Puede sonar prosaico. Quizá simple. Pero, en el fondo, una buena parte del sentimiento que recorre ahora el PSOE se resume acudiendo al refranero:
—Cuando las barbas de tu vecino...
Invoca el dicho un veterano dirigente extremeño, que conoce bien su federación y que tiene contacto con responsables de otros puntos del país. "Se acaban las excusas y se temen las razones —describe—. El 80% del resultado que hemos tenido aquí es por el candidato, Miguel Ángel Gallardo. El 20% es por el contexto nacional. Y las federaciones se han puesto muy nerviosas".
La preocupación se percibe en varias esquinas del partido, especialmente en los territorios que pronto van a las urnas. Porque tras el desastre del pasado domingo en Extremadura —una caída a plomo de 10 escaños (de 28 a 18 diputados) y 14,18 puntos menos—, ha prendido el temor por una potencial réplica, aunque a menor escala, en las elecciones que vendrán: Aragón el 8 de febrero, Castilla y León en marzo y Andalucía, previsiblemente, en junio. Un hipotético efecto contagio que descartó desde el primer segundo Ferraz, convencida la dirección de Pedro Sánchez de que los pésimos datos no son extrapolables a las siguientes convocatorias.
En Extremadura, las urnas empeoraron las ya bajas expectativas. El descalabro fue mayúsculo, más doloroso si cabe en una comunidad fetiche para los socialistas, en las que habían vencido en todas las autonómicas desde 1983, salvo en las de 2011 —y ahora las del 21-D—, y gobernado en nueve de las 11 legislaturas, en siete de ellas con una confortable mayoría absoluta. Ya desde antes de la confirmación del anticipo de los comicios decidido por la presidenta de la Junta, María Guardiola —una arriesgada operación política que le salió mal por cuanto no pudo conquistar la mayoría absoluta ni liberarse de Vox—, en la federación había dirigentes que pedían un relevo del candidato, Miguel Ángel Gallardo, procesado en la causa que se sigue contra el hermano del presidente del Gobierno.
Pero Ferraz avaló al barón regional con el argumento de que ganó dos primarias internas consecutivas y por tanto había que respetar la voz de la militancia. La dirección, aunque ha evitado cargar públicamente contra él, sí que le endosa parte de ese descalabro. Igual que todo el partido. Y no le sostuvo. El mismo lunes, Gallardo dimitió y le reemplazó una comisión gestora nombrada la pasada Nochebuena por la cúpula de Sánchez: al frente ya se sitúa el delegado del Gobierno en Extremadura y exalcalde de Don Benito, José Luis Quintana, dirigente de la confianza del presidente.
La prueba nada menor de Aragón
En Aragón quien se examina es la secretaria regional del partido, Pilar Alegría, hasta el pasado lunes ministra de Educación y portavoz del Ejecutivo central. Las encuestas pronostican una bajada en este arranque de precampaña: desde los 23 diputados de 2023 —insuficientes para que Javier Lambán pudiera repetir por tercera vez en el Gobierno— a los 17-19. La peor marca para los socialistas de toda su historia la obtuvieron en 2015 (18 escaños y 21,43% de los votos), aunque Lambán pudo arrebatar el mando a la entonces presidenta, la popular Luisa Fernanda Rudi, gracias al empuje de Podemos (14). Un contexto completamente diferente al actual.
Dentro y fuera de la federación se observa cierta inquietud, en buena medida porque Alegría es, nítidamente, una candidata del presidente, como lo es la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cabeza de cartel en Andalucía. Se pone a prueba por primera vez, por tanto, la apuesta personal de Sánchez por lanzar en los territorios a miembros de su Gabinete. Sí hay consenso total en que Alegría es, igual que Montero, una candidata mucho "más potente" que Gallardo, sin género de duda, y ese elemento juega a su favor. Ella es vista como una dirigente claramente competitiva frente al actual presidente, el popular Jorge Azcón.
