda convivía en el ministerio con su marido hasta su divorcio y antes y después con su hija

Al PSOE se le ha agravado, sin embargo, otro frente judicial, el que tiene abierto la Audiencia Nacional por los pagos en metálico. Este miércoles, el juez Ismael Moreno, siguiendo las indicaciones del fiscal, pidió al partido que le entregue en diez días la relación de pagos en efectivo efectuados entre 2017 y 2024 y los documentos que los acreditan.

"Desde el PSOE aclaramos que no estamos investigados en la causa, y que nuestro compromiso con la transparencia, así como nuestra colaboración con la Justicia, es total. Aportaremos al juzgado la documentación solicitada, colaborando con la Justicia como hemos hecho hasta ahora", sostuvieron desde el cuartel general de los socialistas. "Todo el efectivo abonado por el PSOE tiene una trazabilidad cierta y legal, sin la existencia de descuadres o liquidaciones no anotadas. Las cuentas del PSOE son transparentes, legales y están fiscalizadas. Actuamos y hemos actuado con firmeza y contundencia frente a cualquier indicio de corrupción o comportamiento indebido", indicaron.

El juez de la Audiencia reclama al PSOE que entregue en diez días los pagos en metálico desde 2017 hasta 2024. El efectivo abonado por el partido tiene "una trazabilidad cierta y legal, sin la existencia de descuadres", asegura Ferraz

La Fiscalía, en el informe en el que pide a Moreno que practique esa diligencia, considera que "se han puesto de manifiesto una serie de conductas que pudieran ser calificadas" desde blanqueo de capitales pasando por un posible desfalco "cometido contra el partido, amén de otras eventuales irregularidades". A esto último se agarran el PSOE y el Ejecutivo, a la posibilidad de que en realidad Ábalos y Koldo estuvieran estafando al partido, blanqueando el dinero que ellos recibían en b a través de las liquidaciones de gastos.

Unas cuentas tampoco nada claras para la Fiscalía

El Supremo detectó, y así lo escribió en su auto en el que pasaba esta parte de la causa a la Audiencia, un descontrol del metálico que circulaba en Ferraz. El fiscal cree que "no ha quedado" explicado "de manera suficiente" quién era "la persona y cuál el procedimiento mediante el que se comprobaba, en su caso, las facturas presentadas por quienes, en su ámbito de actuación vinculada al partido, obtenían compensación en metálico de los pagos que aseguraban haber realizado en el desempeño de esas funciones".

Para el fiscal, la documentación aportada por el PSOE "no es suficientemente esclarecedora" como no quedó "suficientemente explicado" el origen de las cantidades en metálico abonadas

El Ministerio Público también señala, como hacía el Supremo, que la sola firma de Ábalos "justificaba la procedencia de la devolución del gasto sin necesidad de ninguna comprobación sustancial posterior", como tampoco se verificaba que la persona que "reclamaba la devolución de los gastos eran quien efectivamente los había hecho", ni si los pagos realizados por quien obtenía la liquidación habían sido efectuados en metálico o por banco.

En definitiva, el fiscal constata que "la documentación aportada por el PSOE no es esclarecedora", como no quedó "tampoco suficientemente explicado el origen de las cantidades en metálico" de las que el PSOE disponía en Ferraz para hacer frente a las liquidaciones de gastos que, también en efectivo, satisfacía a Ábalos y a su exasesor y a otros posibles beneficiarios. La Fiscalía también cita en su informe las declaraciones del comisionista Víctor de Aldama, que aseguró haber entregado cantidades en metálico al partido, y de la empresaria Carmen Pano, que dijo haber llevado 90.000 euros en efectivo a Ferraz.

Este jueves confluyen la vistilla de Ábalos y Koldo con el seguro rechazo del Congreso a la senda de estabilidad por la ruptura de Junts

Otra semana complicada para el Gobierno, en la que confluyen las malas noticias parlamentarias con las bombas judiciales. Este jueves acabará con el rechazo a la senda de estabilidad y, tal vez, con la entrada en prisión de otro secretario de Organización de Sánchez.