"Mi principal preocupación es movilizar y movilizar. El problema es que veo a la general, no solo desde el punto de vista del partido, con pocas ganas de votar. En general. Tenemos que movilizar y conectar, que se vean políticas que de verdad aporten y lleguen a los ciudadanos", analiza una dirigente provincial aragonesa con asiento también en Madrid que admite que los casos de presunta corrupción y acoso castigan al partido y son ya incontrolables: "Dependerá de lo que vaya ocurriendo. Iremos viendo. Pero luego los votantes progresistas somos muy de desmovilizarnos. Tenemos melancolía con los temas que nos importan".
En el conjunto del PSOE se comparte que "Aragón no pinta bien", aunque en ningún caso se espera un batacazo comparable al de Gallardo en Extremadura. El peso de las encuestas y el contexto nacional, de fuerte desgaste del Gobierno, pesan. Pero en el equipo más cercano a la candidata insisten en que será capaz de revertir la tendencia: "Nosotros salimos a ganar. Que existe una oportunidad real de quitar el nefasto Gobierno de Azcón dos años antes y ese es el objetivo. La gente tiene muy buenas sensaciones porque muchísimos votantes quieren recuperar la alegría y la ilusión".
Alegría ha compuesto unas listas que se aprobaron sin votos en contra pero no exentas de tensiones internas, porque la portavoz adjunta en las Cortes aragonesas, Leticia Soria, y otros dos diputados por Zaragoza —Sergio Ortiz, alcalde de Cariñena, y Pilimar Zamora— renunciaron a sus puestos por considerar que iban de relleno, no en lugar de salida.
La exministra sí sitúa a su lado, como dos y tres de la plancha por Zaragoza, a Darío Villagrasa —su rival en unas primarias que no llegaron ni a celebrarse— y a Teresa Ladrero, ambos dirigentes procedentes del lambanismo. Ladrero, secretaria provincial de Zaragoza, es además de la total confianza del presidente de la Diputación provincial, Juan Antonio Sánchez Quero, quien también ubica en puesto de salida (en el siete) a su hija, Beatriz Sánchez. Una jugada a varias bandas que algunos en la federación juzgan como un pacto orgánico de Alegría con todas las familias que le garantiza unidad y tranquilidad en la campaña y blindaje posterior si los resultados no acompañan. Para otros responsables, en cambio, "dividir en vez de unir, cuando sales con malas perspectivas, es una idiotez". En Huesca y Teruel, encabezan la lista sus respectivos líderes provinciales, Fernando Sabés y Rafael Guía, ambos muy próximos a la exportavoz del Gobierno.
"Es difícil extrapolar, pero no está nada fácil —apunta otra responsable más alejada de Alegría—. Aquí Pilar estrena la estrategia de Pedro de traer ministros, y eso es otro posible elemento en contra". "Ojo con el presidente Sánchez, que es resistente, resistente. Creo que en estos días [de parón por la Navidad] podremos tomar aire. Y luego dependerá del oxígeno que tengamos en lo judicial", contrapone una dirigente muy alineada con la exministra. Azcón, con 28 escaños en 2023, espera estirar algo su representación para llegar a la mayoría absoluta (34 escaños de un total de 67) con el apoyo de Aragón Existe —marca regional de Teruel Existe—, sin quedar atado a Vox. Alegría tiene más complicada a la suma: este viernes se confirmó que Podemos, Chunta e IU-Sumar concurrirán por separado. Tres opciones de izquierdas distintas a su izquierda.
Castilla y León: la desventaja de no ir a las urnas los primeros
En Castilla y León esperaban los socialistas poder ganar las autonómicas con su nuevo candidato, Carlos Martínez, alcalde de Soria (y con cuatro mayorías absolutas a sus espaldas), a la cabeza. Gobernar se antojaba como un objetivo más complicado, por la fortaleza de un Vox que podría acudir en auxilio, previo pago de peaje, del desgastado presidente regional, el popular Alfonso Fernández Mañueco. Ahora las dudas son mayores. "En Extremadura sabíamos que la tormenta era perfecta para nosotros y hemos pagado los errores en el ámbito nacional y autonómico. Queremos creer que nada tiene que ver con la realidad de Castilla y León. En nuestro caso, lo que más nos preocupa es la invisibilidad mediática nacional y el escudo también mediático que aquí tiene Mañueco, y ya si nosotros dejamos de tener escándalos...", indican fuentes próximas al barón socialista, un hombre promovido por Ferraz para relevar a Luis Tudanca, líder autonómico desde 2014 hasta el pasado enero.
En el corazón de la federación sí están convencidos de que en Castilla y León se reproducirá, como en Extremadura, el "subidón de Vox" —allí duplicó su peso, de cinco a 11 diputados—. "Debemos dejar de hablar de ellos porque no solo no dan miedo sino que provocamos reafirmación entre los suyos. Lo que aquí sí nos ayuda es que Mañueco es muy malo y el PP lleva 38 años gobernando", indican las mismas fuentes, que insisten en que necesitan que se hable en toda España de la gestión del jefe de la Junta, porque allí está "blindado".
En la dirección de Carlos Martínez se lamentan de que el ciclo electoral no se haya abierto, como se esperaba, por Castilla y León, donde las expectativas no son tan negativas para el PSOE como sí lo eran en Extremadura. "Aquí seguimos nuestro camino, no queda otra. Es evidente que no es una buena noticia que el ciclo electoral haya empezado con un palo tan grande en Extremadura. No por esperado deja de doler, máxime con una caída tan espectacular. Claro que el partido no está en su mejor momento a nivel electoral, pero tampoco está tan mal como refleja el resultado extremeño dadas las particularidades de esas elecciones nada favorables para nosotros. De las tres convocatorias por delante, yo creo que las de Castilla y León son las más complicadas para el PP, porque Mañueco es muy flojo y no se ha asentado", apuntala otro mando de la cúpula regional, que considera que la mejor estrategia es "poner a Mañueco frente al espejo" y poner en valor "a un candidato como Martínez, con mayorías absolutas desde hace 16 años". "El contexto de estas elecciones no es el mejor, pero es lo que hay, no sirve de nada lamentarse", remata. El PSOE obtuvo en febrero de 2022 un total de 28 escaños, por los 31 del PP. Martínez cree que puede situarse entre los 28 y los 34 procuradores.
"No va bien la cosa", conviene un líder provincial. "El partido está un poco anestesiado. Buenas las sensaciones no son. Aquí en Castilla y Léon partimos con un candidato mejor desde luego, así que la prueba está más en Aragón que en Extremadura". "Las cosas no pintan bien en general, aunque cada federación sea diferente", añade otro barón provincial. Los críticos con Martínez ven el escenario bastante más negro y cargan contra él por su equipo y su estrategia: "El electorado está cabreado y envalentonado. Y vamos a ir de hostia en hostia porque además los candidatos no son buenos. Pilar la jodió con su foto con Paco Salazar [el ex alto cargo de la Moncloa denunciado por acoso sexual] y ha sido ministra de Pedro. Carlos es el anticandidato y María Jesús está muy quemada en Andalucía. Los electores no van a volver. Gobernaremos Cataluña, pero a los demás nos han hecho tragar demasiados sapos. Y la gente está enfadada. La gente ha asumido que pinta feísimo y que Ferraz y la Moncloa están totalmente desconectados de la realidad".
¿Volverán los votos en las generales?
Esa reflexión sí la verbalizan más dirigentes. La interpretación de la dirección de Sánchez del desastre del 21-D era que los socialistas están "más fuertes que nunca", tal y como expresó la portavoz de la ejecutiva, Montse Mínguez. El presidente, en la reunión con su cúpula, insistió en que el problema en Extremadura fue la alta abstención —del 70,35% al 62,73%, 7,62 puntos menos—, y que eso era reversible. "Los votantes volverán en las generales", auguró. Es decir, que puede ocurrir como en 2023, que cuando los ciudadanos comprueben la fuerza de la suma PP y Vox y las consecuencias de su alianza reaccionarán volviendo a confiar en el PSOE. Un análisis que ha irritado a algunos cargos socialistas, porque consideran que es un diagnóstico equivocado y porque puede acabar llevándose por delante al partido. Mínguez, al igual que la nueva portavoz del Ejecutivo, Elma Saiz, recalcaron que los ciudadanos de comunidades con gobiernos de la derecha no perciben el impacto de sus políticas porque la coalición progresista lo mitiga gracias a sus políticas, gracias a que es "garantía" de los servicios públicos y de la protección de los derechos.
"La lectura no convence, la sensación es de huida hacia delante, que tendremos un probable batacazo en Aragón, Castilla y León y Andalucía, los alcaldes tienen miedo a pagar el pato. Pero nadie se atreve a decir nada. Cuando las cosas vayan mal en Aragón o Andalucía dirán que la gente vota presidencialismo, la institucionalidad, los gobiernos, y que la gente no tiene miedo a Vox y PP porque el Gobierno de España garantiza el Estado del bienestar y ya estaría", manifiesta enfadada una reputada primer edil. En público, quien expresó su inquietud fue el secretario general de La Rioja, Javier García: "La abstención es un drama. Hay muchas personas que están más decepcionadas con el PSOE que preocupadas por el anunciado ascenso de los ultras. Esto, además de preocupante, es la certeza de que agitar el miedo contra Vox ya no funciona —escribió en X—. Mi partido ha obtenido un enorme castigo. Resultados que no pueden analizarse, solo, en clave autonómica. Urge debate, análisis y reacción. Antes de que todo empeore mucho más".
"Hay veces en las que hay que sacrificar el poder para que no se hunda la organización. Hay que proteger al PSOE. En 2027 nos jugamos la misma existencia del partido", completan fuentes del entorno del barón riojano, en respuesta al llamamiento de Sánchez a preservar al máximo la única plataforma de poder relevante que le queda al partido, que es la Moncloa.
Montero y su empuje frente a Moreno en Andalucía
El desasosiego también recorre Andalucía. "El miedo es irremediable. Hay temor, claro que lo hay. En la lectura estamos de acuerdo, llevamos tiempo advirtiendo de la desmoralización y desmovilización del electorado de izquierdas. Todo el ruido de la derecha es para eso. Y les funciona. Así que en lo que hay que hay que trabajar y acertar es en la movilización de ese electorado. Todo lo de corrupción, demonización del Gobierno, denigración de la figura de Pedro es para eso, para desmovilizar a la izquierda", indica una baronesa provincial.
Para otro máximo responsable de una provincia, en Andalucía hace falta "un elemento motivador", porque con el rechazo a Juanma Moreno por la gestión de la sanidad y el patinazo de los cribados del cáncer de mama no ha sido suficiente. "Ahora mismo", prosigue, "hay más pesimismo en Aragón que en Castilla y León, porque en esta última podría ser que ganáramos, pero no pudiéramos gobernar, y esa victoria en votos podría ser un aliento de cara a nuestras andaluzas. Aquí necesitamos un revulsivo para que veamos la oportunidad. Si no, lo que nos queda será intentar salvar los muebles y estar algo encima de las cifras de Juan Espadas". Las encuestas publicadas continúan dando ganador a Juanma Moreno, pero con la seria posibilidad de que no repita la mayoría absoluta de 2022 —obtuvo 58 escaños, uno por encima—. Montero, siempre según los sondeos, podría deslizarse por debajo de la barrera psicológica de los 30 escaños de Espadas hace casi cuatro años, la peor marca de su historia.
"Nuestro electorado está desmovilizado por los casos de corrupción y de acoso. María Jesús es una apuesta veterana con capacidad de gestión, pero no aporta ilusión. Precisamente porque es muy conocida", deplora un máximo cargo provincial. En la cúpula regional insisten en que Montero, que fue reclamada hace un año como la única capaz de apaciguar y levantar una federación en ruinas, es "la mejor candidata". El camino es el de siempre: activar a los votantes. "Tenemos que trabajar para que los abstencionistas, que la mayoría son votantes progresistas, se animen. En Andalucía, después de ocho años de Gobierno del PP, Moreno se ha empachado de su mayoría absoluta y está destrozando la joya de la corona de nuestra comunidad, que no es otra que la sanidad pública. Espero que seamos capaces de movilizar a los andaluces", receta un responsable muy próximo a la líder del PSOE-A. El "principal temor", añade, "no es Vox", sino los votantes que se queden en casa, y Montero "tiene el liderazgo suficiente para volver a ilusionarles".
¿Es o no es extrapolable Extremadura?
Responsables del aparato de otras federaciones reconocen que "preocupación hay". Unos son más optimistas. "La agenda hoy en día es muy voluble. Mira lo de Paco Salazar. Una mala gestión del tema y... Por otro lado, lo internacional cada vez pesa más. La cosa está dificil, pero lo de Extremadura no es extrapolable", señala un secretario de Organización de un potente territorio. "Lo vemos con preocupación porque se ve que la fachosfera ha trabajado bien el terreno y además el partido ha cometido errores en Extremadura que empeoran la situación. Pero no lo vemos extrapolable, ni siquiera a Aragón —tercia otro, muy alineado con Ferraz—. El PP está medio noqueado y nosotros tenemos una candidata más creible y con el PSOE unido detrás, así que puede haber alguna sorpresa. Lo de Extremadura se veía venir, no hay un bajón extra tras los resultados. Hay más convicción de resistir. Nadie va a pedir un adelanto de generales a Pedro. Cada minuto que resistamos es un minuto que impedimos que la jauría neoliberal que viene detrás haga negocio con nuestra sanidad y educación".
En otros aparatos, sin embargo, sí detectan "desánimo". Y también "enfado por la situación y el análisis que hace Ferraz". "Varios alcaldes me han dicho a la vez eso de 'Pedro va a lo suyo y lo suyo no es lo nuestro' tras escuchar eso de 'en las generales recuperaremos esos votos' —cuentan en las alturas de una federación más crítica—. Y cada vez más está extendido que Extremadura es y será la norma. Desde 2023 hemos tenido gallegas, vascas, europeas, catalanas y extremeñas. Quitando las catalanas, en todas las demás el bloque de las derechas suma más del 55% del voto, y en Extremadura ya alcanza el 60%".
Esta última fuente concede que parte de la debacle es achacable al candidato. "Pero partíamos de un 39,9% y hemos bajado al 25,72%, y eso es una caída que ni en las peores pesadillas. Gallardo ha podido ceder los tres puntos que se han ido a Podemos-IU y un par de puntos a la abstención, pero como mucho. La estrategia de alimentar a Vox se nos ha vuelto claramente en contra. Cuando pasan del 12%, como sucede en toda Europa, ya no es un escisión solo de la derecha, ahí empiezan a llevarse votos tradicionales de la izquierda. Ahí ya no es un voto coyuntural, como sucedió con Podemos o Ciudadanos, sino un cambio de ciclo claro".
En Ferraz y en la Moncloa llaman a mantener la calma. Insisten en que el arma principal con la que cuentan los socialistas son las políticas del Gobierno, las que hay que defender, las que habrá que hacer ver a los votantes. "Que los ciudadanos echen cuentas y serán conscientes de lo que significa tener un Gobierno progresista que atiende las necesidades más elementales de las personas", subrayó el martes el titular de Transportes, Óscar Puente, tras el último Consejo de Ministros del año. En el círculo de Sánchez recalcan que las extremeñas no lo fueron, como no lo serán los comicios en Aragón, en Castilla y León o en Andalucía: no son generales y en todas esas autonómicas, por mucho que los candidatos —caso de Alegría y Montero— sean sangre de la misma sangre, "el presidente no se presenta".
Pero en algunos territorios calculan que la ansiedad interna irá a más si se van encadenando malos resultados en los próximos meses. Quizá Sánchez "podría aguantar hasta las andaluzas si hay un mal resultado en Aragón, pero poco más", apunta una alcaldesa. Una portavoz regional lo describe así: con lo que queda por delante, tal vez en el partido "se pase de inquietos a histéricos".
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